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Nutrición

Albaricoque

Los albaricoques más dulces y jugosos se pueden encontrar desde finales de la primavera hasta finales del verano, es decir, entre mayo y septiembre, y la tonalidad rosada que adquiere la piel indica un exceso de dulzor en la fruta

Albaricoque. Adobe Stock

ABC Bienestar

El albaricoque es una drupa casi redonda y con un surco, por lo común amarillenta-encarnada, a veces con tiras rojas, aterciopelada, de sabor agradable, y con hueso liso de almendra generalmente amarga. Su carne, jugosa y de sabor dulce, presenta una consistencia harinosa cuando el albaricoque está muy maduro.

Fue denominado originariamente Prunus armeniaca porque los romanos lo introdujeron en Europa desde el lejano oriente vía Armenia. Es originario de las zonas templadas de Asia, Corea del Norte o Manchuria; aunque las primeras referencias sobre su cultivo se remontan al año 3.000 a.C. en China. Actualmente se produce en países como Turquía, Suiza, Grecia, España, Francia, Estados Unidos, Sudáfrica y Nueva Zelanda. España es un importante productor, siendo la cuenca mediterránea donde se inició su cultivo.

Valores nutricionales (Por 100 g de porción comestible

  • Fósforo 40 mg
  • Potasio 550 mg
  • Magnesio 71 mg
  • Vitamina C 20 mg
  • Sodio 147 mg

Las variedades de albaricoque son, normalmente, resultado de injertos. Se diferencian entre sí por su tamaño, forma y aroma, así como por su procedencia. Las más conocidas en España son: Bulida, Canino, Nancy, Pavito, Maniquí, Currot, Galta roja, Ginesta y Mitger.

No pelar el albaricoque

Los albaricoques más dulces y jugosos se pueden encontrar desde finales de la primavera hasta finales del verano, es decir, entre mayo y septiembre. La tonalidad rosada que adquiere la piel indica un exceso de dulzor en la fruta. Casi la totalidad del albaricoque puede comerse: 92 gramos por cada 100 gramos de producto fresco, y habría que desechar el hueso. Mientras que unos optan por comerse la piel de esta fruta , otros en cambio tienden a pelarla. Nazaret Pereira, fundadora de Nutrición Pereira dice que «a nivel nutricional todas las pieles de las frutas y las verduras son recomendables consumir por su alto contenido en nutrientes. Hay que destacar que en la piel se acumula gran parte de fibras, vitaminas, minerales y antioxidantes. Todos estos nutrientes son muy beneficiosos para la salud ya que previenen o mejoran muchas enfermedades como el cáncer, estreñimiento, obesidad, diabetes y colesterol, entre otros».

Aunque según el Reglamento 1924/2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos no se pueda destacar ningún nutriente como «fuente» o «alto contenido», si se puede resaltar un aporte de potasio y vitamina C, que contribuye al total de la dieta. β-carotenos y quercetina. Comparado con otras frutas, su aporte energético es bastante bajo, dada su elevada cantidad de agua y modesto aporte de hidratos de carbono.

Es una fruta rica en β-carotenos. El β-caroteno se transforma en vitamina A en nuestro organismo, conforme éste lo necesita. En cuanto a su contenido en micronutrientes podemos comentar que posee cantidades apreciables de potasio y vitamina C. El albaricoque presenta en su composición ácidos orgánicos como el ácido málico y el cítrico, aunque hay que destacar que la maduración hace que disminuya la cantidad de estos ácidos. También contiene pequeñas cantidades de flavonoides, entre los que se encuentra la quercetina (flavona).

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