Los peligros detrás del Internet del futuro que van a desatar la inteligencia artificial y ChatGPT
Google y Microsoft piensan dopar sus buscadores con chatbots con IA similares a la solución de OpenAI
Existe preocupación por los fallos de esta tecnología y su potencial para convertirse en el arma de desinformación definitiva
La inteligencia artificial ChatGPT podría aprobar el examen para ejercer como médico en Estados Unidos
Madrid
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Iniciar sesiónImagine que abre el buscador de Internet en su teléfono con el objetivo de organizar un viaje de una semana a Nueva York y que el motor de búsqueda, sea el que sea, en cuestión de segundos, es capaz de decirle cómo llenar cada uno ... de los momentos que va a pasar en la ciudad. Que, quizá, el primer día lo más aconsejable es que se pegue una vuelta por Manhattan después de registrarse en el hotel. Ya el segundo , sin prisas y con algo más de tiempo, puede recorrer Central Park, ir a ese restaurante tan bien valorado de Little Italy y, si le gusta el deporte, comprar entradas para ver jugar a los New York Knicks un partido de la NBA. Y así sucesivamente hasta que le toque recoger los bártulos para volver a la cotidianidad. Todo tan fácil y tan humano. Si no quiere, no hay necesidad de ir página por página del buscador consultando los miles de enlaces de blogs de viajes y buscando consejos.
La irrupción en escena hace apenas dos meses de ChatGPT, esa suerte de chatbot que igual te aprueba el examen para ejercer como médico que te escribe una historia en la que Sauron acaba gobernando la Tierra Media al final de la trilogía de 'El señor de los anillos', ha puesto patas arriba la industria tecnológica. Tanto que amenaza con transformar, definitiva y bruscamente, la forma en la que los usuarios empleamos la Red. Las 'Big tech', especialmente Microsoft y Google, ya han comenzado a realizar movimientos para coger impulso y no perder esta nueva ola. Evidentemente, y aunque no lo digan, con el objetivo de sacarle el debido rendimiento económico. Y es que en tecnología el que no corre vuela. En ocasiones, incluso, tanto que el internauta tipo es incapaz de seguir la estela.
La primera en mover ficha fue Microsoft. La firma de informática cofundada por Bill Gates lleva años regando con miles de millones de dólares a la startup dedicada a la IA OpenAI, la misma que está detrás del desarrollo de ChatGPT y de esa herramienta capaz de crear imágenes a partir de una breve descripción del usuario, y que tan preocupados tiene a artistas de todo tipo, llamada DALL-E 2. Esta misma semana, la empresa del Windows anunció el lanzamiento de una nueva versión de su página de búsquedas Bing que incorpora un chatbot con un funcionamiento similar a ChatGPT. Olvídate, por tanto, de los enlaces interminables. Si quieres información rápida, el buscador de Microsoft, que estará disponible para todos en semanas, será capaz de dártela en cuestión de segundos.
El objetivo principal de Microsoft con este movimiento es conseguir potenciar su herramienta de búsqueda, que apenas es empleada para el 10% de las consultas que se realizan en Internet, y convertirla en una alternativa significativa ante Google, que desde hace décadas domina este segmento con mano de hierro. Tanto que es el sitio utilizado para navegar por el 86% de usuarios.
Evidentemente, Google, que depende tremendamente de su buscador y de los ingresos generados por la publicidad que se muestra en su interior, no se ha quedado de brazos cruzados. La llegada de ChatGPT provocó que saltasen todas las alarmas y que la empresa, con una dilatada experiencia en desarrollos de inteligencia artificial, haya anunciado la llegada de herramientas que, hasta la fecha, no habían sido accesibles para nadie que se encontrase fuera de las oficinas de su sede, en Mountain View. «Google siempre ha sido bastante reacia acompartir sus avances en IA por miedo a que tuviesen fallos y que estos provocasen un daño reputacional a la compañía», explica Inma Martínez, presidenta del Comité de Expertos de la Asociación Global para la IA, una agencia de la OCDE y el G7.
ChatGPT cambió todo
Apenas unas horas antes de que Microsoft compartiese sus planes para el nuevo Bing, Sundar Pichai, el director ejecutivo de Google, anunciaba el futuro lanzamiento de Bard, una inteligencia artificial generativa de texto, similar a ChatGPT, que estará disponible en la próximas semanas y que, sobre el papel, promete ser más eficiente que su rival. «Bard toma información de internet y la emplea para ofrecer respuestas actuales y de alta calidad. Puede servir para saciar la curiosidad o para dar rienda suelta a la creatividad», prometió el director ejecutivo. Pichai, además, afirmó que como ocurrirá con el buscador de Microsoft, Google también incorporará el chatbot próximamente a su buscador.
