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La Real Academia de la Historia abre las puertas del Ministerio del Tiempo

Carmen Iglesias avanza cómo será el Diccionario Biográfico, que reúne 45.000 biografías de nuestro pasado común desde el siglo VII a. de C. hasta el XX

Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia Guillermo Navarro
Jesús García Calero

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En el país del pasado hay gobernantes, emperadores romanos, guerreros, caciques indios, conquistadores, navegantes , escribanos y soldados; comerciantes y curas; mujeres audaces y viajeros; héroes, artistas, perdedores, nobles, náufragos, asesinos, carceleros, poetas, obispos, doctores, maestros, exiliados... Y desde el próximo día 3 de mayo , el país del pasado, la España que hemos sido a lo largo de muchos siglos, nos tendrá a nosotros, los españoles de hoy, como viajeros. No es el «Ministerio del Tiempo», sino algo más real: La Real Academia de la Historia (RAH), que con la colaboración de la Fundación Bancaria «La Caixa» y Telefónica, pondrán a disposición de todos el Diccionario Biográfico que reúne vidas y peripecias de 45.000 españoles de todas las épocas.

No es una lista de figurones, ni una guía de teléfonos perdida, sino el retrato de una sociedad en marcha durante 2.500 años, desde figuras del siglo VII antes de Cristo hasta personas que vivieron en el siglo XX. Todas ellas con los datos actualizados, 22 criterios de búsqueda cruzados, y no se limita a la Península sino que recoge personas de todos los territorios de la Monarquía Hispánica : América, Filipinas, Italia, Flandes...

El gran secreto es cómo ha sido posible que funcione como Facebook, con buscadores que permiten, como explica Carmen Iglesias, directora de la RAH, «adentrarse en lo desconocido, relacionar cada personaje con otros de la época o con elementos comunes . Por ejemplo, a mí me ha emocionado buscar cuántos españoles han perecido en los océanos, el Pacífico, el Atlántico, en el Cabo de hornos, en el Estrecho de Magallanes, Molucas... es asombroso el precio que pagamos por la exploración y el imperio».

La obra es tan importante que será presentada en un acto, presidido por los Reyes, que tendrá lugar el día 3 en el Palacio del Pardo , santo de Don Felipe, y contará con Cayetana Guillén Cuervo como maestra de ceremonias. A partir de ese momento estará accesible, se verá la plataforma por primera vez y podrán hacerse las primeras búsquedas. Carmen Iglesias agradece «la alta tecnología que han puesto las entidades colaboradoras a nuestra disposición y muy en especial el apoyo de los Reyes. Solo así se ha hecho posible la plataforma gratuita que servirá tanto a investigadores como docentes, ciudadanos curiosos, escolares, periodistas... para todos ».

Han colaborado 5.500 historiadores . Cada biografía está actualizada, encabezada con los datos básicos, seguidos del texto biográfico más o menos largo y la bibliografía selecta recomendada. «No es una simple suma de biografías, es un entramado muy rico que nos coloca en el top internacional. Solo el diccionario de Oxford es comparable» , dice con orgullo Iglesias, que comenta que ya están casi listas otras 20.000 biografías que se subirán a la plataforma tal vez el año que viene . «Es una obra viva, en movimiento y actualización constante, hemos dado trabajo a los académicos para 300 años».

Polémica superada

Cuando se publicó la primera versión de papel del Diccionario Biográfico, algunas entradas indignaron a investigadores, como la de Franco, que no decía que había sido «dictador» . ¿Hay en esta nueva versión lecciones aprendidas?

-Primero, es una obra de nueva planta. Además, la historia es acumulativa. Hemos puesto al día la última historiografía sobre cualquier personaje, incluido alguno que tuvo polémica. No voy a reducirlo al caso de Franco, sino añadir ejemplos como el de Emilio La Parra, que ha publicado un Fernando VII magnífico , que es ya un clásico. Hemos retirado la biografía que había y le hemos pedido que hiciera una totalmente al día. Esa es la línea de actuación que hemos marcado en el Consejo Editorial.

-¿Y qué ha pasado con Franco?

-La polémica era más por la omisión de su condición de dictador. Está muy claro que lo fue. Acaba como empezó, firmando penas de muerte y separando vencedores y vencidos hasta el último momento. Pero no fue siempre totalitario. Después de la Guerra Mundial, la desaparición de Hitler y Musolini le deja sin aliados. A partir de 1959, con el Plan de Estabilización surge el desarrollismo y cambia la sociedad.

-La primera la firmó Luis Suárez. ¿Quién ha hecho la biografía esta vez?

-Juan Pablo Fusi.

-¿Qué impacto tuvo el franquismo en la visión de la propia historia?

