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«Estuve casi cinco años en la cárcel por no pagar una factura de hotel de 4.000 euros»

Thomas es un «ejemplo de la desproporción de las penas» en España, según denuncia la Red de Organizaciones Sociales del Entorno Penitenciario

Thomas fue condenado por un delito de estafa económica continuada Ernesto Agudo

L. DANIELE

España tiene la segunda tasa de encarcelamiento más alta de Europa pese a estar en el podio de los países más seguros y con menos índice de delitos (44,7 por cada 1.000 habitantes). Un reciente estudio de la Red de Organizaciones Sociales del Entorno Penitenciario (Rosep) achaca este elevada población carcelaria a que la duración de las penas han ido en aumento.

Thomas ha vivido en primera persona esta situación. Fue condenado por un delito de estafa económica continuada después de pasar con unos amigos por varios hoteles sin pagar la factura. «Cumplí cuatro años y nueve meses de condena en cuatro cárceles españolas por no pagar una factura de 4.000 euros », comentó Thomas, cuyo caso se arregló a través de un acuerdo extrajudicial a propuesta de su abogado de oficio.

«No tenía dinero para pagar un abogado y nos dieron uno de oficio. Él nos propuso firmar un acuerdo porque el fiscal nos pedía siete años y medio de cárcel. Yo creo que el abogado no quería trabajar», comenta este joven extranjero, quien después de haber salido de prisión tiene dificultades para poder reinsertarse en la sociedad.

Thomas destaca el esfuerzo de los trabajadores sociales por ayudar a los presos a reincorporarse en el mercado laboral pero lamenta que este proceso «no esté bien organizado dentro del sistema penitenciario». «Después de salir no tienes muchas oportunidades», comenta.

Para Rosep, el caso de Thomas es un «ejemplo de la desproporción de las penas» , pues «el coste para la sociedad de sus casi cinco años de cárcel es mucho más elevado que los 4.000 euros que adeudaba». Por ello, esta Red de Organizaciones Sociales del Entorno Penitenciario sostiene que la solución pasa por ampliar el abanico de penas alternativas disponibles y establecer mecanismo que potencien su concesión.

«Si me rompen la ventanilla del coche y me arrancan la radio es una faena, pero prefiero que ese chaval esté un tiempo trabajando para mi comunidad de vecinos a que pase 15 años en la cárcel», comentó Jorge Ollero, coordinador del Área Jurídica de la Federación Andaluza Enlace.

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