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ABC Cultural

CINE

«Moonlight»: La escuela del dolor

La ganadora del Oscar a la mejor película abre nuevos caminos en el cine afroamericano, alejándose de las cuestiones obvias y explorando a un tiempo el lenguaje, la luz, el sonido y los cuerpos

HILARIO J. RODRÍGUEZ

Una de las primeras cosas que aprendes en Estados Unidos es que el lenguaje no le pertenece a todo el mundo por igual . «Nigger» (algo así como «negrata»), por ejemplo, es una palabra que se puede oír en boca de los afroamericanos pero ... a un blanco no se le ocurriría decirla sin medir mucho el contexto o las consecuencias, porque en su boca puede recuperar el matiz despectivo del que intenta despojarla la población de color, utilizándola de manera amistosa y desdramatizando así sus referencias a la esclavitud. Todo esto tiene relación con las guerras de religión, sexo o raza , cuyo campo de batalla principal ha sido y sigue siendo el lenguaje. Las palabras expresan a menudo ideas de superioridad o propiedad que ya no son tan fáciles de sustentar, aunque todavía haya quienes las usan como si les perteneciesen, sin pensar en las posibles víctimas de sus estampidas verbales. Por eso los programas políticos suelen incluir entre sus propósitos devolver la voz a tal o cual sector de la población , sugiriendo que quizás las circunstancias sociales, la Historia con mayúscula o la economía hayan podido robar una parte significativa del lenguaje para establecer de esa manera sus muy poco sutiles mecanismos de control.

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