El pequeño pueblo que parece la Capadocia turca y está a una hora de Madrid

Aunque suele ser extendida la creencia popular de que para ver algunos paisajes inigualables hay que viajar muy lejos de nuestro país, lo cierto es que este esconde más ubicaciones y rincones admirables de lo que pensamos, y hoy te hablamos de una de ellas que queda a poco tiempo de quienes viven en Madrid, Gadalajara o alrededores.

Se trata de un pequeño pueblo, tanto que se considera aldea, que cuenta con un conjunto urbano conocido como Cívica. Lo llamativo de este lugar es que se ha edificado excavando en la roca, formando huecos y emplazamientos habitables pero que hoy en día se encuentran cerrados al público, aunque su gran belleza se puede contemplar bien desde fuera.

Este lugar se encuentra en Guadalajara, más concretamente entre Brihuega y Masegosa de Tajuña, en la región de la Alcarria, zona también conocida por sus hermosos campos de lavanda, otra de las escapadas imprescindibles durante la floración de esta planta. Por ello, según el punto de Madrid desde el que salgas, se puede tardar entre una hora y una hora y media. Así muestran el lugar desde el perfil de Instagram Mil y Una Rutas:

Pero volviendo a Cívica, uno de los grandes atractivos que hacen que visitarla sea casi una obligación, es su gran semejanza con las cuevas de la Capadocia en el corazón de Turquía, conocidas por sus colinas en forma de panal y construcciones que se atribuyen popularmente a postales de cuentos de hadas. Además, una de las estampas más famosas es el cielo de Capadocia mientras la sobrevuelan cientos de globos aerostáticos.

Según varias investigaciones y la información del Ayuntamiento de Brihuega, esta zona fue habitada por judíos sefardíes y monjes templarios durante la edad media, los cuales utilizaron los saltos de agua del lugar para hacer una fábrica de papel. Pero hoy en día se sabe que la construcción de Cívica la llevó a cabo el sacerdote Aurelio Pérez, entre el 1950 y el 1970, que heredó esos terrenos.

Así el hombre pasó 20 años de su vida construyendo esta aldea con la intención de que fuera todo un santuario. Según se cuenta, fue el mismo Pérez el que excavó, talló y grabó las piedras que se pueden admirar a día de hoy, siendo este un lugar único en España.