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LOS TESOROS OCULTOS DE MADRID

Palacio de Borghetto, la casa del poder

Este elegante palacete de 1913, que fue Embajada de Japón, es ahora sede de la Delegación del Gobierno, por donde pasa todo lo que ocurre en Madrid

SARA MEDIALDEA

Desde su sobrio exterior a su elegante contenido, el Palacio de Borghetto es uno de esos pequeños secretos que esconde Madrid. Nació como residencia de una familia noble , la del primer marqués, Felipe Morenés y García-Alesson ; más tarde fue Embajada de Japón —lo que dejó una huella imborrable en su decoración— y, finalmente, terminó siendo la primera sede de la Diputación Provincial, germen de la futura Comunidad Autónoma.

Situado junto la calle de Miguel Ángel, 25, sus salones fueron objeto de fiestas y celebraciones sociales. Como ejemplo, ABC reflejaba el 28 de octubre de 1928 en sus páginas la boda de la hija de los marqueses en la capilla del palacio, seguida de un almuerzo en su salón.

De la fiesta a la crisis

Pero esa fue solo una faceta de su ajetreada vida, porque también ha albergado gabinetes de crisis ante eventos de seguridad de importancia nacional. El palacio dejó de ser residencia noble para acoger la Embajada de Japón hasta 1953 , y después fue adquirido por la Diputación Provincial de Madrid, convirtiéndose en la sede de este organismo, precursor de la Comunidad Autónoma madrileña. En 1986, se convirtió en sede de la Delegación del Gobierno en Madrid.

Y, desde entonces, por sus salones y estancias pasan todos los asuntos que tienen que ver con la región: los de seguridad, las manifestaciones y concentraciones , cualquier tema de orden público y los que tengan origen o destino en alguno de los distintos ministerios estatales. Un auténtico centro de poder en un envoltorio de espléndida elegancia.

Antiguo escudo

El Palacio de Borghetto fue construido por el arquitecto Ignacio de Aldama en el año 1913 , siguiendo la corriente entonces muy de moda en Francia de los «luises».

En la entrada de carruajes y frente a la escalera que da acceso al edificio, aún puede verse el antiguo escudo de la Diputación Provincial, que contiene una amalgama de símbolos de Madrid:desde el Oso y el Madroño , a la parrilla de San Lorenzo de El Escorial, el castillo con tres torres que simboliza a Alcalá de Henares o un acueducto por Navalcarnero.

Numerosas pinturas, procedentes en su mayoría del Reina Sofía —aunque alguna depende del Museo del Prado—, decoran sus paredes. Firmadas, en su mayoría, por pintores españoles de finales del siglo XIX y principios del XX, como Francisco Javier Amerigo y Aparici, Manuel Benedito Vives, Ricardo Canals, Jesús Molina García de Arias, Victoriano Pardo Galindo, Francisco Casariego Terrero, Moreno Galván, Nicolás Martínez Ortiz de Zárate o José María Bermejo Sobera.

La actual Delegación del Gobierno posee una rica colección de relojes ingleses y franceses , distribuidos por las distintas estancias: relojes galos de sobremesa, de mármol negro de Bruselas o ingleses de caja de marquetería.

De su época como Embajada de Japón queda huella más que palpable en el despacho principal, que ahora ocupa la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. Un despacho bien iluminado, tapizado con sedas en tonos beis y con unas maravillosas puertas decoradas con relieves de temática oriental , que recrean la atmósfera de los edificios nobles del Imperio del Crisantemo. En el techo, rematan las esquinas relieves con pavos reales y un vistoso artesonado dorado sobre fondo rojo.

La sala de tapices , tantas veces utilizada como gabinete de crisis cuando la ocasión lo requiere, adorna sus paredes con obras de la Real Fábrica con motivos goyescos. Y, justo al lado, una de las estancias con más personalidad del palacio: la sala rosa o sala de Ana Tutor, bautizada así en honor a la que fuera delegada del Gobierno en los 80 . Una estancia donde ese color es el tono dominante en paredes, tapizados e incluso alfombras.

Antigua capilla

El salón principal, con un precioso y complicado artesonado de madera en el techo y columnas de mármol , se remata con una coqueta terraza, hasta ahora muy poco utilizada, pero a la que la actual inquilina del Palacio de Borghetto confía en encontrarle pronto una función.

Por una amplia escalera se llega a la primera planta, donde aún permanece la antigua capilla, con sus altas puertas de madera. La sala fue desacralizada años atrás y ahora se utiliza como lugar de reunión . Pero sólo hace falta entrar para captar el ambiente, que aún conserva, y su distribución, con elevación para el altar, flanqueada por dos ventanales con una cristalera afiligranada y una puerta interior que aún conserva la decoración.

En el hall distribuidor de la primera planta, se exponen unas primorosas orlas confeccionadas a mano con la caligrafía de antaño , en las que queda relación de quienes han ocupado el edificio desde que es sede oficial: los gobernadores civiles, delegados del Gobierno, subgobernadores, subdelegados y secretarios generales, con sus correspondientes fechas de nombramiento y cese.

Se fraguó la Comunidad

Junto a ellas, la entrada al antiguo salón de plenos de la Diputación Provincial, en que tantos asuntos relacionados con la villa de Madrid se trataron a lo largo de los años. Seguramente entre sus paredes se habló, más de una vez, del futuro de ese Madrid que caminaba hacia su transformación en una Comunidad autónoma independiente de Castilla y León y de Castilla-La Mancha.

La Delegación del Gobierno en Madrid ocupa otros edificios anexos a este Palacio de Borghetto, mucho más modernos e infinitamente más insípidos desde el punto de vista de su valor arquitectónico .

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