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El apartamento papal al que renuncia (por ahora) el Papa Francisco

Cuenta con una habitación, un despacho, un comedor, un salón, el despacho de su secretario, la cocina y una capilla privada

El apartamento papal al que renuncia (por ahora) el Papa Francisco rome reports

l.d./j.m-B

El Papa ha roto con una tradición de 110 años al anunciar que seguirá residiendo por el momento en Casa Santa Marta y no en el apartamento papal, aunque lo utilizará para encuentros oficiales. Desde que Pío X se negara en 1903 a abandonar la humilde habitación que le habían asignado durante el Cónclave, en la tercera planta del Palacio Apostólico, todos los pontífices habían utilizado estas estancias que ocupan una pequeña parte del edificio. El resto está ocupado por museos o se emplea para la administración de los asuntos oficiales de la Iglesia.

El Palacio Apostólico no se construyó pensando en que podía ser la residencia oficial del Papa, ya que su «domicilio en Roma» estaba en el Palacio del Quirinal. Así fue hasta 1871, cuando el Rey Víctor Manuel II decidió confiscar a la Santa Sede este edificio obligando al Papa Pío IX, conocido como Pío Nono, a mudarse al Palacio Apostólico.

El Cortile di San Dámaso, un patio rectangular con grandes vidrieras da acceso a la residencia del Santo Padre y es la entrada que utilizan los jefes de Estado y las visitas cuando son recibidos en audiencia privada por el Pontífice.

De las mil habitaciones con las que cuenta el Palacio Apostólico solo 200 sirven como apartamentos residenciales para el Papa, el secretario de Estado, algunos funcionarios y colaboradores más cercanos. Comparado con las colosales dimensiones del edificio, el apartamento papal es relativamente pequeño. Cuenta con su habitación, un despacho privado, un baño, una sala de enfermería, un gimnasio, un salón, una cocina y una sala de espera. En la misma planta está el despacho de su secretario personal y una capilla privada. La ventana del despacho sobre la Plaza de San Pedro es sobre la que se asomaban los pontífices anteriores todos los domingos para el rezo del Ángelus.

La biblioteca, donde Su Santidad recibe en audiencia a los jefes de Estado y a las personalidades de diferentes ámbitos de la vida social, cultural, económica y política, está una planta más abajo que el apartamento papal. Esta amplia sala está iluminada por tres ventanas y a lo largo de sus cuatro paredes se extienden las vitrinas de la biblioteca. Francisco recorrió hace unos días estas estancias en compañía del secretario personal de Benedicto XVI y prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gaenswein.

La decisión del Papa de utilizar esta residencia solo para los encuentros oficiales no es definitiva, según señaló ayer el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, que la calificó como un «experimento» aunque apuntó que «no hay previsiones a largo plazo sobre cuánto durará». Francisco, añadió, «quiere vivir una vida normal».

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