Tres hoteles-destino de lujo para refugiarse en Mallorca

Ubicado en el corazón de la Sierra de Tramontana, este castillo histórico del siglo XIX se erige como la joya de una finca de 132 hectáreas situada a las afueras de Es Capdellà. Un majestuoso camino flanqueado por palmeras recibe a sus huéspedes, abriendo paso a un entorno de naturaleza en el que sus 43 suites de lujo -varias de ellas, con piscina privada o en el interior del castillo-, se distribuyen respetando el encanto de esta histórica casa señorial. Los jardines y el huerto están presentes en cada detalle, desde los refinados cócteles que se sirven en su bar hasta los tratamientos de spa, así como en el aceite de oliva elaborado con las aceitunas de la finca y que con frecuencia se ofrece de aperitivo junto a un pan recién horneado en el restaurante Olivera. Fiel a su legado agrícola, este hotel honra las tradiciones del entorno que lo rodea. El producto local y de proximidad juega un papel fundamental en la propuesta de este alojamiento en el que, por ejemplo, los 'amenities' están realizadas por VITI Vinci, una marca que elabora sus productos con plantas de una propiedad cercana y los envasa en las botellas deshechadas del bar.

Integrado a la perfección en el paisaje, Castell Son Claret alberga además una suculenta propuesta gastronómica en la que destaca el galardonado restaurante Sa Clastra, que en 2023 recibió su primera estrella Michelin. En él, huéspedes y visitantes podrán descubrir el nuevo menú ideado por el chef Jordi Cantó, 'Viento y memoria' (195 €), inspirado en la influencia histórica de los nueve vientos mallorquines, un recorrido por la gastronomía local que no dejará indiferente. Su espacio 'wellness', así como su amplia oferta de actividades y experiencias con la isla como protagonista completan la propuesta de esta joya mallorquina en la que pasar un verdadero verano de lujo.

Veinticinco años de gestiones y contratiempos le llevó a Richard Branson, dueño del grupo Virgin, poder abrir su hotel boutique en Mallorca. Finalmente, en el verano de 2023 consiguió poner en marcha Son Bunyola, ubicado en plena sierra de la Tramontana, zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Ocupa una magnífica finca de 330 hectáreas con vistas al mar, jardines de cítricos, olivos y almendros y un incipiente viñedo de la variedad local malvasía blanca (el último proyecto del famoso empresario británico, dueño de más de 360 compañías, nueve de ellas hoteles de lujo). Desde entonces, no es raro encontrárselo allí, pues cuando visita la isla no duda en alojarse como un huésped más en alguna de las 27 suites que alberga el establecimiento (que además cuenta con exclusivas y discretas tres villas privadas) en su edificio principal, construido en 1936 y decorado al estilo mediterráneo de tonos tierra, materiales naturales, artesanía, piedra y madera.

Hay más rastros de Branson en el hotel de cinco estrellas. Por un lado, los tableros de ajedrez que están por todas partes, atendiendo a una de sus grandes pasiones; y por otro, ya que el magnate entrena varias horas al día, la importante oferta deportiva y de bienestar que despliega: desde pistas de tenis y vóley hasta gimnasio exterior, piscina aclimatada de 28 metros, jacuzzi al aire libre, cabinas de tratamientos estéticos -es el primer hotel de España en colaborar con la marca francesa Olivier Claire- y un amplio programa de actividades vinculadas al fitness, al deporte, al yoga (cada mañana, hay una sesión gratuita) y la meditación (organiza retiros). Son Bunyola también ofrece diversos talleres (desde cestería o perfumería hasta arte o catas de vinos) y promociona el uso de bicicletas (de montaña o eléctricas) y las rutas de senderismo tanto en la propiedad como en sus alrededores, junto con paseos a otros pueblos y en barco.

A todo ello se suma su excelente gastronomía, centrada en el producto de cercanía -el hotel cuenta con huerta y apicultura- y el recetario mallorquín, con dos restaurantes y un completo desayuno buffet.

A 14 kilómetros de Palma, en Santa Ponsa, se encuentra el primer resort europeo del grupo Kimpton, un oasis de calma y bienestar para desconectar y cuidarse. Diseñado por el arquitecto local Guillermo Reynés, combina la tradición mallorquina con la modernidad en sus 79 habitaciones y suites, todas con terrazas o jardines privados.

En la decoración, con tonos neutros y materiales naturales, destacan las obras de artistas de la isla. En los jardines sólo se cultivan plantas autóctonas para promover la sostenibilidad.

Si por algo destaca el complejo es por su zona de bienestar, que ocupa 900 metros cuadrados. El primer Maison Codage Spa en España invita a la desconexión y al cuidado personal. Esta firma cosmética parisina ofrece una amplia carta de tratamientos faciales y corporales a medida, tras un diagnóstico personal por parte del terapeuta. El espacio 'wellness' cuenta con una gran piscina cubierta, sauna, baño de vapor y cueva de sal, así como salón de manicura y pedicura. No falta un completo gimnasio y la opción de realizar actividades deportivas dirigidas, como aquagym, yoga o pilates.

El hotel completa sus servicios con dos piscinas, una solo para adultos, y sus tres restaurantes. Además, es 'pet friendly'.