TERREMOTO EN MARRUECOS

Noche de pánico en mi ciudad

Todo el mundo estaba fuera, algunos rezaban, otros no sabían qué hacer. Todos estaban con caras preocupadas y se preguntaban sobre la posibilidad de réplicas y de otras sacudidas, Marrakech pasó la noche en la calle

Un terremoto de magnitud 7 deja más de mil muertos en Marruecos

Las imágenes del mortal terremoto que ha sacudido a Marruecos

Un hombre observa los destrozos provocados por el terremoto en una calle de Marrakech este sábado EFE

Noussair Ben Daoud

Marrakech

Sin previo aviso, la tierra echó a temblar, anoche a las 11 y 10 minutos, 11 y 11 para los amantes de números. Un temblor sacudió las regiones del sureste de Marrakech; y sí que se sintió en la ciudad. Un viernes, de noche, ... en septiembre, en una ciudad turística y llena de vida nocturna; La Medina la Plaza de Jamaa Al Fna a rebosar, los restaurantes y locales nocturnos empezando a llenarse, llegó la sacudida y nos dejó a todos atónitos.

Entre temblores, gritos de los vecinos, los muebles que se movían, libros que salían de la estantería, tardé unos segundos para darme cuenta de que se trataba de un terremoto. Luego, los casi 60 segundos de sacudidas se hicieron largos, muy largos, sobre todo cuando se dio el apagón. Me preguntaba: ¿Qué debería hacer ahora? Si lo más firme que siempre, había sentido, estaba moviéndose.

Los vecinos

Al parar el temblor, dejaron sus casas, con sus hijos colgando y sus bebés en brazos. Corrían por las escaleras buscando la calle, la salvación; algunos descalzos y otros medio vestidos. Marrakech no es una tierra acostumbrada a temblores.

Caras de pánico, de preocupación y otras que llamaban a la cordura. Se entremezclaban. Empezó el baile de teléfonos y llamadas; la red de telefonía había caído, pero no la de Internet, así que se utilizó el Whatsapp. Se recibían y emitían llamadas entre padres e hijos, familiares, amigos, conocidos compañeros de trabajo. Algunos vídeos ya corrían por la red y anunciaban derrumbamientos en la Medina, el barrio histórico.

Entre llantos, se escuchaba un grito de una vecina: «Mi madre no contesta, no me coge». Llegaban más noticias; el epicentro estaba cercano al sureste de Marrakech. Por primera vez, en Marruecos, el epicentro de un terremoto se situaba en la tierra y no en el mar. Se hablaba ya de una magnitud de 6,8 o casi 7. La red eléctrica y de telefonía se restableció rápido y empezaban a llegar más noticias de las primeras muertes en la ciudad, de destrucciones más severas en las aldeas cercanas al epicentro del terremoto. Ahí, o hay construcciones antisísmicas y muchas casas son construcciones bastante precarias.

Llamadas de los estudiantes

Siendo profesor, empecé a recibir llamadas de estudiantes. Preguntaban por otros que vivían en las aldeas y pueblos cercanos o no muy lejanos a Marrakech. Ya se hablaba de cientos de muertos por Internet y por las emisoras. Cuando llamó Yasmín, estudiante y responsable de clase, decía que nunca había imaginado vivir una situación parecida; se le cayó un mueble encima cuando dormía en su cuarto y todo empezó a temblar.

Buscó a su madre, y al encontrarla, se quedaron abrazadas las dos en el pasillo de la casa, mientras las sacudidas hacían temblar todo lo que había. Su hermano estaba fuera de casa y no había manera de llamarlo. Salieron a la calle, buscaron una plaza para sentirse más seguras, donde había cientos de otros ciudadanos. Localizaron al hermano y sintieron todavía otros dos pequeños temblores después del primero. Todo el mundo estaba fuera, algunos rezaban, otros no sabían qué hacer. Todos estaban con caras preocupadas y se preguntaban sobre la posibilidad de réplicas y de otras sacudidas, Marrakech pasó la noche en la calle.

Nadie pegó ojo, y ya muy temprano, por la mañana, llegaba noticias de más víctimas y de que las aldeas de Imlil, Moulay Ibrahim, Asni y otras habían sido devastadas. Ahí, había muchos derrumbamientos, escombros y la inaccesibilidad a terrenos montañosos con carreteras cortadas y con enormes grietas presagiaban lo peor; todavía más víctimas.

Aún no disponemos de información sobre algunos estudiantes que viven ahí; no responden por teléfono. Titim, que vive en una zona muy afectada, todavía no le ha cogido el teléfono a Yasmin, que está preocupada por su compañera y amiga que no da señales de vida.

En Marrakech ciudad, supermercados y más tiendas han abierto por la mañana para dar aires de normalidad y abastecer a la gente, pero las ambulancias las sirenas, camiones militares con maquinaria de rescate y ayudas humanitarias, y dos pequeños temblores ocurridos mientras escribo esto no alientan a estar más tranquilos.

Las campañas de donaciones de sangre corrieron por la red y por las emisoras y muchos respondieron a esta llamada haciendo gala de solidaridad. Ahora, quedan horas de incertidumbre y, desgraciadamente, quizás de más malas noticias; ya se habla de más de 1000 víctimas de un, siempre inoportuno, seísmo devastador, pero también de esperanzas de más rescates y más supervivientes.

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