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Lo bueno, si breve dos veces bueno y sentencioso
El aforismo no nace en Twitter. Se remonta en Occidente a Hipócrates y, en Oriente, a Confucio, como recoge este trabajo
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Iniciar sesiónSentencia breve, doctrinal, que aspira a convertirse en regla, ya sea desde el ámbito de la ciencia o del arte, el aforismo queda definido en diversos diccionarios como ese fogonazo de pensamiento que se instala en el imaginario como signo de asombro e inteligencia, ... o sarcasmo, o ironía, o desasosiego, o juego. El aforismo como género literario, como rama, no precisamente fantástica, de la literatura. ‘Teoría del Aforismo. De Confucio a Twiter’ del profesor del Yale.NUS College de Singapur, Andrew Hui, busca establecer los parámetros teóricos de una práctica que se remonta, en Occidente a Hipócrates y en Oriente a Confucio.
También podrían entrar en el catálogo maneras un tanto heterodoxas del aforismo, como serían las surgidas a lo largo del siglo XX. El ensayo, documentado, ágil, inteligente de Hui, se queda en el siglo XIX. Es un repaso, pormenorizado, que en s u forma académica, no desdeña la alta divulgación, ni la olvida . Se agradece.
Humorismo+metáfora
De esas formas singulares de aforismo cabría incluir, por ejemplo, l as greguerías de Ramón Gómez de la Serna , esa curiosa suma de humorismo+metáfora que hizo afirmar a Borges que «Ramón inventó la greguería y se olvidó de pensar», o a un gran aforista, como fue José Bergamín recordar que «la paradoja es un paracaídas del pensamiento», o los formidables «escolios» (notas a un texto con intención de explicarlo) del colombiano Nicolás Gómez Dávila , que son algo más que una explicación.
Hui amplía la histórica nómina incorporando diversos nombres a este género breve tan habitado: proverbio, refrán, sentencia, precepto, máxima, dicho, adagio, epigrama, apotegma, y cómo advierte «los sentidos de estos términos varían a lo largo de los idiomas y las culturas». S e cruzan, se intercambian , algunos son «verdades comúnmente aceptadas», caso de los refranes que, además suelen tener un origen anónimo.
Un libro de consulta que cumple su objetivo con profundidad y conocimiento
No es así el aforismo, o el epigrama para los que el autor señala diversos grados desde la simplicidad a la oscuridad de su sentido, porque «el aforismo condensa». Lo estudia desde tres planos: filológico, filosófico y ético. Destaca la evolución que ha conocido el género y, claro, llega hasta el Twiter, desde las ‘Analectas de Confucio’. El itinerario es condenadamente atractivo, la Grecia antigua con los dichos breves de los presocráticos, los «dichos de los sabios» de la literatura sapiencial judía, las ‘sententiae’ de la Antigüedad y la Edad Media, ‘el bon mot’ del siglo XVII francés, el vaivén entre los aforismos y la filosofía alemana del siglo XVIII ( Lichtenberg : «un libro es un espejo, si se mira un mono no se refleja un sabio») y de ahí, vía directa a Nietzsche .
Permita el lector un guiño a Witggenstein («El límite de mi palabra es el límite de mi filosofía»). Si para Borges , «las filosofías no son otra cosa que una coordinación de palabras», los aforismos serían una breve «coordinación de palabras». Pero ahí está la clave, y es el principio de la teoría sugerida por Hui, por cuanto «la sintaxis del aforismo, reducida a su mínima expresión, le confiere una fuerza semántica máxima». Del menos al más.
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