La nao Victoria de Elcano que dio la vuelta al mundo era una carraca artesanal cantábrica

El ingeniero naval Fancisco Fernández González , que ya realizó el impresionante modelo científico de la fragata Mercedes , dirige un equipo que investiga este misterio y se dispone a comenzar la construcción de un modelo científico de la Victoria . La investigación previa ha llevado al equipo a concluir que no era una nao, sino una carraca, embarcación construida en astilleros de ribera del Cantábrico. A diferencia de la Santa María, de Colón, su popa era redonda. Y así se verá dentro de un año en la exposición que prepara el Museo Naval para conmemorar el viaje de Magallanes y Elcano.

«El casco de nuestro modelo, que estará abierto para poder apreciar cómo se estibaba la carga -nos comenta-, medirá aproximadamente 1,2 metros porque aplicaremos como medida el codo de ribera, que tenía 33 dedos. La escala será 1/24. Así cada milímetro equivaldrá a una pulgada de ribera: fácil», sonríe el experto. La Victoria «es una carraca vasca o cantábrica y era la cuarta en tamaño de la Armada que partió al mando de Magallanes en 1519».

Entonces, ¿por qué se conoce como nao? La respuesta es que a todo barco pequeño se le llama carabela o nao en muchos documentos, con independencia de su denominación técnica, que sí conocían los marinos. Esa es la propuesta, basada en los documentos y la experiencia del grupo de especialistas que dirige Francisco Fernández, en el que destacan Luis Fariña y tres modelistas, José Antonio Álvarez Manzanares, Baldomero Bellón y Fernando Sagras, además de dos asesores «supermodelistas» vascos, Jesús María Perona y Jesús María Lizárraga.

Actualmente están comprando la madera que se utilizará para tallar a mano cada una de las piezas del modelo: roble para la estructura, haya para ciertos elementos (tal vez la quilla) y pino para la llamada «obra muerta», la parte que estaba fuera del agua. También para las «170 pipas» de carga que se estibarán en el interior de las bodegas, tal y como debieron ir en la original . Siguiendo los documentos y las memorias que se conservan del viaje, se piensa que la quilla tendría 13 metros, 25 codos.

Una dificultad añadida es que entonces en este tipo de astilleros no se construye con plano, sino pieza a pieza , con la sabiduría gremial acumulada. «Nosotros haremos un plano a mano para el modelo y los cálculos en ordenador» ¿Cálculos? «Queremos comprobar, además de la carga, la estabilidad y la velocidad marcada en el diario de navegación durante el viaje. De hecho habrá otro modelo para comprobar sobre el agua todo esto en el Canal del Pardo».

Más detalles: «Tenía tres palos y el trinquete [el de proa] no llevaba cofa porque está caído hacia proa . Y las velas eran cuadradas la mayor y la del trinquete, y latina la del palo de mesana [el de popa]». Quinientos años después, sabremos gracias a los últimos avances de la ingeniería naval cómo fue posible la primera vuelta al mundo en una nave artesanal .