«Los libros que sobreviven más de cien años tienen algún crimen, incluida la Biblia»
Harlan Coben ha ganado -varias veces- todos los premios que un escritor de novelas de acción y de misterio puede ganar en Estados Unidos. Es amigo de Dan Brown, el autor de «El Código Da Vinci», pero sólo tienen en común haber ido a la ... misma universidad y vender muchos libros.
El último de los títulos de Coben en aparecer en España, «Ni una palabra», de la serie negra de RBA, es un thriller de padres de familia. ¿Hasta dónde sería usted capaz de llegar para salvar a su hijo? Si la pregunta le parece de película, abra el libro y compruebe hasta qué punto una historia trepidante le puede ocurrir a gente normal, con problemas y contradicciones que enganchan tanto o más que la misma trama. El mayor misterio es siempre lo humano.
-Normalmente en las novelas de acción y de misterio una espera encontrar un tipo muy concreto de personajes. Pero esto es un thriller... ¡de padres de familia!
-Muchas veces escribo sobre gente normal tratando de vivir el sueño americano. Se compran una casa donde criar a sus hijos, tienen dos coches en el garaje y se supone que su vida es perfecta. Hasta que el sueño se transforma en pesadilla.
-Leyendo la novela una se pregunta si todo padre o toda madre no son un asesino en potencia.
-La pregunta que plantea el libro es hasta dónde estás dispuesto a llegar para proteger a tus hijos. Si tú le preguntas a alguien si estaría dispuesto a matar, la respuesta obvia es no. Pero si les preguntas si lo harían para defender a sus hijos entonces normalmente te contestan que sí. Entonces, ¿dónde está la línea? Las buenas intenciones no garantizan que el resultado sea bueno.
-En su libro, las actitudes de Gran Hermano a veces salvan a la gente y a veces crean muchos problemas. ¿Alguna conclusión?
-Ninguna. Creo que cuando alguien trata de dar respuestas demasiado simples a estas cosas, como pasó a veces con la Administración Bush, es por pereza intelectual. Tan absurdo es decir yo nunca metería un programa espía en el ordenador de mi hijo, en ningún caso, como no tener ninguna duda en el momento de hacerlo. Cada caso es un mundo.
-Parece un tópico decir que su novela engancha y no hay manera de soltarla, pero es verdad. Engancha de un modo abrumador. Habrá en ello una parte de técnica pero tiene que haber algo más. ¿Cree que tiene usted «temperamento de thriller»?
-No podríamos llevar todo este rato hablando de todo esto, de la Administración Bush o del Gran Hermano, si esta historia no se hiciera leer, no mantuviera el deseo del lector de llegar hasta el final. Y para eso no hay una fórmula mágica. Tú puedes tener la mejor maquinaria para sacar petróleo, pero si no hay petróleo... tienes que tener una historia, unos personajes que te importan. No es algo meramente cerebral, implica emociones. El pathos mueve la historia.
-Es verdad que una de las claves de su «enganche» puede ser una inmensa curiosidad por lo humano. Hay situaciones, diálogos y escenas que para sí quisieran muchas novelas «serias».
-A veces la única diferencia entre una novela «seria» y un buen thriller, es que la novela «seria» es más aburrida... Si mis libros se vendieran menos y no versaran sobre crímenes yo tendría más posibilidades de ser considerado un escritor «serio». Y fíjese en una cosa: todas las grandes novelas que han sobrevivido más de cien años contienen algún crimen. Dostoyevski, Wilde, Dickens, Dumas, incluso la Biblia... ¿Puede citarme una sola gran novela que no incluya elementos de suspense y de thriller clásico? Uno de los problemas actuales, que no existía antes, es que la llamada novela «seria» carece muchas veces de argumento. Y de interés. Porque sólo trata del ombligo de su autor.
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