Seminaristas y sacerdotes gais

Tal y como se deduce de las reacciones destacaría dos procesos. Más allá de la desafortunada forma expresiva, el Papa no ha hecho más que repetir lo que piensa desde siempre. Lo mismo les dijo a los obispos españoles en la reunión que tuvo con ellos sobre los Seminarios en Roma. Por cierto que los obispos españoles demuestran ser más prudentes, o contenidos, que los italianos. También se lo dejó claro a monseñor Fernando Prado, actual obispo de San Sebastián, cuando éste le entrevistó para el libro «La fuerza de la vocación». Entonces también se creó no poca polémica. Que sepamos sigue vigente el documento «Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al Seminario y a las órdenes sagradas», de 4 de noviembre de 2005.

Es evidente que estamos en un proceso de intento de cambio, argumental y de actitudes, en la Iglesia sobre la cuestión de la homosexualidad. Un movimiento de progreso teórico, nivel doctrinal de la moral sexual, y práctico, integración institucional paralela a la plena y efectiva acogida y participación, que ya se da, de las personas que se confiesan homosexuales en la vida eclesial. Un proceso que tiene sus límites y que como todo límite no es bien aceptado en nuestra cultura.