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Yo, mando

Aterriza Kinect, revolucionaria propuesta hacia la interactividad total en el videojuego

Yo, mando AP

javier cortijo

O, si se prefiere, «yo mando» sin coma y a lo loco. Porque esa es la madre del cordero de Kinect, el experimento antes conocido como Project Natal (igual que la Wii se llamaba Revolution, ¿se acuerdan?): metamorfosearse en un joystick con patas y dirigir ... con nuestros propios movimientos el entramado y el desarrollo de cada videojuego. Verbigracia: un pequeño paso para el jugador, un gran paso para la industria, la realidad virtual mató a la estrella de la consola, etcétera. O, como dijo el mismísimo Spielberg apadrinando el prodigio en la feria E3 de 2009: «No es que se haya reinventado la rueda, sino que se ha eliminado por completo». Una bonita metáfora, salvo por un detalle: ¿está realmente preparado el usuario para prescindir de algo tan intrínseco y seminal en la filosofía y casi la metafísica del «ente videogame» como es un mando, auténtico cordón umbilical entre el hombre y la máquina? Está claro que jugar a Kinect puede cambiar el «oremus» sobre el que se cimientan muchas bases de este sector. Pero también está claro que éste puede ser el primer ladrillo para una nueva era de la industria del entretenimiento que se irá desarrollando a lo largo del siglo XXI. Algunos miran hacia atrás (el cine con el viejuno 3D) y otros, hacia un horizonte no tan lejano. Unos apuntan a la luna y otros se emboban contemplando el dedo. Lo de siempre.

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