Cómo puede ayudar la práctica de deporte a las personas con anorexia o bulimia

Las personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) no siempre se favorecen de la práctica deportiva a pesar de que los estudios han demostrado que tiene efectos positivos: disminuye la exigencia hacia el ejercicio físico, reduce la búsqueda de pérdida de peso y conductas compensatorias, mejora la satisfacción en imagen corporal y favorece el aumento de peso respecto de la masa muscular, entre otras.

Nos encontramos entonces ante un caso en el que, como explica la psicóloga especializada en TCA de Instituto Centta, Adriana Esteban, el deporte «estará contraindicado dependiendo de diferentes factores que se deben de tener en cuenta en el proceso de recuperación de cada persona».

El primer paso que se tiene que dar, entonces, es preguntar para qué incluir el deporte o no en el tratamiento . «Incluirlo con el objetivo de aumentar de peso ganando masa muscular, como regulador emocional a través de deportes de fuerza o como estímulo de sociabilización a través de deportes en equipo son algunas de las formas en las que se puede adaptar la actividad física para complementar e, incluso, potenciar el ritmo de mejoría de algunos pacientes», explica la especialista.

Más allá de determinar si tiene sentido incluir el deporte o no en la rutina, argumenta Adriana Esteban que el primer indicador que permite plantearse incluirlo en el proceso psicoterapéutico es la condición física. « El cuerpo debe estar preparado para sostener niveles altos de actividad diferentes al estado habitual, lo que implica no sólo presentar normopeso, sino también unos valores biológicos normalizados de masa muscular, masa ósea e hidratación, entre otros», indica la profesional.

Además, se deben tener en cuenta factores psicológicos. En primer lugar, la psicóloga explica que se debe «evaluar la relación que ha establecido el individuo con la actividad física a lo largo su vida». Puede aparecer el debate de si la práctica excesiva de ejercicio es causa o consecuencia de algunos TCA . «En la mayoría de los trastornos relacionados con la alimentación el deporte adquiere especial relevancia, ya que éste se utiliza como medio para gastar calorías con el objetivo de bajar de peso» comenta. Por ello, en general los profesionales plantean la inclusión del ejercicio físico en fases avanzadas del proceso de recuperación de cada individuo.

Adriana Esteban pone como ejemplo que las personas obsesionadas por su cuerpo y figura, con necesidad de realizar ejercicio físico intenso, no deben incluir el deporte en su rutina. «La autoexigencia, rigidez y perfeccionismo que acompaña a estas personas favorecerá que la obsesión por el cuerpo y la figura se desplace hacia una obsesión por el deporte que muy probablemente lleve a hacer un uso compulsivo e indebido del mismo», asegura. Pero, por otro lado, explica que en personas cuya insatisfacción corporal no es elevada y con niveles altos de autoestima, «puede ser adecuado el ejercicio físico en el proceso de recuperación del TCA».

La recomendación general, entonces, es ir incluyendo el deporte de manera paulatina y siempre adaptado al contexto de vida y salud de cada uno, siempre pautado por un profesional. «Tomar una mala decisión en este sentido puede provocar un deterioro grave de los pacientes y terminar obstaculizando no sólo el proceso de recuperación sino el vínculo terapéutico, fundamental para sostener los cambios», concluye Adriana Esteban.