'Extras' de 9.000 euros al año para captar nuevos médicos de Familia
Ministerio y comunidades ultiman un plan para fomentar las vocaciones tras el récord de plazas desiertas en 2023
Cataluña, primera autonomía que ofrece incentivos económicos a los mir que deciden ejercer la especialidad
Los MIR, sobre los problemas para encontrar médicos de familia: «No basta con aumentar las plazas, hay que hacer cambios profundos en la especialidad»
Barcelona
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Iniciar sesiónDàlia S. P. (prefiere dar iniciales) se reconoce como una 'rara avis' entre los médicos internos residentes (mir) españoles. Cuando cursaba tercero de Medicina, ya tenía claro que quería ser médico de familia, la especialidad, con diferencia, que tiene menos éxito entre los recién ... titulados. Según datos del Ministerio de Sanidad, en las dos últimas convocatorias mir han quedado sin cubrir en España cerca de 200 plazas de Medicina Familiar y Comunitaria -en la última se superó incluso esa marca- por lo que Gobierno y comunidades autónomas están buscando a destajo fórmulas urgentes para frenar la sangrante pérdida de vocaciones.
Muchos de los médicos debutantes la descartan de entrada a la hora de elegir la especialidad; otros la escogen en un primer momento pero a última hora dejan la plaza desierta, lo que, según advierte el ministerio, crea un problema importante, ya que durante todo ese año esa plaza mir queda vacante y nadie puede ocuparla. «Eso es un problema añadido en el caso de la Medicina Familiar porque hay mucho déficit de plazas», apostillan desde el sindicato Médicos de Cataluña (MC), el más representativo del sector en esta comunidad.
Mala imagen desde hace años
Las precarias condiciones laborales que soportan desde hace años los profesionales de la Atención Primaria, puerta de entrada al sistema público de salud, y que se agudizaron durante la pandemia, sumado a la mala imagen que arrastra desde hace años la especialidad (ratios desbordadas de pacientes, bajos sueldos, horarios imposibles, etc.) fruto de su infrafinanciación histórica han convertido a la medicina de familia en la 'Cenicienta' de la sanidad pública. En su estrategia de rescate de la especialidad, Cataluña activó en 2020 una medida pionera para «hacerla más atractiva» a los médicos noveles: un incentivo económico, de entre 5.125 y 9.225 euros al año -cuanto más alejada de las grandes capitales es la plaza a cubrir más aumenta la cantidad- para aquellos mir que elijan ser médico de cabecera. La medida aprobada por el Govern establece que los que se incorporen a unidades docentes de la Corona 1 (Área Metropolitana de Barcelona) recibirán 5.125 euros anuales; los que se incorporen a la Corona 2 (resto de Barcelona), excepto los de Cataluña Central, un total de 7.175 euros al año, y, finalmente, los que elijan la Corona 3 (resto de Cataluña) y los de Cataluña Central, un total de 9.225 euros al año.
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Dàlia, de 26 años y natural de Badalona (Barcelona), es una de las mir que se benefician de esta paga extra anual. En su caso, el incentivo -le corresponde el máximo de lo estipulado- no ha sido, según explica a ABC, «un factor determinante» para elegir la medicina familiar. Le atraía la especialidad desde hacía años y los inputs negativos que le llegaban desde hace años no le hicieron titubear en su elección.
«Lo vi claro en tercero de carrera. Me considero una persona sensible, con capacidad para empatizar con la gente, para acompañar a las personas de forma integral, y eso creo que son requisitos importantes para ejercer la especialidad», señala en declaraciones a este diario Dàlia S. P., que desde poco más de un mes ejerce como médico residente en el Hospital Comarcal de Olot (Gerona) y en el Centro de Atención Primaria de La Garrocha (Gerona). «Pedí esa plaza porque llevaba un tiempo en la zona y porque me apetecía ejercer en un hospital comarcal, quizás sea un paso previo a ejercer en un futuro de médico rural, algo que no descarto».
