Las tres claves para que una sudadera resulte elegante
Pieza esencial donde las haya, se ha convertido en un básico del armario que ya no solo se utiliza en clave deportiva
Las sudaderas que alegrarán tus looks las 24 horas este otoño
La dicotomía entre la sastrería con zapatos de lunes a viernes y los vaqueros y camisetas con zapatillas para los fines de semana hace tiempo que se perdió. Las fronteras de lo que llevar en un contexto laboral y en uno de ocio se han difuminado, hasta tal punto que ahora prácticamente cualquier prenda es susceptible de ser lucida tanto en terrenos formales como en otros que lo son menos. Y la sudadera encaja perfectamente en esta categoría aunque, eso sí, lo hace con matices. O dicho de otro modo: si quieres beneficiarte de su comodidad para ir a la oficina, tendrás que elegir bien en cuál invertir.
La sudadera es un comodín rápido al que acudir cuando no sabemos qué ponernos porque todos sabemos que pocas prendas funcionales hay que nos gusten más que esta porque es gustosa, es confortable. ¿Y cómo podemos tomar la decisión correcta? Aquí tienes tres claves que pueden ser de gran ayuda.
La elección correcta
La clave para que esta prenda no desentone en un ambiente que no es el deportivo está en su diseño. Está en su corte, en su color y hasta en la forma de su cuello. Sobre lo primero, la lógica invita a pensar que resultará mucho más adaptable un diseño que sea recto, no demasiado ancho y sin bolsillos. Los formatos oversize están muy bien para llevarlos con unos vaqueros y unas zapatillas durante el fin de semana pero no para una reunión de trabajo.
Lo mismo ocurre con el tono de sudadera que se elija. Si el objetivo es que resulte elegante, rendirse ante el gris, el azul marino, el granate, el beige o el verde oscuro es la mejor opción –recuerda, los tonos neutros no defraudan nunca–. Las piezas que llevan estampados o recurren a tonalidades demasiado llamativas como las que tan bien defiende el actor de Ted Lasso Jason Sudeikis no sirven para este planteamiento.
Con respecto a la forma del cuello, si este es redondo el efecto será el mismo que el de un jersey pero mucho más agradable, de manera que, los modelos con capucha, mejor, resérvalos para los momentos más relajados.
Son solo tres detalles pero imprescindibles para lograr sin esfuerzo ese complicado equilibrio ente confort y sofisticación que tanto cuesta alcanzar.
La fórmula infalible para llevarla
Dado que hay infinidad de versiones de esta prenda atemporal, la cantidad que alternativas que nos vienen a la cabeza para probar a combinarla es inabarcable. Sin embargo, cuando se trata de exprimir su lado más elegante, no existen tantas como parece. Lo bueno es que hay una que siempre funciona y es aquella que pasa por recurrir a ella como una capa más bajo chaquetas o abrigos.
No tiene por qué ser solo sobre camisetas, puede ser también interesante haciendo las veces de suéter de punto acompañando una camisa y, siempre con partes de abajo que se alejen de los joggers para que no se confunda el conjunto con un chándal. Vaqueros no muy anchos, chinos o pantalones de pinzas serán los mejores aliados.
Aprovecha que la estética 'preppy' es tendencia para sacar a la sudadera todo el partido que merece jugando los demás elementos propios de este estilo tan característico.
No siempre vale
Hemos comenzado diciendo que los límites y fronteras en moda son cada vez más difusos, pero esto no quiere decir que no existan algunos que no se puedan traspasar. Es conveniente por ello hacer hincapié en este último punto de todos esos momentos en los que una renuncia a tiempo es un éxito.
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Por ejemplo, en bodas o celebraciones similares no parece una sudadera la prenda más apropiada, como tampoco lo es en cualquier evento de gala. Y recuerda que, en el caso de que vayas a ponértela para acudir a tu puesto de trabajo, has de asegurarte antes de que no hay un código que lo impida.
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