-Muy negativo. Los colegios enseñaban a identificar a los pobres Reyes Católicos, que fueron de una sabiduría política asombrosa, con el franquismo y su propaganda. El péndulo antifranquista tendió a lo contrario. A devaluar esa historia. Tiramos el agua sucia con el niño dentro. Ha hecho mucho daño. Yo pensé que en los años ochenta que estaba superado, por la Transición. Pero de repente vemos que ha fallado la educación en la democracia. No se ha enseñado a ser ciudadanos cívicos.

-¿Por qué la educación de la historia es muy importante para eso?

-Es básica, y han fraccionado los conocimientos. Hubo una época que pensé que la diferencia para bien de España con Hispanoamérica es que aquí se habían creado más instituciones. Pero sin conocer la historia no se aprende a valorarlas. El siglo XIX es constitucional, continuamente, con acomodos a las situaciones diferentes, incluso con los bandazos. Pero hubo que acomodar las estructuras provinciales y locales al nuevo modelo de Estado. Hemos tardado más de un siglo en poderlo hacer.

-¿El diccionario no creará una versión oficial de la historia?

-No, no es obra normativa, sino de referencia, refleja el estado de las investigaciones históricas. Hay asesinos, magnicidas, está el gran talento de la gente del común pero luego está también la maldad del mundo. No es políticamente correcto, desde luego.

-Puede haber otras polémicas. Van a contar hasta las mujeres que hay...

-(Sonríe) Las mujeres experimentamos que a medida que avanza la historia, las investigaciones van creciendo. Pero no podemos cambiar la historia. Ponemos en valor a las que viajaron, las que se quedaron, las que se pusieron a luchar, las que construían hospitales y asilos en América... Es una pléyade de mujeres, algunas de las que ya tenemos y otras habrá que investigar. Estamos abriendo campos nuevos para la historiografía. Todas ellas estarán aquí representadas.

- A medida que avanza la historia hay muchas más.

- Claro, en la Edad Media eran solo algunas monjas, nobles o poco más, pero a medida que avanza la historia hay mucha más variedad, a pesar de que la sociedad solo admitía casadas, monjas o lo otro (risas). No había mercado de trabajo. A partir del XVIII y la revolución industrial se abre la moda y el mercado, lo que va acompañado de personajes preciosos, que podrán sumarse y consultarse. En Inglaterra han estudiado ya el papel transformador, por ejemplo, de los grandes almacenes, con dependientas jóvenes de clases modestas que además tienen que vestir a las compradoras pudientes, en las que se fijan creando una idea nueva del buen gusto. Y se hacen salas de te, porque las mujeres no pueden ir solas por la calle, sin carabina o corrían el riesgo de ser tomadas por prostitutas.

-¿Puede mejorar la relación de los españoles con su propia historia?

-El diccionario es integrador. Vidas concretas e historias concretas amplían el contexto. Eso ha sido muy bien captado por los Reyes.

-¿Cómo es la relación de los españoles con la historia?

-Mala. Somos uno de los pocos pueblos que interioriza su propia leyenda negra. Pero la Monarquía Hispánica es un prodigio de construcción. Casi cuatro siglos. Se crean los Reinos de Indias. Y tenemos las leyes, que fundan los derechos humanos, la Escuela de Salamanca. Y nunca, ni siquiera en el XVIII, fuimos un imperio colonial. Los ingleses y sobre todo los americanos generaron movimientos de exclusión. El nuestro siempre fue inclusivo, con muchos costos también, porque no todo fueron ventajas. El mestizaje, el preocuparse del otro, la diversidad, la primera globalización, no hay más que ver estas biografías cómo se metían en Japón, China, Filipinas, Perú...

-Poca gente en España ha defendido con convicción esto.

-Empezando por Cánovas.

-¿Por qué falló la educación?

-La RAH hizo los estudios de la enseñanza de la historia en los libros de texto en el País Vasco, pero solo sirvió para que ETA amenazara a la Academia y para que los gobiernos catalanes arremetieran con una furia tremenda.

-Valoran más la historia que nosotros de un modo extraño.

-Y se la inventan. Pero los libros de historia criticados siguieron enseñándose, porque en España se había transferido la educación y la cultura como una «maría». Ha habido una pusilanimidad constante de todos los partidos políticos en el tema de la educación de la historia. Han dejado que esto se pudriera.

-¿Qué le emociona del Diccionario?

-Es inabarcable, como pronto comprobará todo el mundo. El límite lo pone el usuario. Recuerdo la impresión que me ha causado recorrer las vidas de los exploradores y conquistadores del XVI, ¡lo que hubiera hecho Hollywood con un material como ese! O las historias de maestros de ciegos y de sordomudos anónimos en el XVII. O la vida de Isabel Zendal, enfermera que viajó cuidando de los niños en la expedición de la vacuna de Balmis. O en otro orden de cosas, la gente curiosa como el Fakir de Cuenca, que se llamaba Tortajada y se hizo famoso como Daja-Tarto (risas).

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