La última aventura de Durand-Ruel, el hombre que 'inventó' el impresionismo
Una exposición en la Fundación Mapfre saca a la luz a los cinco artistas que el valiente y visionario marchante promocionó al final de su carrera
Por una vez el héroe no es el artista
Madrid
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Iniciar sesiónPaul Durand-Ruel (París, 1831-1922) fue el gran descubridor, valedor y marchante de los pintores impresionistas, a quienes apoyó y defendió contra viento y marea. Un movimiento que este año cumple 150 años. Su tataranieta, Claire Durand-Ruel Snollaerts, es la comisaria ... de una exposición, centrada en los últimos destellos del impresionismo, en la Fundación Mapfre. «Fue un gran visionario, tenía un ojo excepcional», advierte.
Relata la muestra la faceta más desconocida de Durand-Ruel, tras el éxito rotundo de Monet, Renoir, Degas, Pissarro, Morisot, Sisley y Cézanne. En 1874, una treintena de artistas rebeldes desafiaron al Salón oficial de París, con la primera exposición impresionista celebrada en el antiguo estudio del célebre fotógrafo Nadar, en el número 35 del Boulevard des Capucines de París e inventado, sin saberlo, el impresionismo, que abrió las puertas a las vanguardias. Pero esa revolución no hubiera sido posible sin la figura de Durand-Ruel, que los apoyó siempre. Incluso llegó a arruinarse varias veces, pero nunca desfalleció.
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Carlos Delgado Mayordomo -
Impresionismo: 150 años de la gran revolución pictórica
Natividad Pulido
En 2015, la National Gallery de Londres reunió 90 obras maestras del impresionismo para homenajear a su gran valedor, Paul Durand-Ruel, «el hombre que vendió mil Monet». «La única persona a la que debo algo es Durand-Ruel –reconocía un anciano Monet–, porque fue llamado loco y casi se arruina por nosotros; sin él todos los impresionistas nos habríamos muerto de hambre». Durand-Ruel fue el primer marchante que defendió el talento de este grupo de artistas cuando su trabajo era infravalorado. Dos años antes de morir, dijo: «Por fin han triunfado los maestros del impresionismo. Mi locura era sentido común. Y pensar que si me hubiera muerto a los 60 años, me habría ido en bancarrota y rodeado de tesoros desconocidos». Décadas después, las pinturas de los impresionistas rompían el mercado del arte.
Pero, lejos de retirarse a vivir del éxito de los impresionistas, el marchante se embarcó en una nueva aventura: apoyar a jóvenes artistas postimpresionistas por los que Durand-Ruel (presente en la muestra en un retrato realizado por Renoir en 1910, de una colección particular, el único pintado por alguno de sus artistas) apostó en los últimos años de su vida. Cinco de ellos centran esta exposición. Son: Henry Moret (1856-1913) –le aconsejó Durand-Ruel que hiciese formatos más pequeños y suavizara su paleta–, Maxime Maufra (1861-1918) –en Gran Bretaña conoció a Turner y a Constable–, Gustave Loiseau (1865-1935) –el más impresionista, fue el pintor de las riberas del Sena–, Georges d'Espagnat (1870-1950) –autodidacta– y Albert André (1869-1954) –artista polifacético, fue pintor, decorador, dibujante, ilustrador, primer biógrafo de Renoir...– Nombres que nos resultan desconocidos. Los tres primeros, que mantuvieron una gran amistad y establecieron relación con Gauguin, se muestran aún herederos del impresionismo y cercanos al estilo del círculo de Pont-Aven, en la Bretaña francesa, realizando paisajes y marinas. Los dos últimos se alejan de ellos, apostando por retratos, escenas de género y una pintura decorativa cercana a los nabis (Bonnard, Vuillard...).
En 1888 Durand-Ruel abrió galería en Nueva York (en el 12 de la calle 57 Este), la misma calle donde Peggy Guggenheim instaló su mítica Art of This Century. Su forma de trabajar resulta impensable en el galerismo actual. Obtenía en exclusiva el trabajo de los artistas, sin mediar un contrato firmado (primaba la confianza mutua), compraba en bloque toda su producción, les pagaba unos ingresos mensuales (vendiera o no sus obras), les organizaba exposiciones, les asesoraba sobre el estilo que debían tener, los visitaba en sus estudios... Así, a Maufra le compró 700 obras y le dedicó siete exposiciones. Y a Loiseau le compró 1.100 obras y celebró nueve exposiciones. Se calcula que adquirió hasta 12.000 cuadros a lo largo de toda su carrera. No le falta razón a Clémenceau cuando dijo: «¡Démosle las gracias»!.
Entre los préstamos más destacados de la exposición, los paneles decorados por D'Espagnat y André de tres puertas del apartamento parisino de Joseph Durand-Ruel, hijo del galerista, que se hallan dispersos por varias colecciones. Emulaba así a su padre, quien había encargado a Monet las puertas de su casa. No tuvo, ni de lejos, Durand-Ruel el mismo éxito con estos cinco artistas que con los impresionistas. Pero, según su tataranieta, «no fue un fracaso. A los 60 años, los defiende. Compra miles de obras sin saber si se venderán o no. Fue muy valiente. Estos artistas tuvieron menos éxito, fueron menos innovadores, pero están presentes en museos y son apreciados. No fueron para él un fracaso».
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