Por qué parece que los psicólogos se contradicen entre sí o incluso con ellos mismos
La psicóloga Laura Moratalla explica las razones por las que algunas personas sienten que los mensajes que aportan los profesionales de la salud mental en las redes sociales son contradictorios
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Unas veces nos piden que pongamos límites, otras que nos alejemos de quien nos hace daño, otras que reforcemos la empatía y nos pongamos en el lugar del otro o incluso a veces podemos encontrar mensajes en los que nos invitan a aceptar las ... situaciones tal y como vienen… Todo ello muy argumentado y razonado. Todo parece válido, coherente y constructivo. Entonces, ¿Cómo puedo saber qué es lo mejor para mi? La clave, como explica la psicóloga Laura Moratalla (@lauramoratallapsicologia ), está en el contexto. De hecho la experta asegura que no es raro encontrar que los profesionales de la salud mental aporten respuestas en las redes sociales que resulten contradictorias (o incluso opuestas), no solo si se comparan con las de otros divulgadores, sino también comparadas con los mensajes que ellos mismos han dado en otro momento. Sin embargo, como matiza Moratalla, esto no quiere decir que no tengan claro lo que quieren decir, sino que les falta saber el contexto de la persona que está accediendo a esa información para poder ajustarse a sus necesidades. Así, lo que a una persona le puede servir para dar pasos en la resolución de sus dificultades puede perjudicar a otra o incluso puede llegar a empeorar aquello que le está sucediendo.
Esto puede verse más claro a través de estos ejemplos que aporta Moratalla: pongámonos en la situación de que una persona que muestra intransigencia frente a las opiniones o deseos de los demás lee en una publicación que lo más importante es estar bien con uno mismo y marcar límites a los demás. Esa información en sí no es negativa, pero puede hacer que esa persona intransigente pase por alto la necesidad de trabajar la empatía. Algo que, en su caso concreto, podría resultar beneficiosa para tener relaciones más saludables y de calidad, un ámbito que tal vez tenga deteriorado debido a la intransigencia citada. O incluso puede suceder al contrario, pues para una persona que sitúe sus necesidades y deseos por debajo de las de los demás un mensaje en el que se invita a ser empático puede dar lugar a que no marque límites saludables para dedicar su espacio y energía a sí misma y a los que le ofrezcan un espacio seguro en el que pueda ser tal y como es.
Por eso es importante entender, tal como sugiere la psicóloga, que la información sobre salud mental que se puede encontrar en las redes sociales es generalista y que la falta de contexto personal, de tiempo y de espacio en las publicaciones impiden profundizar en la temática de modo que sirva a todos los que accedan a esa información. «Habrá pautas que resulten útiles y podamos servirnos de ellas, pero resulta fundamental que nos conozcamos bien, que sepamos cuáles son nuestras virtudes y debilidades. De esta manera podremos reconocer y reforzar las primeras y también podremos seleccionar la información que sirva para trabajar las segundas», apunta.
El efecto del sesgo confirmatorio
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan algunas personas cuando consultan información sobre salud mental en las redes sociales es el sesgo confirmatorio, una tendencia a buscar y a favorecer la información que confirma nuestras propias creencias y que nos impulsa a seleccionar los datos que refuerzan que nos mantengamos tal y como estamos, evitando gastar energía en cambios que impliquen esfuerzo. Y este atajo de nuestro cerebro para ahorrar la energía que supone tener en cuenta todos los puntos de vista, lejos de beneficiarnos, en realidad nos perjudica pues es una forma de ver la vida que no nos deja avanzar de forma positiva.
Por tanto la fórmula para extraer lo mejor de los mensajes que comparten los psicólogos en las redes sociales es guiarse por el propio autoconocimiento y situarse en en «quizá se adapte a mis necesidades o quizá no». Para ello la experta propone someter a prueba esa pautas para identificar si nos pueden ayudar a cambiar o a mejorar aquello que nos está sucediendo y analizar los efectos a través de un registro diario.
En definitiva, como concluye Laura Moratalla, lo que vemos, escuchamos y leemos en redes en ningún caso puede sustituir a una terapia, puesto que solo de la mano de un profesional se podrá tener en cuenta contexto, evolución, aprendizajes, experiencias, etc., y también solo a su lado se podrán ajustar a nuestras necesidades las pautas y las herramientas que nos aporte.
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