El Instituto Cervantes de Marrakech abre sus puertas a las víctimas del terremoto: «Todo el que tenga miedo es bienvenido»

El objetivo que persigue el Cervantes es ofrecer un lugar de encuentro «para todas aquellas personas que tengan miedo o que estén desorientados». «Lo que queremos es que no se sientan solos y que estén arropados», dice García Manzano. La jefa de estudios apunta que, en estos momentos, hay, aproximadamente, "diez o doce españoles en el salón" de actos del instituto. La mayoría de ellos llevan todo el día buscando la forma más rápida de retornar a España.

El Instituto Cervantes de Marrakech está ubicado en el moderno y céntrico barrio de Gueliz, donde, según explica García Manzano, los desperfectos no han sido tan grandes como en las zonas más populares y en las aldeas y pueblos que rodean Marrakech.

Entre los españoles que han ido al Cervantes se encuentra Lorena Galí. La joven llevaba varios días haciendo turismo por el país junto a su pareja. Justo hoy iban a dirigirse a la localidad de Ksar Ait Ben Hadu, una de las más afectadas por el seísmo. «Hemos llamado y nos han dicho que la habitación en la que íbamos a dormir ya no existe. Se ha venido todo abajo», explica la joven de 29 años en conversación con ABC.

Como a tantos turistas españoles, a Lorena el terremoto le cogió sobre las 10.00 horas recién llegada al hotel Riad Marraplace, donde se disponía a organizar su viaje del día siguiente y a descansar. «Empezaron a temblar las paredes, parecían de gelatina, lo primero que pensé es en qué hacer para que no me pasase nada, nos pusimos detrás del marco de la puerta».

En cuanto cesaron los temblores, los dos españoles abandonaron la habitación y se dirigieron hacia la plaza cercana de Jemaa el fna «pasando por encima de rocas y destrozos» por calles que apenas tienen un metro y medio de ancho: «Todo el mundo corría y gritaba. Se veían heridos y la gente tenía mucho miedo. Un edificio de al lado de nuestro hotel se había derrumbado completamente».

En estos momentos, la pareja se encuentra buscando la forma de volver a España lo más pronto posible. «Nos volvemos por miedo y por respeto a la población marroquí, que lo está pasando muy mal», apunta Lorena. La joven señala que aunque hay vuelos para volver a España, los precios del billete están rondando los 1.000 euros. Se quedará en el Instituto Cervantes hasta que pueda salir del país, porque no se fía: «Todos los edificios están llenos de grietas. Me da miedo que se vengan abajo».