La guerra por dopar todo tipo de soluciones con inteligencia artificial capaz de generar contenido ha comenzado y todos los expertos consultados por este periódico coinciden en que no tiene marcha atrás. La IA va a comenzar a transformar todo aquello que huela a tecnología y, además, cada vez más rápido.
«La percepción es que el impacto va a ser tan grande como la aparición del iPhone. Abre una puerta a una nueva generación de servicios y productos personalizados a consumidores y empresas. Y al mismo tiempo puede redefinir muchas profesiones si los despliegues se realizan de forma correcta», dice Josep Curto, profesor de los Estudios de Informática de la Universidad Oberta de Cataluña. El éxito de ChatGPT, sustentado en más de 100 millones de usuarios únicos mensuales, ha acelerado mucho la llegada de estos nuevos buscadores potenciados.
«Es el paso lógico para que Internet evolucione. Al final las búsquedas han cambiado muy poco con los años. Aunque, posiblemente, sin ChatGPT los cambios hubiesen sido más lentos », reconoce José del Barrio, jefe de la empresa de inversión en nuevas tecnologías Samaipata. La celeridad del cambio, sumado a la falta de tiempo para preparar bien la llegada de la tecnología a la Red, ha llevado a que muchas voces autorizadas dentro de la IA cuestionen si la dirección de las grandes empresas es correcta.
Entre los expertos que se muestran escépticos con la democratización de las IA generativas se encuentra Yann LeCun, jefe de la división de inteligencia artificial de Meta, matriz de Facebook. En un reciente encuentro con periodistas afirmó que, en el fondo, ChatGPT «no es particularmente innovador» y que muchas empresas cuentan con soluciones similares. Y no le falta razón. La propia Meta lanzó un par de semanas antes del desembarco de la IA de OpenAI su propia solución llamada Galactica que, en definitiva, era capaz de hacer precisamente lo mismo: responder a cualquier pregunta que realizase el usuario. Sin embargo, sus errores provocaron que la compañía de redes sociales terminase retirándola del ciberespacio apenas tres días después de que comenzase a ser accesible.
Anteriormente, Meta había lanzado otro chatbot llamado BlenderBot que cosechó escaso éxito. De acuerdo con LeCunn, debido al excesivo cuidado que había tenido la empresa para evitar que la solución produjera respuestas que pudiesen resultar ofensivas. Los que lo probaron «dijeron que era estúpido y algo aburrido».
«No estamos preparados»
A pesar de su popularidad, ChatGPT ha mostrado ya algunos problemas, por ejemplo, de sesgos. Usuarios han demostrado que la herramienta es capaz de realizar poemas en los que se homenajea al actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, sin embargo, es incapaz de dedicarle buenas palabras a Donald Trump porque, según afirma, debe «permanecer neutral y evitar tomar partido político». «Si ahondas en la herramienta te das cuenta de que tiene problemas. En algunas plataformas, como en Stack Overflow, dedicada a solucionar problemas de código, se han prohibido las respuestas de ChatGPT porque comete errores muchas veces», señala Javier del Valle, jefe de la empresa de soluciones basadas en IA Vedrai.
Inma Martínez, que asesora a los gobiernos del Reino Unido, España y la Unión Europea sobre digitalización, deja claro que la democratización de estas inteligencias artificiales a través de los buscadores va a ser demasiado rápida. «No estamos preparados, las soluciones no están suficientemente entrenadas y fallan mucho», señala de forma tajante: «El mercado ha sido forzado por OpenAI y Microsoft. Google no hubiese entrado tan rápido en esta carrera».
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La experta remarca que el movimiento de las tecnológicas debe entenderse, principalmente, «desde un punto de vista económico«, más en un momento delicado para muchas de ellas, que están viendo cómo menguan sus beneficios. Además, Martínez llama la atención sobre el peligro de que el usuario se acostumbre a la comodidad del chatbot y deje de preocuparse por la búsqueda de contenido de calidad. Teme también que la desinformación crezca. Lo mismo señala el profesor especialista en IA de la Universidad Internacional de La Rioja Juan Ignacio Rouyet: «En un buscador puedes ver de dónde procede la información. En estas plataformas no. No sabes de dónde vienen los datos».
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