Las herederas de Virginia Woolf toman la palabra

Treinta y una mujeres que habitan y comparten aquella habitación propia cuya arquitectura dibujara para sí misma Virginia Woolf en una de sus obras más reivindicadas con el paso de los años. Por eso la habitación «propia» de la Woolf se ensancha y pasa a ser lugar de encuentro -una sala compartida, como tan bien se define en el título mismo del libro que nos ocupa- para este coro de voces femeninas que se entrecruzan, dialogan, se interpelan y nos interpelan. Ellas son inteligentes y sabias, cuando no polémicas, pero no lo es menos Martín Rodrigo , quien sabe que un entrevistador no tiene por qué ser agresivo o impertinente a las bravas. Se trata de seducir y lanzar las preguntas precisas en el momento justo. Un ejercicio medido de esgrima.

Inés Martín Rodrigo publicó su primera novela, A zules son las horas, en el año 2016. En sus páginas recreaba la vida de Sofía Casanova, la primera corresponsal de guerra en España. Una periodista olvidada y sepultada entre la gloria de otros colegas de sexo masculino que fumaban en pipa, o un buen puro, y que pisaban con sus botas embarradas los salones de la época. Sin tantos bemoles ni clarinetes, Sofía Casanova entrevistó a Trotsky en exclusiva y cubrió las dos guerras mundiales del pasado siglo.

Ya habrán deducido que una suerte de complicidad y reivindicación femenina , por la vida y obra de aquellas mujeres que se han quedado en los márgenes de la historia, destila en todo lo que emprende Inés Martín Rodrigo. Se me ocurre, así a bote pronto, que, en un juego de imaginación y justicia poética, la propia Sofía Casanova bien podría hacer la número treinta y dos de esta antología. Martín Rodrigo deja bien claro que sin las pioneras no habría presente ni futuro y por eso en los capítulos de su habitación compartida no ha establecido un orden cronológico , no ha ido de la más mayor a la más joven. Da igual que da lo mismo: todas se dan la mano. Ha seguido el ciclo contrario de la vida para demostrar que la pasión de la juventud se contraataca con la razón de la experiencia.

Inés Martín Rodrigo es periodista, escritora y mujer (el orden de factores no altera el producto) y he aquí las tres poderosas razones que sostienen este libro en el que la autora se hace preguntas, las lanza en el reto que supone toda entrevista , y busca y encuentra respuestas entre las palabras destiladas de las más veteranas (Ida Vitale, Cynthia Ozick, Edna O’Brien, Elena Poniatowska, Margaret Atwood, Anne Tyler…) o las que comparten con ella una serie de inquietudes y fuegos generacionales (Zadie Smith, Lena Dunham, Samanta Schweblin…).

El gran acierto de esta habitación compartida reside en que no sólo se lee como un libro de entrevistas que no dan puntada sin hilo sino que trasciende el género periodístico para convertirse en un certero ensayo sobre nuestro atribulado tiempo y sus más atribulados asuntos. Por sus páginas, por las conversaciones que discurren como un hilo conductor subterráneo, desfilan debates de actualidad (esos que tras la pandemia reclamarán nuestra atención reposada).

Las voces que circulan como el aire por esta habitación compartida no dudan en poner los puntos sobre las íes, por mucho que escueza, ya se hable de política como de literatura, de feminismo como de racismo, de amor como de humor , del presente como del pasado, y, por supuesto, de un futuro en el que aún se pueda conversar mucho más, largo y tendido. Como apunta Enrique Vila-Matas en el lúcido prólogo, «todo, en efecto, es nuevo aquí en este libro tan antiguo, pero sin duda pensado para leerlo en el día más nuevo».

Periodismo puro, el del día más nuevo, el que escribe Inés Martín Rodrigo en las páginas de la sección de Cultura de ABC y en ABC Cultural, y el de estas treinta y una entrevistas con grandes escritoras que hablan de nuestro tiempo y del que vendrá.