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Comer en la playa: más allá del filete empanado

Claves para que el «picnic» sea equilibrado y evites las intoxicaciones alimentarias

Comer en la playa: más allá del filete empanado roberto ruiz

cristina garrido

Si Marcel Proust hubiera sido español, en lugar de con una magdalena, habría rememorado su niñez comiendo un filete empanado en la playa. ¿Hay plato más típico en una comida al aire libre del verano ibérico (con permiso de la tortilla de patatas )? Sabe rico aunque hayan pasado horas, porque la envoltura mantiene la carne jugosa, y se puede degustar sin cubiertos. Para un día está muy bien, pero si es usted de los que disfruta comiendo en la playa durante todas sus vacaciones, debería ampliar el menú, sobre todo si no quiere volver con unos kilos de más.

Cuando llevamos comida a la playa, al pantano, piscina, etc, existe la limitación del transporte y conservación porque las altas temperaturas favorecen el crecimiento de las bacterias en los alimentos. «Lo más importante es mantener la cadena de frío. Los alimentos tienen que ser transportados en neveras aislantes introduciendo en su interior bloques de helados de plástico en lugar de bolsas de hielo que pueden descongelarse y soltar agua», advierte la doctora María Dolores Selgas, directora del departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Complutense . La nevera además debe mantenerse a la sombra y hay que «evitar por completo las cestas para el transporte de la comida porque no aislan nada del calor y se pueden alterar los alimentos con rapidez», explica a ABC la catedrática de Tecnología de los Alimentos.

Para prevenir sustos en forma de intoxicación alimentaria , lo mejor es evitar las salsas caseras (mayonesas y similares), pescados crudos o comida preparada al vapor, así como el huevo fresco o pasado por agua. Mejor llevarlo ya cocido. «La comida más recomendable para llevar es la que está previamente cocinada en casa, lo que nos asegura un tratamiento térmico durante su preparación, y las conservas», apunta la experta, quien aconseja llevar los alimentos en recipientes herméticos y por separado.

Y ahora que tenemos claro qué alimentos y cómo deben transportarse sin riesgos, vamos a explorar las alternativas al popular filete empanado. «Una buena opción es volver al bocadillo saludable. Es fácil de transportar y conservar y puede constituir una comida nutritiva», explica a ABC el doctor Camilo Silva, endocrinólogo de la Clínica Universidad de Navarra .

Para prepararlo, recomienda utilizar «un buen pan que no tenga aporte extra de grasa» y como relleno una buena opción pueden ser «las conservas de pescado, al natural o en aceite de oliva, que contienen acidos grasos saludables como el omega 3 y, en el caso de las sardinas, un aporte interesante de calcio». El pollo a la placha y los vegetales son otros rellenos sanos y equilibrados. Y los embutidos y quesos son un clásico que no hay porqué desechar, pero si se quiere mantener la línea, mejor los bajos en grasa.

El truco para integrar el «picnic» dentro de una dieta equilibrada es tener presente que «lo que no hagas en la playa hay que hacerlo en casa», apunta el doctor Silva. Es decir, que si hemos comido más hidratos y menos vegetales, hay que aprovechar la cena para introducirlos.

Legumbres y ejercicio, también en verano

Aunque estemos más relajados, no debemos olvidar la dieta mediterránea , pero reinventando los platos. El gazpacho, por ejemplo, es una buena forma de comer verduras durante el verano. Las legumbres, ricas en antioxidantes y fibra, pueden prepararse en ensaladas, al igual que la pasta y el arroz. Si contamos con una nevera portátil para conservarlos frescos, se pueden degustar en cualquier parte (aunque en este caso sí necesitará los cubiertos). No la aliñe hasta que vaya a comerla para evitar que el vinagre oxida los alimentos y los deje lacios.

No se olvide de la botella de agua para mantenerse hidratado y de la fruta. Nos sirve de postre y también para saciar el hambre y refrescarnos a media mañana o a media tarde. Además, ayuda a evitar la tentación de comprar un bollo o estar todo el día picoteando.

De cara a mantener el peso, aproveche el buen tiempo, siempre que el calor lo permita, para estar activo.«Entre 60 y 90 minutos de actividad física moderada (nadar, correr, caminar a paso ligero, ir en bicicleta)», aconseja el doctor Silva. Y cuando presienta que va a comer por aburrimiento, levántese de la toalla y échese unas palas.

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