La cara fósil 'Pink' hallada en Atapuerca revela una nueva especie humana en Europa

Entonces, se barajó la hipótesis de que los restos fueran los de un Homo antecessor, el homínido caníbal que vivió en Atapuerca hace unos 860.000 años y, hasta la fecha, el más antiguo conocido de Europa occidental. Casi tres años después, un estudio interdisciplinar firmado en la revista 'Nature' por una treintena de investigadores lo descarta definitivamente. 'Pink' pertenece a una especie humana nunca vista en Europa occidental.

«Hemos documentado una población nueva, de la que no teníamos ningún registro en el continente», asegura María Martinón, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) en Burgos. Los investigadores la han llamado provisionalmente Homo affinis erectus, porque guarda similitudes anatómicas con especímenes conocidos de Homo erectus, nuestro ancestro que llegó a Eurasia. Sin embargo, no todas sus características encajan.

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«Es como tener la foto borrosa de un pariente, alguien al que aún no podemos ponerle el nombre. Por eso, queda abierta la posibilidad de que 'Pink' pertenezca a una especie desconocida, completamente diferente», reconoce Martinón. De momento, «no tenemos datos suficientes para confirmarlo. Lo que sí podemos decir es que Europa occidental estuvo poblada por, al menos, dos especies de homínidos durante el Pleistoceno inferior», subraya la paleoantropóloga.

Una mandíbula incompleta hallada en 2007 en la Sima del Elefante, dos niveles por encima de 'Pink', fue atribuida a Homo-sp, que significa 'especie indeterminada', de alrededor de 1,2 millones de años de antigüedad. Los investigadores le pusieron ese nombre al no ser capaces de resolver si se trataba de un Homo antecessor.

«Con 'Pink' hemos dado un paso más. Descartamos que pertenezca a Homo antecessor por dos rasgos principales: por un lado, antecessor se parece mucho a nuestra especie, Homo sapiens, en la zona infraorbital, la de las mejillas. Tiene una cara plana, vertical, un poco hundida. En el caso de 'Pink', es más robusta e inclinada hacia delante« , explica Martinón. Por otro lado, »antecessor tiene una nariz proyectada, como nosotros, que podemos apoyar las gafas en el puente. Pero 'Pink' tiene la nariz hundida, como los chimpancés«.

Este rostro masivo, robusto, más simiesco y proyectado hacia delante se asemeja más al de Homo erectus, pero tiene algunas características distintas. «Si lo comparamos con los erectus de Dmanisi (Georgia), los homínidos más antiguos fuera de África (1,7 millones de años), 'Pink' es menos primitivo. La cara es más estrecha, más corta y menos proyectada por debajo de la nariz«, puntualiza la investigadora.

El cuarto pariente de la familia europea, anterior a Homo antecessor, preneandertales, neandertales y sapiens, se queda, de momento, en el limbo. Según Martinón, para saber exactamente quién es hacen falta «nuevos estudios y la búsqueda en Atapuerca y en otros lugares de Europa de más fósiles de esa antigüedad con los que poder compararlo».

El estudio en 'Nature', en el que participan paleontólogos, antropólogos, paleobotánicos, arqueólogos y geólogos, casi todos parte del equipo de Atapuerca, también esboza el contexto en el que vivió este homínido. «Los análisis de polen antiguo recuperado indican un ambiente húmedo templado, más cálido que el Burgos actual, con una vegetación de espacios abiertos, bosques y grandes masas de agua. Se han encontrado restos de hipopótamo, castor, tortuga... », explica Rosa Huguet, del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA) de Tarragona y coordinadora de las excavaciones en la Sima del Elefante. Precisamente, el fósil fue bautizado en su honor ('Pink' es rosa en inglés) y por la canción 'La cara oculta de la Luna' ('The Dark Side of the Moon') del grupo británico Pink Floyd.

Junto al fósil se desenterraron varias muestras de industria lítica muy rudimentaria de cuarzo y sílex y restos de animales con marcas de haber sido descarnados, como una costilla del tamaño de la de un ciervo. Entre las piezas hay pequeñas lascas y un canto de río tallado para fragmentar huesos y obtener el tuétano, «materias primas que proceden de las inmediaciones del yacimiento, a menos de dos kilómetros de la entrada de la cueva», señala José Pedro Rodríguez Álvarez, investigador de la Universidad Rovira i Virgili en Tarragona, lo que indica que estos homínidos eran capaces de autoabastecerse de los recursos del entorno. Además, 'Pink' tiene un surco de palillo en el segundo molar superior de su desgastada dentadura, lo que parece indicar que ya usaba palillos de dientes.

Pero el fósil ofrece, de momento, más preguntas que respuestas: ¿De dónde vino este grupo humano?¿Coexistió con Homo antecessor hasta el punto de que se cruzaron e hibridaron o, sin embargo, fue reemplazado? ¿Cuál fue su destino? «Quizás nos encontramos ante una población que ya estaba fuera de África, en el Oriente Próximo, y que llegó en pequeñas oleadas», sugiere Martinón. Pudieron llegar y extinguirse. «Europa era un territorio con mucha inestabilidad climática, no siempre fue un lugar fácil para vivir, especialmente para pequeños grupos de homínidos que empleaban tecnologías muy rudimentarias. Por eso es posible que nos haya llegado tan poco (de estos homínidos) hasta nuestros días. Somos afortunados porque Atapuerca es muy generosa atrapando evidencias incluso de periodos en los que no hay una huella muy profunda. A la sierra de Atapuerca no se les escapa nada», concluye.

No hay certeza, pero Huguet cree posible que las dos poblaciones se encontraran: «En Atapuerca tenemos una secuencia estratigráfica muy larga del Pleistoceno en la que no se aprecian cambios climáticos extremos que sugieran que las poblaciones fueran incapaces de sobrevivir. La ocupación pudo ser continua».

Para José María Bermúdez de Castro, investigador del CENIEH y codirector del Proyecto Atapuerca, estos hallazgos, unidos a otros muy antiguos como las herramientas de piedra de Korolevo, en Ucrania, de hace 1,4 millones de años, abren «una puerta enorme» en el campo de la evolución humana que puede arrojar luz sobre la dispersión de nuestros ancestros por Europa. Los investigadores confían en que en los próximos años aparezcan más restos que les ayuden a entender cómo estos homínidos llegaron hasta aquí.