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Vittorio Grigolo: «En Mantua, Pavarotti me echó una mano desde el cielo»

El tenor, que acaba de protagonizar un «Rigoletto» retransmitido a 148 países, publica su primer disco clásico dedicado al repertorio italiano

ABC

SUSANA GAVIÑA

A pesar de su juventud, 33 años, a Vittorio Grigolo ya le paran por la calle. No es una estrella de cine, ni un cantante pop, pero casi. Logró un disco de oro y otro de platino con su primera grabación, el disco crossover «Popera», y hace unas semanas se coló en millones de hogares de todo el mundo gracias a su participación en la ópera «Rigoletto» de Verdi, que la RAI grabó y retransmitió, desde Mantua, a 148 países de todo el mundo.

Grigolo, de porte muy atractivo, interpretaba el papel del Duque de Mantua, el seductor que logra ganarse el afecto de la hija del bufón de la corte, al que encarnó  Plácido Domingo, asumiendo un nuevo registro de barítono.

Grigolo empieza a brillar con luz propia, como demuestran las generosas críticas que ha recibido en los últimos años. Sin embargo, cada proyecto sigue siendo un reto para él. Cuando se le pregunta qué sintió al saber que estaba siendo visto por 300 millones de personas, el tenor italiano asegura que en esos momentos «no te lo planteas. Sólo piensas en el personaje, en su pasión... Si lo hicera, si me detuviera a pensarlo, no hubiera podido emitir ningún sonido», bromea.

Califica la experiencia como «una de las más importantes» de su vida, en la que no faltaron los momentos difíciles. «En la noche del tercer acto yo no me sentía al cien por cien pues el día anterior había llovido. Tuve que tirar más de técnica para salir adelante», recuerda. Para su compañero de reparto, Plácido Domingo, Grigolo tuvo una ayuda extraordinaria. «Al terminar me dijo que Pavarotti me había echado una mano desde el cielo, y me señaló la fecha del calendario: 5 de septiembre». Un día después se cumplía el tercer aniversario de la muerte del tenor de Módena, una figura clave en su vida. 

Ahora, Vittorio Grigolo se encuentra promocionando su primer disco clásico, «The Tenor Italiano» (Sony), que sale hoy a la venta. Un trabajo soñado desde la infancia, «pero que no podía realizar hasta alcanzar la madurez vocal suficiente», explica el artista desde Berlín. Si el objetivo de su primera grabación,  «Popera», consistía en  reflejar  su relación con el mundo de la ópera, «dónde había hecho mi formación», y pretendía ser «una invitación para los jóvenes de mi generación a venir a la ópera», con «The Italian Tenor»  el mensaje es otro muy diferente: «Que mi voz está preparada para grabar las arias más bonitas del repertorio italiano en el que creo puedo aportar algo. En este trabajo se puede apreciar la evolución de mi voz, desde los inicios, cuando cantaba “Elixir de amor” mientras servía pizzas en un restaurante, hasta “Rigoletto”... Pero no arias como “La donna e mobile” —matiza—, sino otras en las que se precisa de más técnica. En este disco puedo mostrar más colores y emociones. Presentar al Vittorio de ayer, de hoy y de mañana». El álbum, que incluye partituras de «Luisa Miller», «La favorita», «La boheme», «Il corsario» o «Tosca», cuenta con la participación de la Orquesta del Teatro Regio de Parma, dirigida por Pier Giorgio Morandi.

«Pavarottino»

La vocación de Vittorio Grigolo por la música fue temprana. Comenzó a cantar a la edad de cuatro años y a los seis ingresó en el Coro de la Capilla Sixtina. A los 13 años debutó en su primera ópera, «Tosca», compatiendo escenario con el mismísmo Luciano Pavarotti. Ya entonces, algunos medios le bautizaron como el «Pavarottino», «sobre todo por mi tesón y mi convicción», explica. «Estudiar, trabajar siempre y nunca sentarse sobre los laureles» fue precisamente uno de los consejos que le regaló el gran Pavarotti. «Con él estudie “La Boheme” que debuté después en Washington con Plácido Domingo, con el que  continúe mi amistad tras la muerte de Pavarotti».

El tenis y Nadal

Lejos de considerarse el heredero de nadie, «es el público, con el aplauso, el que te aclama o no, dependiendo de si tu le das emoción o no», es consciente de hay un vacío generacional de voces italianas que ha sido ocupado por las voces latinas. «Es verdad que en los últimos años no han salido nombres de la talla de Pavarotti, pero para mí salir con un álbum así, con este nombre, supone exprimir mi voz al máximo. No quería que mi primer album clásico fuera de zarzuela, de repertorio alemán... Yo quería darle al público algo de mí, de mis orígenes, y mostrar también la forma de cantar de los tenores italianos, con una voz simple y solar, sin dificultad en la emisión».

Esta facilidad al cantar es solo en apariencia, pues detrás de ella hay mucho trabajo. «Esta es una de las profesiones más duras del mundo por la energía que necesitas. La gente quiere el máximo de ti. Yo siempre  hago comparaciones con el tenis, un deporte que me gusta mucho. Soy muy amigo de Rafael Nadal y alguna vez le he dicho: “Rafa, si tu pierdes una bola el público dice ohhhhhhhhh!; pero si yo pierdo una nota, el público hace buhhhhh!”».

Grigolo se muestra partidario de las fórmulas que acercan la ópera al gran público. Él mismo creció escuchando en la radio a los Tres Tenores. No le importa alternar los grandes escenarios, como la Scala, en la que debutó con 23 años, y el Covent Garden, donde cosechó un gran éxito el pasado verano con «Manon», junto a Anna Netrebko, con los escenarios naturales de Mantua o las emisiones por televisión que ha realizado en Suiza de la «Traviata»,  emitida con gran éxito. «Me gustan los retos, y uno de ellos es llevar la ópera fuera de los teatros. Es cierto que es imporatante escucharla sin micrófonos, de una forma natural, en los lugares para los que fue concebida, pero también es importante sacarla fuera de esos espacios. ¿Cómo se puede ver una piedra preciosa si la tienes en el bolsillo de tu pantalón? —se pregunta—. Proyectos como el de “La traviata”, en la estación, o “Rigoletto” consiguen captar la atención del público. Algunas de las personas que han visto estos espectáculos han ido después a un teatro de ópera. Aunque haya gente que lo critique, hay más gente que puede y quiere disfrutar de estas oportunidades. Es una manera de compartir la cultura».

Entre las próximas citas del tenor italiano se encuentra su debut el próximo mes de octubre en el Met de Nueva York, con «La Boheme», y la interpretación de «Manon», en diciembre, en el Palau de les Arts de Valencia. «Para mí es muy importante descubrir el repertorio francés. Ya interpreteé esta ópera en Londres y fue estupendo. Me encanta volver a repetir esta experiencia. Cada vez que lo hago es una sensación nueva. Yo interpreto con todo el cuerpo, y esto no es algo mecánico. Cada vez es diferente. Y la voz va evolucionando».

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