UFC 3: menos accesible, pero con el mismo espectáculo visual

El problema con «UFC 3» es que puede decepcionar a aquellos videojugadores que estén acostumbrados a otro tipo de títulos de lucha «machacabotones» en los que una de las gracias es realizar combinaciones de movimientos. Es más rígido. El ritmo de ejecución es más cadencioso y no tan vertiginoso como puede ser un Street Fighter o Mortal Kombat. Ni tan siquiera está a ese nivel de velocidad de « Dragon Ball FighterZ », uno de los éxitos ya de este año que acaba de empezar.

La marca UFC conlleva otros méritos. Se trata de un estilo de combate en donde hay que hacer uso, y así se refleja en el juego, de las habilidades de cada luchador. Es necesario redondear los bloqueos, medir bien las distancias y saber aprovechar las ocasiones en donde se baja la guardia para asestar un golpe de las múltiples maneras que ofrece, aunque a veces se le da demasiado protagonismo a los contragolpes.

Los controles respecto a la anterior entrega se han modificado, por lo que exige un periodo de adaptación a las nociones básicas del combate . Dada la naturaleza de este tipo de lucha, los jugadores tienen ante sí la oportunidad no solo de combatir de pie, sino se hace necesario también aprender los controles de cierre, los principios básicos de la sumisión -ahora más simplificados - o mentalizarse en otras tácticas de suelo. Todo ello se traduce en un estilo de combate más exigente y menos abierto al público masivo.

Esta propuesta, cuyo apartado visual es abrumador al igual que sus predecesores, tiene como único objetivo la derrota del contrincante. Pero no solo hay que lograr un knockout y derribarlo sobre la lona, que sería (y es) lo que todo el mundo desearía. Los estándares de esta modalidad de lucha están presentes en el juego, por lo que puede darse el caso que se logre la victoria por puntos. En ese intento de imprimir realismo, los luchadores se van desgastando y perdiendo energía en función de los golpes recibidos o los golpes asestados. Algo que también queda reflejado en su impecable sonido ambiente y la lista de temas sonoros que contribuyen a meterse en el papel sin lugar a dudas.

Fiel a su estilo, el título permite competir en el octágono con un amplio elenco de luchadores de diversas categorías, incluidas las mujeres, esas guerreras sin miramientos. La elección es amplia y muy variada. Los luchadores ahora se clasifican según cuatro atributos ( golpeo, agarre, resistencia y salud ). Están los que son en las temporadas más recientes y algunos luchadores míticos que bien vale la pena hacerse con ellos como Bruce Lee, que pese a que no se maneja bien en el boxeo su precisión y destreza con las piernas puede salvar la papeleta fácilmente. Cuenta con unos 234 luchadores diferentes en 10 categorías de peso. De ahí que nos podemos encontrar desde el arrogante Connor McGregor , el campeón de peso welter Georges St-Pierre , el jovencísimo Cody Garbrandt , el rápido Jon Jones , el televisivo Rampage Jackson , el veterano Vitor Belfort o el atlético Luke Rockhold .

El modo carrera, ahora más sugerente que anteriormente, convive con otros apartados jugables. Desde aquí, los jugadores pueden confeccionarse su propio luchador, personalizarlo a su gusto o importar si así lo desea su rostro una vez publicado en la página de EA. La idea es intentar recrear la experiencia real, por lo que hay que ir avanzando, competir en diversos enfrentamientos, aceptar contratos hasta conseguir el triunfo final. Las elecciones tomadas a lo largo de la trayectoria impactan en el camino del jugador hacia la grandeza.

El modo multijugador, una de las opciones más recomendables, tiene un comportamiento fluido y consistente. Conectarse con otro jugador a través de internet es un proceso rápido y se puede filtrar por categorìas y niveles. No se producen esperas y los cruces se realizan en un abrir y cerrar de ojos, algo que debería ser lo habitual. Entre algunas de sus novedades se encuentra un interesante modo KO , cuya única regla es establecer previamente la cantidad de golpes necesarios para noquear a un adversario y que intenta satisfacer ese ansia arcade que siempre uno tiene en su interior.