Qué pasa si tomo verduras congeladas todos los días
Aportan las mismas (o incluso más) propiedades nutricionales que las frescas, conservan su sabor y su textura al cocinarlas y están libres de aditivos y conservantes. Además son asequibles y contribuyen a reducir el desperdicio alimentario
El alimento que es un tesoro antioxidante, según el nutricionista Pablo Ojeda
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Iniciar sesiónConvertir el congelador en una despensa saludable es el mejor recurso para hacer frente a la excusa de la falta de tiempo para cocinar o para ir a la compra. Planificar los menús semanales optando por la compra de verduras, carnes o pescados congelados ... o incluso comprar en el supermercado una buena cantidad de alimentos frescos para después organizarlos en el congelador en función de los platos que se vayan a preparar a lo largo de la semana (o incluso durante el fin de semana, si nos sumamos a la práctica del 'batch cooking') es una ayuda para comer sano, pero además permite ahorrar dinero, tiempo y evitar el desperdicio alimentario.
Para sacar el máximo partido a los alimentos congelados debemos proteger la cadena de frío porque solo así podrán conservar todas sus propiedades. Según aconsejan en la Plataforma del Congelado lo ideal es utilizar bolsas isotérmicas para transportar los congelados de la tienda a casa, tener en cuenta las fechas de caducidad marcadas en los envoltorios y recordar que productos no pueden volver a congelarse una vez que se hayan descongelado.
Pero además para que este método de conservación afecte lo menos posible a las características organolépticas de las preparaciones (sabores, aromas, texturas) debemos atender especialmente al proceso de descongelación.
Con respecto a las verduras los expertos de la ASEVEC (Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados), que acaban de celebrar su 40 aniversario, aseguran que aún persisten algunas ideas equivocadas sobre su calidad y su conservación.
Por eso aclaran, por un lado que las verduras ultracongeladas tienen las mismas (o incluso aportan más) propiedades nutricionales que las frescas, conservan su sabor y su textura al cocinarlas y que están libres de aditivos y conservantes. Y, por otro lado, también aclaran que es una fórmula asequible que además contribuye a reducir el desperdicio alimentario porque no es necesario consumir todo una vez que hemos abierto la bolsa del producto pues se puede consumir una parte y conservar el resto en el congelador para tomarlo en otra ocasión.
10 razones para consumir verduras congeladas
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1. Frescas. Gracias a la ultracongelación se mantiene el alimento fresco a través del tiempo. Se ultracongelan tras su recolección en el momento óptimo de maduración.
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2. Sanas y nutritivas. Som igual de nutritivas que las frescas, conservando todas sus propiedades organolépticas y nutricionales.
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3. Disponibles. De temporada todo el año. Se recolectan en campaña, pero pueden consumirse en cualquier momento del año.
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4. Perdurables. Manteniendo la cadena de frío, estos productos tienen una larga vida útil.
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5. Seguras. Se someten a numerosos y exigentes controles durante el proceso de ultracongelación, que evita la proliferación de patógenos, la degradación de los alimentos y el deterioro causado por los microorganismos.
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6. Cómodas. Suponen un ahorro de tiempo son fáciles de preparar ya que vienen lavadas, cortadas y listas para cocinar.
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7. Naturales. Del campo a la mesa. Estos alimentos no contienen ni conservantes ni aditivos.
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8. Se recolectan en las épocas de mayor oferta o abundancia por lo que su precio es más competitivo y estable.
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9. Sostenibles. Su proceso productivo favorece el ahorro energético y el máximo respeto al medio ambiente.
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10. Desperdicio reducido. El producto está libre de mermas, listo para consumir. Además se puede usar la cantidad deseada y el resto se mantiene en el congelador.
Otro recurso práctico puede ser comprar las verduras precocidas al vapor y congeladas, pues eso permite disfrutar de ellas con un mínimo golpe de sartén, de microondas o echándolas en un guiso o potaje directamente.
Entre sus beneficios, igual que ocurre con las frescas, destaca un gran aporte de agua, fibra, vitaminas (destacando las de grupo B) y distintos minerales como calcio, hierro y potasio.
De hecho, según indican en ASEVEC, la principal diferencia entre las verduras congeladas y las frescas es la ultracongelación a la que son sometidas.
Sin embargo, sobre el consumo de verduras ultracongeladas aseguran en la ASEVEC (Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados) que aún persisten muchos falsos mitos, a los que dan respuesta de este modo:
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Melissa González
Verdades y mentiras sobre las verduras congeladas
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Es verdad que...
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Las verduras ultracongeladas conservan las mismas (o más) propiedades nutricionales que las verduras frescas
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Están libres de conservantes y aditivos y el frío es su método de conservación
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Puedes consumir una parte de las verduras y conservar el resto en el congelador para tomarlo en otra ocasión
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Conservan su sabor y textura al cocinarlas. Si no se descongelan es más aconsejable prepararlas al vapor o cocidas. También se pueden saltear con un poco de aceite
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La fecha de caducidad debe ir incluida en el embalaje y su tiempo medio de conservación es de 24 meses
Es falso que...
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Las verduras congeladas no sean tan sanas como las frescas
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Incluyan una gran cantidad de conservantes y aditivos
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Favorezca el desperdicio porque hay que consumir toda la bolsa de verduras a la vez
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Es necesario descongelar la verdura para cocinarla
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La verdura congelada no caduque
Cómo congelar correctamente los productos frescos
Las verduras son alimentos ricos en agua por lo que, para evitar que se puedan crear cristales de hielo durante la congelación resultará útil realizar un escaldado previo, durante dos minutos. Después de ese tiempo se cortan y se congelan.
A la hora de cocinar las verduras, si no se van a descongelar previamente, es más aconsejable prepararlas al vapor o cocidas, aunque también se pueden saltear con un poco de aceite.
En el caso de las frutas se deben lavar bien, secar, pelar, quitar los corazones y las semillas, cortarlas en trozos y congelar en recipientes o bolsas que incluyan un cierre hermético. Algunas frutas como el plátano, los frutos rojos y el mango toleran mejor este proceso y los resultados son mejores.
Con respecto a la congelación de carnes y pescados frescos se aconseja guardarlos en raciones individuales pues de esta manera no nos veremos obligados a descongelar todo el lote aunque solo queramos una ración o un par de raciones. En el caso concreto del pescado es aconsejable guardarlo para congelar una vez que estén limpios de vísceras y sin espinas. En cuanto a la carne lo ideal es eliminar las grasas antes de congelarlas porque pueden enranciar el producto.
Los alimentos que no se debe congelar
Aunque es posible congelar casi cualquier alimento lo cierto es que en el caso de algunos productos el resultado final no suele ser satisfactorio. Estas son algunas claves que pueden resultar útiles:
- Los huevos no deben congelarse con cáscara pues se romperán al aumentar su volumen.
- Lo que sí se puede hacer es congelar con las claras y las yemas separadas en distintos recipientes o bien congelar una vez batidos.
- Alimentos como el tomate, la lechuga o el pepino perderán parte de su textura y no resultarán agradables cuando los consumas.
- En cuanto a los alimentos ricos en grasas como el queso es probable que adquieran un sabor rancio y que se rompan en pedazos cuando los intentemos cortar una vez descongelados.
- El contenido en almidón de la patata hace que cambien su textura con el congelado y pierdan consistencia. Y lo mismo sucede con las pastas y los arroces que, a pesar de poder congelarse, pierden su textura y no resultan después igual de agradables al paladar.
- En cuanto a las salsas que incluyan mayonesa o nata es probable que se corten tras la congelación.
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