turismo
Vivir en el campo pero cerca de Madrid
A menos de 100 km de la capital, los pueblos de la llamada sierra norte de la Comunidad, en las estribaciones del macizo de Somosierra, conservan todo su encanto rústico
GUÍA REPSOL
Cercada por el río Lozoya en tres de sus flancos, la villa madrileña de Buitrago de Lozoya mira desafiante a las sierras que la circundan: Somosierra, Guadarrama y del Rincón. Las aguas del Lozoya conforman un espectacular foso natural a los pies del único recinto ... amurallado de la Comunidad de Madrid que todavía se conserva íntegro. Es una fortificación que data del siglo XI, aunque su esplendor llegó a partir del siglo XIV, cuando la localidad fue entregada por Enrique II a la estirpe de los Mendoza. Al sureste del recinto amurallado, la familia construyó el castillo que todavía mantiene el halo aristócrático que le otorgaron ilustres habitantes como don Íñigo López de Mendoza o la reina Juana de Portugal.
El paseo por Buitrago no debe restringirse a los vestigios de su señorial pasado; es obligada también una visita al Museo Picasso. En él se muestran las obras que atesoró durante 26 años Eugenio Arias, barbero y amigo íntimo del pintor, quien le legó no sólo cuadros sino también objetos cotidianos.
La ruta prosigue hacia el norte del valle del Lozoya, por la A-1, autovía que abandonaremos en la salida 85 para tomar la M-141 que nos lleva hasta Horcajo de la Sierra , una pequeña localidad ubicada en las estribaciones meridionales del macizo de Somosierra. Con apenas 200 habitantes, la villa se convierte en el vestíbulo de otra serranía, la del Rincón, que se abre tras Horcajo como un espectacular secreto de la Comunidad de Madrid. Es un territorio agreste y escarpado, en cuyas laderas montañosas se integran cinco localidades que mantienen todavía su frescura rural: Horcajuelo, Montejo de la Sierra , La Hiruela , Prádena del Rincón y Puebla de la Sierr a.
Cuidada arquitectura rural
Los pinares y robledales enmarcan la carretera M-137 por la que continuamos hasta encontrarnos con la primera localidad de la Sierra del Rincón, Horcajo de la Sierra, cuya perfecta arquitectura rural no deja de sorprender. Sus habitantes han recuperado las construcciones tradicionales con paredes de pizarra, cubiertas de teja árabe y ventanas pequeñas, por lo que las calles de Horcajuelo se convierten en un encantador escenario rústico por el que pasear. A escasos 2 km se nos presenta Montejo de la Sierra, el núcleo más poblado de la zona. Cuenta también con una cuidada arquitectura rural, pero de lo que realmente se enorgullece Montejo es de sus sabrosos judiones, cuyo espectacular tamaño impresiona. Más allá del placer gastronómico, el pueblo nos ofrece un gran atractivo natural: el Hayedo de Montejo.
Antes de tomar el camino de regreso a Buitrago de Lozoya, la carretera M-137 serpentea para llevarnos hasta el pueblo más oriental de la serranía del Rincón, La Hiruela. El agua es la protagonista de esta zona, donde el Jarama fluye noble bajo un espectacular molino harinero, ya en desuso. Regresamos sobre nuestros pasos para tomar la M-130 que nos llevará de regreso a Buitrago, pasando por nuestro último destino, Prádena del Rincón, en cuyas cuidadas calles ha quedado marcada la impronta ganadera. Abrevaderos, tinadas, casas de esquileo y un espectacular potro de herrar recuerdan la importancia de la transhumancia en Prádena, donde antaño, el día de Todos los Santos se agrupaba a todos los animales de la Sierra para llevarlos a pasar el invierno en Extremadura. Nosotros continuamos por la M-137 que nos llevará de vuelta hasta a Buitrago, contemplando antes de llegar al pueblo el embalse de Río Sequillo.
Rincón de los Judiones de la Sierra Norte
Descendiente del judión segoviano de La Granja, esta legumbre blanca y de gran tamaño con forma de riñón tiene su propia personalidad en la Sierra Norte de Madrid, donde se cultivan en terrazas protegidas del frío, situadas a unos 1.000 m de altitud, con aguas de alta calidad. Según el Instituto para la Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) hay 48 variedades locales de judías, recolectadas siempre a mano. En la actualidad, sólo se siembran en 42 ha, la mayor parte para autoconsumo.
Los judiones que se cosechan en la llamada Sierra Pobre, especialmente en las cercanías de Montejo de la Sierra, tienen una vaina de unos 11,5 cm de longitud y, además, en la mitad de los casos presentan una media de cinco semillas por vaina. “Con quince judiones tienes el plato”, reza un dicho popular del propio Montejo, donde estas alubias se cocinan acompañadas por mollejas o por carne de secreto ibérico. También es típico comerlas con chorizo, tocino y morcilla. Al gusto son tersas, muy jugosas y finas.
Es fuente de proteínas de origen vegetal, hidratos de carbono complejos y fibra. Como alimento tiene un contenido muy bajo en grasa y destaca su concentración de minerales, sobre todo calcio, hierro, magnesio, potasio, zinc y fósforo. Al combinar su proteína con la de los cereales se obtiene una de mejor calidad, comparable a las de las carnes, con un alto valor biológico.
Fundación Española de la Nutrición
Vivir en el campo pero cerca de Madrid
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete