Vladimir Pletser, responsable científico de los vuelos parabólicos de la ESA
«Un astronauta que viajara a Marte no tendría fuerza para aterrizar»
Este veterano entrenado en la NASA ha experimentado la microgravedad en 5.600 ocasiones, lo que equivale a dar más de veinte órbitas a la Tierra
El belga Vladimir Pletser está tan acostumbrado a la microgravedad que no toma la medicación recomendada contra el mareo antes de comenzar a flotar. Estar cabeza abajo ya no le afecta. Responsable científico de los vuelos parabólicos de la Agencia Espacial Europea (ESA), en los que lleva en su haber la increíble cifra de 5.600 parábolas , lo que supone más de 31 horas en microgravedad y equivale a haber dado más de veinte órbitas a la Tierra en la estación espacial internacional (ISS) . Fue seleccionado como astronauta por su país y entrenado en la NASA, y ha experimentado el aislamiento en el Ártico canadiense y en el desierto de Utah.
-¿Por qué es importante hacer estos experimentos en ingravidez?
-La falta de gravedad hace que algunos fenómenos científicos se comporten de forma distinta. Es muy práctico en estudios sobre fisiología, biología, física de fluidos, ciencia de los materiales, astrofísica...
-En la historia de los vuelos parabólicos, ¿hay algún experimento que le asombrara especialmente?
-Hay muchos, pero uno que después fue publicado en Nature, hace unos doce años, encabeza mi "top". Estudiaba cómo caminaría un ser humano en Marte. Para eso, hicimos parábolas marcianas y emulamos su gravedad, que es 0,38 veces la de la Tierra. Personas de diferente estatura y peso caminaron por una plataforma y se pudo comprobar que el mecanismo de caminar en Marte es distinto.
-¿Cómo afecta la microgravedad al cuerpo humano?
-Normalmente, cuando estás de pie, la gravedad tira del cuerpo de forma diferente, la presión es un factor 2 para las piernas, un factor uno para el tronco y dos tercios para la cabeza. En microgravedad, es todo igual. El corazón va más lento y después de varias horas empiezas a perder un montón de líquido. Es lo que observamos en los astronautas.
-¿Y qué más ocurre?
-Tras muchas semanas en microgravedad, el esqueleto se descalcifica y la masa muscular se reduce. Esto es muy interesante porque es similar a la osteoporosis que sufren especialmente las mujeres mayores. Un astronauta que pasa seis meses en gravedad cero sufre la misma descalcificación que una persona en 55 ó 60 años de vida. Por eso, practican ejercicio diario durante dos horas y toman calcio adicional, pero éste no se fija al cuerpo, se elimina, y todavía no entendemos por qué...
-¿Los efectos son para siempre?
-No. En tierra se recuperan rápidamente manteniendo sus sesiones de, como mínimo, dos horas de deporte diario. Pero si no lo hicieran, tendrían lesiones y fragilidad en los huesos a largo plazo.
- ¿Qué le ocurriría a un astronauta que viajara a Marte?
-Si vamos a Marte y este problema aún no está resuelto, no estaremos lo suficientemente fuertes para aterrizar. Por eso, este tipo de investigaciones en microgravedad no solo sirven para ayudar a curar enfermedades en la Tierra, sino también para encontrar soluciones de futuro a los vuelos espaciales.
-Pero el cuerpo se acostumbra a todo. ¿Flotar sin gravedad es rutina para usted?
-No, en absoluto. Lo he hecho miles de veces, pero siempre es excitante.
-Tendrá un montón de anécdotas....
-¡La primera parábola es tan especial y fantástica que nunca se olvida! La mía fue hace veinte años y estaba tan asombrado que olvidé apretar el botón del experimento del que estaba encargado. En otra ocasión, un científico pasó varios días trabajando para preparar un experimento. Todo estaba perfecto, miles de cables meticulosamente dispuestos... pero durante la parábola el experimento comenzó a flotar. ¡Se le había olvidado atar la estructura que servía de mesa al suelo del avión!
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