El Papa Francisco pide perdón: «No pretendía ofender ni expresarse en términos homófobos»
«Presenta sus disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos por el uso de un término, referido por otros», afirma su portavoz, Matteo Bruni
El Papa Francisco: «Hay demasiado ambiente marica en ciertos seminarios»
Nueva petición de perdón del Papa Francisco, quien asegura que «no pretendía ofender ni expresarse en términos homófobos», y además «presenta sus disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos por el uso de un término, referido por otros». Han sido sus primeras declaraciones tras la polémica generada por la filtración interesada por parte de algunos obispos italianos.
En el comunicado, Matteo Bruni asegura que Francisco «está al corriente de los recientes artículos sobre una conversación, a puerta cerrada, con los obispos de la Conferencia Episcopal Italiana». Aunque su afirmación se circunscribía a la admisión de personas homosexuales al sacerdocio y al seminario, en el comunicado subraya que «como el Papa ha dicho en varias ocasiones 'en la Iglesia hay sitio para todos, ¡para todos! Nadie es inútil, nadie es superfluo, hay sitio para todos. Tal como somos, todos'».
No es la primera vez que el Papa pide perdón en público. En enero 2018 pidió disculpas por haber pedido a víctimas de abusos en Chile «pruebas» de que el obispo Juan Barros hubiera encubierto al ahora exsacerdote y abusador Fernando Karadima. «Me refería a evidencias, pues evidentemente no pueden presentar pruebas», se disculpó unos días después, cuando regresaba de ese mismo viaje en el avión papal.
También lo hizo el 1 de enero de 2020, horas después de responder con malos modos, manotazo incluido, a una peregrina china que le tiró con fuerza del brazo para poder saludarlo en la plaza de San Pedro. «Muchas veces perdemos la paciencia; yo también, y pido disculpas por el mal ejemplo de ayer», dijo durante el ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico.
Para el experto en confianza en las instituciones, el profesor Juan Narbona de la facultad de comunicación de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, este gesto refuerza la autoridad moral del Papa, pues «cuando las instituciones o las personas que las representan piden perdón, de algún modo están devolviendo al primer plano los valores que para ellas son importantes, y que se han podido traicionar por debilidad o por error». «Aunque al público le cueste aceptar esa petición de perdón, se está enviando un mensaje importante: 'Si nos equivocamos, lo diremos'», asegura.
Mientras tanto, sigue siendo difícil reconstruir exactamente lo que dijo el Papa durante la reunión a puerta cerrada con unos 200 obispos italianos que se celebró el lunes 20 de mayo. Todo comenzó cuando, en el turno de preguntas, uno o varios prelados le interpelaron sobre qué hacer cuando una persona homosexual solicita entrar en el seminario.
Francisco les confirmó la vigencia de la actual «instrucción» del Dicasterio para el Clero, publicada en 2005 y ratificada por él mismo en 2016, que aconseja evitar que sean ordenados sacerdotes «quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay».
El Papa les explicó con tono coloquial que «por experiencia» está de acuerdo con esta instrucción, en referencia al caso de homosexuales que decidían hacerse sacerdotes para esconder su sexualidad, y no por tener auténtica vocación; y que en esta situación inician una doble vida y un continuo engaño. El principio de fondo es evitar que una persona homosexual elija ser sacerdote para escapar de su propia condición sexual.
Tanto es así, que aseguró a los obispos italianos que es mejor arriesgarse a «perder una posible vocación» aplicando este criterio restrictivo, que afrontar los «problemas» causados por tales situaciones. También a puerta cerrada les rogó que cuando tomen esta decisión, «acompañen» lo mejor posible a los jóvenes a los que cierren la puerta. Fue en ese contexto donde aseguró, con una expresión desafortunada por la que ha pedido excusas, que percibe «demasiada mariconería en ciertos seminarios» de Italia.
Menos de 24 horas más tarde de su difusión, el Papa ha asegurado que «no pretendía ofender ni expresarse en términos homófobos», y ha «presentado sus disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos por el uso de un término, referido por otros».
En paralelo, será difícil que no salga a la luz la identidad de quien ha filtrado sus palabras y los motivos que le han llevado a hacerlo. Es solo cuestión de tiempo.
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