La receta del helado casero que sabe a phoskitos que nació en TikTok

Lo primero que se hace es el bizcocho. Para ello se mezcla el huevo con la leche y con la harina de avena. En otro recipiente se montan las claras a punto de nieve y se añade una cucharadita de edulcorante. A continuación se incorporan poco a poco las claras a la mezcla de harina de avena, huevo y leche con movimientos envolventes para mantener el volumen.

Se entiende la mezcla en una bandeja de horno (sobre papel de horno o silicona para hornear). Cuanto más fina quede la masa, mejor, ya que es preferible conseguir un bizcocho fino. También resultará útil aprovechar la bandeja para hacer el bizcocho lo más rectangular posible.

Se precalienta el horno a 180 grados con calor arriba y abajo y se hornea la masa durante unos 10 minutos. Se saca el bizcocho y se enrolla en caliente con la ayuda de un trapo limpio. Se deja enfriar de esta forma para evitar que se rompa al rellenar.

Para preparar la crema blanca del relleno se monta la nata (que previamente habremos metido en el congelador durante unos minutos) junto con el queso, la leche en polvo, la esencia de vainilla y el endulzante.

Una vez que se han enfriado la masa se desenrolla el bizcocho, se extiende el relleno y se vuelve a enrollar con cuidado para que no se salga la crema. Se envuelve en papel transparente y se deja un rato en la nevera para que resulte más fácil cortar la masa con la forma de los bollitos. Una vez refrigerados se sacan a la nevera y se corta con la forma de los bollitos usando un cuchillo muy afilado para que la masa no se aplaste. Con otro cuchillo se hace un pequeño agujero desde un lateral hasta el centro de bollo para hacer el hueco en el que se introducirá el palo del helado. Se congela durante unas dos horas.

La cobertura del bollo helado se prepara con chocolate negro, con 85% de cacao. Para ello se funde al baño María o en el microondas con golpes de 30 segundos y removiendo. Para que endurezca más rápido recuerda añadir una cucharada de aceite de coco. A continuación se sumergen los bollos congelados y se deja que endurezcan con el frío. Se puede consumir así directamente o reservar en el congelador. En este último caso es aconsejable sacarlos un rato antes de consumir para que se ablande el relleno y resulte más cremoso.