Más de 200 centros educativos de la Comunidad Valenciana han denunciado a los sindicatos las altas temperaturas que se están registrando desde el pasado miércoles en las clases, superándose los 27 grados de máxima establecidos en la normativa vigente de seguridad y salud laboral, y alcazándose los 33 en algunos casos.

Tras todas las quejas recibidas, el Sindicat de Treballadores i Treballadors de l’Ensenyament del País Valencià (STEPV-Iv) presentó ayer una denuncia ante la Inspección de Trabajo en la que insta a que se paralicen las clases en estos colegios, una petición secundada por CCOO.

El responsable de Acción Sindical de la entidad, Marc Candela, el de Salud Laboral, Benja Giménez, y el de los servicios jurídicos del sindicato, Xavier Izquierdo, recalcaron ayer que el calor se ve agravado este año por la decisión «propagandística» de la Conselleria de Educación de avanzar el inicio del curso al 3 de septiembre, lo que obliga a dar clase «bajo un sol de justicia» creando una situación «de riesgo» para 50.000 profesores y todos los estudiantes.

En su escrito, el sindicato reprocha a la Conselleria que «en multitud de centros docentes, que no disponen de los medios técnicos necesarios para poder salvar las elevadas temperaturas, las mínimas se han disparado hasta alcanzar niveles totalmente inadecuados para el ejercicio de la actividad docente y que, incluso, contraría la normativa vigente sobre al materia».

En un instituto público de Burjassot decidieron combatir esta situación con una jornada lúdica en la Piscina Municipal en lugar de impartir clase.

La consellera de Educación, María José Català, defendió que el cambio en el calendario escolar es «adecuado» y, por ello, no se plantea realizar cambios de cara al año que viene. Respecto al calor, comentó que se trata de «circunstancias excepcionales y climatológicas» que no se pueden controlar y que el consecuente adelanto de la finalización del curso también evitará las altas temperaturas del primer mes de verano.