La ruta de las gachas manchegas
A la altura del patrimonio natural de la comarca manchega con sus humedales, lagunas, molinos de viento y viñedos está su contundente gastronomía, bien representada por las gachas manchegas
GUÍA REPSOL
Los molinos son el icono de La Mancha , con los cuales Don Quijote quiso hacer batalla en la obra de Miguel de Cervantes . Ya en este libro se nombran las gachas, vertidas por error dentro del casco del hidalgo ... caballero. El primer diccionario de la Real Academia Española dice que las gachas son “un género de comida compuesta de harina y miel, suelta con agua, y cocida al fuego. Algunos añaden aceite, arrope o ajos fritos por ejemplo, según el gusto de cada uno. La Mancha tiene, pues, sabor a este humilde plato elaborado con harina de almortas, difíciles de encontrar fuera de estas tierras.
Delicias pastoriles
La ruta culinaria comienza en Pedro Muñoz (CM-420). Muy pegada a la carretera que comunica con El Toboso, está la laguna de la Vega, buen ejemplo de los humedales que contrastan con la imagen de llanura manchega. El Centro de Interpretación El Humedal de Don Quijote es punto de reunión de los amantes de la ornitología y organiza recorridos por las lagunas. Las virtudes gastronómicas de la villa local se ensalzan en sus fiestas del Mayo Manchego, de interés turístico regional, con sus tradicionales concursos de gachas y de pisto.
La CM-420 conduce al visitante hasta Campo de Criptana . La ermita de la Virgen de Criptana, patrona de la localidad, espera sobre una loma a la entrada del pueblo. Pero la postal manchega más universal es la de su sierra de los Molinos: tres siguen en pie desde que los universalizara Cervantes hace más de 400 años (Sardinero, Burleta e Infanto). Algunos pueden visitarse por dentro y el primer domingo de mes se pone en funcionamiento el Sardinero para mostrar cómo era la molienda en otros tiempos.
En el centro está el Pósito, antiguo depósito de granos de cereal construido en el siglo XVI y ampliado por Carlos III (s. XVIII) alberga una sala de exposiciones y el Museo Municipal. En Campo de Criptana hay que probar los célebres titos o almortas, unas legumbres cuya harina se utiliza para elaborar las gachas y que aquí también se comen fritas, como aperitivo.
El siguiente hito a 10 kilómetros por la CM-420 es Alcázar de San Juan . A las afueras se encuentran tres extensos humedales: las lagunas del Camino de Villafranca, de las Yeguas y de la Veguilla, reservas naturales y colonias de aves acuáticas. En Alcázar, además del Concurso Nacional de Gachas, se celebra cada 28 de diciembre uno de los carnavales más tempraneros de España y que se remonta al siglo XVIII. Desde la Plaza de España se llega callejeando, hasta el Museo Municipal, que atesora restos romanos y el Museo de Alfarería de La Mancha (FORMMA), memoria de uno de los oficios perdidos de la región. No muy lejos de allí queda el conjunto palacial, formado por el Cubillo, la capilla de palacio y la torre del Gran Prior, de origen almohade y que da nombre a la localidad. La plaza se cierra con la iglesia de Santa María La Mayor, la más antigua de Alcázar, que conserva la pila donde fue bautizado Cervantes.
Hacia el sur por la CM-3107 y la CM-3113 se llega hasta Argamasilla de Alba , otro lugar cervantino: en la cueva de Medrano los estudiosos sitúan el lugar donde el escritor estuvo preso e inició su célebre novela. Tomando la CM-3115, se alcanza la cola del embalse de Peñarroya, el punto más septentrional del Parque con un imponente castillo medieval vigilando el cauce del Alto Guadiana. Volviendo por la misma vía, el itinerario concluye en Tomelloso, donde la gastronomía gira en torno a las gachasservidas con salchichas, chorizo y una guindilla.
Concurso Nacional de gachas
Desde hace 15 años, la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Alcázar de San Juan organiza el segundo fin de semana del mes de noviembre este evento. Aquí las cuadrillas elaboran las gachas con la harina de almortas como manda la tradición, asan viandas en las barbacoas y comparten porrones de vino y sus experiencias. Se mantiene vivo así el papel que jugó Alcázar como principal nudo de comunicaciones ferroviarias hacia el sur de la Península. De hecho, se puede llegar viajando en trenes fletados para la ocasión.
Fuente: Guía Repsol
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