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ANÁLISIS

«Fallout 4»: dulce hogar apocalíptico

La nueva entrega del videojuego de rol descansa sobre cuatro pilares: mayor libertad de movimientos, enfrentamientos impredecibles, una historia profunda y una sensación de esperanza pese al aislamiento nuclear

Mira en el vídeo un gameplay del juego J.M.S.

J.M.SÁNCHEZ

La guerra nunca cambia. El mundo esperaba un apocalipsis, pero se obró el milagro. Desde entonces, se comenzó a utilizar la energía nuclear en beneficio propio. La saga Fallout es una de esas obras imprescindibles para los amantes del género . En la cuarta entrega, nos encontramos en un entorno colapsado situado en el año 2077, repleto de chatarra, de extraños seres y compañeros inesperados en donde uno de sus grandes atractivos es descubrirlo por sí mismos.

Así es «Fallout 4», videojuego de rol de corte apocalíptico , que en esta nueva propuesta ahonda en la exploración constante, la oportunidad de tejer relaciones para avanzar en un enorme espacio cargado de hostilidad y rodeado de una brisa de esperanza pese a lo dificultoso del entorno.

El título se inaugura con un sistema para personalizar al personaje (masculino o femenino) que controlaremos en nuestra aventura en función de quince modelos distintos. Habrá que dotarle de siete atributos característicos disponibles (Fuerza, Percepción, Resistencia, Carisma, Inteligencia, Agilidad y Suerte), que responden a las siglas S.P.E.C.I.A.L.

Con los primeros puntos disponibles perfilaremos su personalidad, modificable a lo largo del juego. Esta tarea es importante para ajustarse a las diferentes estrategias que llevaremos a cabo. Como una de las novedades, el personaje habla. Parece una nimiedad, pero le confiere un mayor sentido. Las líneas de diálogo son muy extensas., aunque en ocasiones muchos de los personajes que aparecen no puedes interactuar bien con ellos, perdiendo así interés. Y su carácter se plasma en el juego. Por ejemplo, el jugador puede intentar persuadir a otras personas que se va encontrando para que le compartan cosas, le descubran secretos o aumente la resistencia a golpes. Pero cada compañero tiene sus propias filias y fobias. De hecho, con ciertas acciones podemos ganarnos su respeto, mientras que con otras, su decepción, por lo que la trama se va enredando. El abanico de misiones es tan amplio que, por poco te descuides, tienes activadas varias al mismo tiempo.

Con una historia muy profunda e inabarcables horas de diversión, se trata de un juego de investigación perpetua , en donde hay que ir recogiendo objetos de todos los lugares por los que pasamos. Bien sean las «Nuka-Cola» u otros elementos alimenticios que nos ayudarán a recobrar la energía perdida. Bien sean horquillas para desbloquear puertas. Hay bancos de trabajo para crear diferentes objetos que pueden ser útiles. Cuando subimos de nivel -se gana experiencia cumpiendo misiones, matando enemigos o realizando tareas especiales- el jugador recibe una serie de puntos de habilidad destinados a mejorar sus atributos.

En esta visión del futuro apocalíptico, los jugadores pueden experimentar con dos percepciones distintas , en primera persona o en tercera persona, una operación que transcurre con solo tocar un botón. Pero en los combates tal vez es más conveniente usar la subjetiva, ya que el sistema de apuntado es más preciso y los movimientos propios de los «shooter», algo más tradicionales, nos pueden servir para salir airosos de los constantes peligros que nos acechan. La razón es que el modo de enfrentamiento, al principio, es algo complicado, pero una vez que se le toma el pulso la cosa cambia.

Porque otra cosa no pero pero en el Yermo estamos continuamente expuestos a seres muy hostiles, tales como necrófagos salvajes o mutarachas. Gigantes o sanguinarios. Y no existen momentos para la tranquilidad. Nos pueden asaltar multitud de seres mutantes y rebeldes, por lo que es conveniente ocultarse o esperar el momento adecuado para avanzar. El concepto propio del juego de rol supera a los relacionados con la acción pura y dura, por lo que la solución a los problemas no se limita a coger un fusil y liarse a tiros, sino que todo movimiento tiene que ser bien mediado y no aprovechar las pocas oportunidades que se nos brinda es todo un suicidio. El combate ofrece dos velocidades. Por un lado, está la acción directa propia de los «shooter» y, por otro, mantiene el enfrentamiento por turnos (VATS) como la anterior entrega, que seduce por su gran violencia presentada en pantalla al permitir disparar a la parte del cuerpo que queramos mientras la escena se ralentiza.

En los enfrentamientos se pueden construir varias defensas alrededor de los asentamientos , como torretas y trampas para defenderse de los ataques fortuitos. El mundo distópico al que nos enfrentamos es impredecible hasta el punto que para lograr una mayor inmersión la climatología cambia, de ahí pueden producirse chubascos radioactivos, vivir un soleado día, sufrir los problemas de salud del agua tóxica.

Al estilo de anteriores entregas, aparece la opción de colocarse una servoarmadura , una coraza movidas por energía nuclear construidas en metal que reviste al personaje de mayor fortaleza. Como marca la tradición, un perro de raza pastor alemán nos sirve de compañero en esta aventura que destila soledad y sensación de aislamiento. Podemos ordenarle acciones y nos ayuda contra los rivales, bien distrayéndoles, bien eliminándolos.

Pero el amigo perruno (llamado Albóndiga) no es el único que nos acompaña . También aparecen un robot mayordomo y un humanoide gran dominador de las armas tienen sus particulares momentos de gloria. Otro compañero importante del que hacemos uso a lo largo del juego es el llamado Pip-Boy, un reloj de pulsera informatizada, que permite al jugador acceder a un menú con estadísticas, mapas, datos y elementos. El juego incluye más de 50 armas capaces de introducir modificaciones, tales como tipos de cañón y enfoque de láser.

El aspecto gráfico, bastante cuidado a grandes rasgos, ofrece entornos brillantes y detallados , aunque se queda muy atrás en comparación con otros títulos lanzados recientemente, sobre todo, en el nivel obtenido de las figuras humanas. No consigue explotar las posibilidades de las nuevas plataformas. Además, los largos periodos de carga, alguna caída de frames o algunos «bugs» son defectos técnicos que intentan quedarse en un segundo plano sobre una experiencia muy lograda.

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