Muere Frank Gehry, arquitecto del Guggenheim de Bilbao, a los 96 años
Su arquitectura audaz, extravagante e irónica desencorsetó a una profesión a menudo acartonadamente pretenciosa
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Iniciar sesiónAutor de obras icónicas y extravagantes como el Museo Guggenheim de Bilbao que casi parecían esculturas, el arquitecto canadiense Frank Gehry ha fallecido este viernes a los 96 años en su casa de Santa Mónica (California) tras una breve enfermedad respiratoria, según ha informado ... el diario 'The New York Times'.
Con la muerte de Frank Gehry se continúa cerrando definitivamente una época. Fue uno de los arquitectos más talentosos de su tiempo -quizá no sea una exageración decir que fue efectivamente el más talentoso de entre sus contemporáneos-. Su arquitectura audaz, extravagante e irónica desencorsetó a una profesión a menudo acartonadamente pretenciosa. Con su osadía, Gehry infundió a la arquitectura de la segunda mitad del siglo XX de una arrogancia histriónica que la revitalizó.
En 2005 fue el protagonista del episodio 'The Seven-Beer Snitch' de The Simpsons haciendo de sí mismo y confirmando así que era un tipo capaz de burlarse de su propia obra y de cómo esta se había convertido en un cliché, un signo de inteligencia muy infrecuente en su profesión.
Fue un arquitecto obstinado, que creía firmemente en sí mismo y lo que hacía, sin necesidad de retóricas. Esa firmeza arrolladora fue la que convenció al gobierno vasco para construir el museo Guggenheim Bilbao, un edificio icónico, potente e innovador en el que Gehry supo traspasar su formación analógica y atreverse a utilizar herramientas digitales para construir un edificio que él mismo me describió simple y llanamente como «espectacular».
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Nacido en 1929, su trayectoria revela una evolución profunda que va desde un funcionalismo inicial hasta un lenguaje expresionista y fluido asociado al deconstructivismo y a la exploración material y tecnológica más avanzada. Esta transformación constante convirtió su obra en referencia mundial.
Tras trasladarse a Los Ángeles desde su natal Toronto, Gehry estudió arquitectura en la University of Southern California y posteriormente urbanismo en Harvard. Sus primeros trabajos en estudios como Victor Gruen Associates le permitieron familiarizarse con la arquitectura comercial y con los principios del urbanismo moderno, aunque pronto comenzó a cuestionar las limitaciones de esos enfoques. En los años sesenta abrió su propio estudio en Los Ángeles y produjo obras influenciadas por el modernismo californiano, caracterizadas por líneas limpias, materiales económicos y una sensibilidad localista que ya insinuaba el interés del arquitecto por la relación entre espacio, materialidad y percepción.
La Gehry House lo posicionó como una figura clave en la aparición del deconstructivismo incluso antes de que el término se popularizara
El punto de inflexión llegó con la remodelación de su casa en Santa Mónica en 1978. En ese proyecto, Gehry envolvió la vivienda existente con capas fragmentadas de metal, madera y vidrio, generando una composición deliberadamente imperfecta. La Gehry House lo posicionó como una figura clave en la aparición del deconstructivismo incluso antes de que el término se popularizara, y reveló una fascinación por el caos controlado, por la simultaneidad de volúmenes y por el uso de materiales industriales fuera de su contexto habitual. Su obra comenzó así a adquirir una dimensión crítica que cuestionaba la uniformidad del modernismo y proponía un lenguaje arquitectónico lleno de tensiones, rupturas y contrastes.
Acto escultórico
En la década de 1980, Gehry consolidó su reputación con una serie de proyectos que ampliaron su vocabulario formal y su exploración de la arquitectura como acto escultórico. Su producción en esos años incluye edificios culturales, campus educativos y viviendas, además de objetos de diseño como las sillas de cartón ondulado que se convirtieron en íconos del mobiliario contemporáneo. Estas obras muestran un creciente interés por la piel del edificio como superficie expresiva, un rasgo que más adelante definiría su estética madura.
Revitalización urbana
La irrupción definitiva de Gehry en la escena global se produjo en los años noventa, cuando incorporó herramientas digitales avanzadas como el software CATIA, proveniente de la industria aeronáutica. Gracias a estos recursos pudo diseñar y construir formas complejas hasta entonces imposibles, lo que dio paso a un periodo marcado por geometrías fluidas y envolventes curvilíneas. El Museo Guggenheim de Bilbao, inaugurado en 1997, sintetizaba este salto tecnológico y conceptual. Su estructura de titanio, sus curvas dinámicas y su integración con el contexto urbano transformaron tanto la imagen de la ciudad como la percepción del papel que un edificio emblemático puede desempeñar en la revitalización urbana. El «efecto Bilbao» convirtió este proyecto en un hito histórico y en una referencia para políticas culturales y urbanísticas en todo el mundo.
En los primeros años del siglo XXI, Gehry siguió expandiendo su lenguaje formal con obras de enorme relevancia, como el Walt Disney Concert Hall en Los Ángeles, el Centro Stata del MIT y la Fundación Louis Vuitton en París. En los últimos años, Gehry continuó desarrollando obras de gran complejidad.
la famosa peineta
Sobre los motivos de aquella famosa peineta a un periodista en 2014 me explicó: «En Estados Unidos, la cantidad de edificios que pueden llamarse 'arquitectura' es mínima. A eso me refería aquella vez que le hice una peineta a un periodista en Oviedo, cuando me preguntó mi opinión respecto a que mis edificios fueran calificados de 'llamativos'. Me jodió, y mi reacción enfurecida fue pedirle que mirara alrededor y comprobara cuántos edificios de porquería hay en pie. Yo sólo construyo algunos edificios, no cambio el mundo». Con él se va una época de excesos y él sin duda fue quien supo edificar los mejores excesos.
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