UNA MIRADA ACADÉMICA
La felicidad por la palabra
Desde su origen, hace más de 5.000 años, la palabra ha sufrido un proceso largo y complejo. Clara Janés, de la RAE, lo recorre en este artículo
Clara Janés, de la Real Academia Española
Trazos, señales, grafemas, ¿son ya escritura? ¿Eran escritura aquella mano y aquel punto prehistóricos? De serlo, es inevitable pensar en cierta semejanza con el gesto del animal que deja huella de su paso. Sin embargo, lo que llamamos palabra es algo específicamente ... humano.
Ahora bien, ¿tiene la palabra siempre el mismo papel en la comunicación? ¿Se trata de su totalidad como sentido o propicia un desglose en sílabas y letras con sus propios valores fonéticos? En poesía, y no sólo en este género, una palabra puede comportar, por decirlo así, encabalgamientos: las metáforas . Y podríamos añadir que el número es una forma de metáfora. Einstein , que veía con claridad la naturaleza como la realización de lo matemáticamente más simple, en una carta a Michele Besso de 1952, sin embargo, le escribía: «Creo que no existe ninguna experiencia de la que se pueda deducir el concepto de número». Y al recibir el Premio Nobel, afirmó: «En tanto las matemáticas se refieren a la realidad, no son exactas, y en tanto son exactas, no se refieren a la realidad».
Todo resulta movedizo, y la palabra, que va unida a una emoción o un pensamiento , no se libera de ello. Partiendo de éste último nexo, Derrida da un paso: «Creo que los conceptos viven en cuerpos lingüísticos, y por ello un acto de pensamiento ha de ser idiomático». Es decir, la palabra brota en sí y nuestra manera de emplearla, en último término, condiciona la lengua. ¿Puede esto permitirnos seguir la vía inversa? ¿Puede explicar el hecho de que los sumerios, en algunas tablillas , como las de Uruk , que son el ejemplo más antiguo de escritura, llegaran a emplear 2.000 caracteres?
Desde que se dieron estas primeras tentativas, la palabra sufrió un largo proceso. Al parecer, su origen data de hace más de 5.000 años, y se concretaba en dibujos. De ello se pasó a representar ideas abstractas mediante i deogramas o jeroglíficos , que se estilizarían hasta el cuneiforme, la cursiva egipcia o la Devanagari del sánscrito escrito. China, Japón y Corea mezclaron ideogramas y referentes fonográficos, pero las letras...
Platón , al tratar de éstas, destaca su importancia, las considera «portadoras de simientes de las que surgen otras palabras que, en otros caracteres, son canales por donde se transmite, en todo tiempo, esa semilla inmortal, que da felicidad al que la posee en el grado más alto posible para el hombre».
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