Demostrado, si entrenas este músculo te sentirás más feliz

Y no lo decimos solo nosotros, "hay que aprender a activar las escápulas y sentarse de la forma correcta, muchas veces el hecho de no tener una buena posición en la silla anterioriza la pelvis dejando el glúteo totalmente inactivo, como si estuviese plano. Esto a su vez crea una retroversión en la cadera, como si tuvieras la zona lumbar recta y que a la larga te impide lucir un glúteo bonito. Para mejorar esto, es importante el estiramiento en el psoas -situado en la parte interna del muslo- para que no genere demasiada retroversión de cadera", explica la entrenadora de O2 Centro Wellness, Gemi Osorio.

Pero, ¿dónde se localiza este músculo y qué importancia puede tener en nuestro cuerpo ? Según nos cuenta, conecta la columna vertebral con las piernas , se encarga de que nos mantengamos erguidos y en las culturas orientales lo llaman el “músculo del alma” porque actúa como mensajero en el sistema nervioso central. “El psoas nos ayuda a mantener equilibrio, la movilidad articular y el correcto funcionamiento de los órganos situados en la zona abdominal. Los dos tendones del diafragma están conectados a la columna vertebral donde también se encuentra este músculo”, añade.

Osorio nos explica que lo más importante y el motivo por el que dicen que está muy relacionado con nuestro estado anímico es la proximidad física entre el psoas y el diafragma, que a su vez conecta la capacidad motora con la de la respiración , pero también el modo de responder a emociones como la alegría o el miedo. “Por eso cuando uno se encuentra en momentos de estrés puede tener dolores en la espalda baja, podría decirse que el psoas ayuda a que nuestra mente respire", puntualiza.

En resumen, cuanto más flexible sea el psoas mejor nos sentiremos tanto física como anímicamente. El modo de trabajarlo no requiere ni de ejercicios complicados ni rutinas inalcanzables, y la misma Gemi nos ha recomendado algunos muy efectivos que se pueden realizar en casa.

- Estiramiento rodilla al pecho: acostado boca arriba, eleva tu rodilla derecha hacia el pecho, presiona con ambas manos para intentar acercarla lo máximo posible y mantente durante varios segundos. Cambia de pierna y repite.

- Estiramiento espinal: de nuevo boca arriba, coloca los brazos en perpendicular al tronco y flexiona una pierna llevando la rodilla por encima de la otra pierna, rota la cadera e intenta que la rodilla toque el suelo.

- Extensión de cadera: da una zancada amplia apoyando los brazos en la rodilla de la pierna adelantada, manteniendo la rodilla de atrás flexionada y la pelvis baja. Mantén la posición unos segundos y a continuación cambia de pierna.

- Patada: Con las manos en la cintura, da una patada hacia atrás para apoyar el pie sobre un soporte. Flexiona ligeramente ambas piernas y conserva la espalda recta. A continuación alarga la pierna que tienes apoyada, manteniendo la espalda erguida y estirando al máximo toda la zona abdominal y el psoas.