Esta joven médico residente se reconoce como «idealista», quizás por eso se desmarcó de la mayoría de los compañeros de profesión y apostó por ejercer en la «trinchera de la sanidad pública». «Lo veo como un espacio de militancia dentro de la medicina desde donde se puede generar un cambio social», dice Dàlia. Sabe que su opinión sobre la especialidad no es la generalizada. En este sentido, admite que la mayoría de titulados en Medicina que se plantean ejercerla en algún momento al final se echan atrás por las malas condiciones de trabajo, «sobre todo, por la alta carga asistencial». A su juicio, el incentivo económico que ofrece Cataluña de forma pionera por escoger esta rama de la medicina «es positivo pero no determinante para que un recién titulado se decante por ella». «Hay otros muchos factores que deben tenerse en cuenta a la hora de abordar el problema. La solución es mucho más complicada, hay que cambiar muchas cosas», señala.
Una mejora «insuficiente»
«El incentivo lo tenemos presente, es cierto, pero el impacto de esta mejora es insuficiente. Además, se ha publicitado poco y la información que ha trascendido de ella no ha sido del todo clara», apunta la mir. Las agendas de pacientes que debe afrontar diariamente junto a su médico titular son apretadas, unas 35-40 al día, entre presenciales y telefónicas, pero no se queja. «Es lo que hay, yo lo elegí», señala. Dàlia se siente cómoda ejerciendo en provincias, alejada de los hospitales de las grandes ciudades. «Un hospital comarcal te ofrece la posibilidad de sacarte tú misma las castañas del fuego porque sabes que si recalas en un centro comarcal trabajas mucho más que en un gran hospital donde hay muchos más residentes. Eso es para mí una ventaja importante», apunta. Su experiencia en Olot es solo el primer paso, según afirma, de una carrera profesional que podría llevarla en unos años a ejercer de médico rural. Por ahora, se conforma con curtirse día a día en la trinchera, y aprender, «eso sí, -añade- eligiendo bien de quién aprendo».
«El dinero no es un factor determinante; hay que cambiar muchas cosas»
Dàlia S. P.
MIR en el Hospital de Olot (Gerona)
La crisis de la Medicina Familiar y Comunitaria viene de lejos. La especialidad no solo acumula centenares de plazas vacías desde años, sino que tras las adjudicaciones, cientos de residentes se lo replantean y renuncian, quedando la plaza desierta y bloqueada durante un año. Según los últimos datos que maneja el Ministerio de Sanidad, esta rama de la Medicina habría perdido solo en 2023 a un 12 por ciento de sus residentes de primer año, un total de 290 plazas, y más de 800 desde 2017.
La luz roja lleva años encendida pero tras esta última adjudicación mir, con récord de vacantes (202), las sirenas se han activado definitivamente. Las autoridades estatales estudian cómo resolver la crisis de la especialidad y exploran también fórmulas para «disuadir» legalmente a los mir para que no que renuncien a sus plazas tras haberlas escogido.
Normas para evitar renuncias
Por ello, el Ministerio de Sanidad avanzó que estudiará, junto con las comunidades autónomas, algún tipo de norma que sirva para evitar los abandonos. Lo anunciaron ante los medios tras la reunión de la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud (SNS) el ministro de Sanidad, José Manuel Miñones y la directora de Ordenación Profesional, Celia Gómez. En declaraciones tras el encuentro, en el que se presentó la oferta de plazas de Formación Sanitaria Especializada (FSE) para la convocatoria 2023-2024 (un total de 11.600), Miñones explicó que el ministerio estudiará fórmulas jurídicas para evitar las renuncias a las plazas mir ya adjudicadas. Según el ministro, la propia Abogacía del Estado recomienda esta regulación, que podría consistir en prohibir a los residentes que renuncien que se vuelvan a presentar al mir en los años inmediatamente siguientes, o limitar el número de plazas de cada convocatoria que pueden ser ocupadas por los residentes recirculantes, es decir, que vuelven a presentarse a la prueba o que quieren formarse en una nueva especialidad, informa Ep.
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En campaña electoral, algunos partidos como el PP han planteado soluciones al problema. El presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, puso encima de la mesa una vieja propuesta de su partido de realizar una convocatoria extraordinaria solo para Medicina de Familia de 1.000 plazas, propuesta que fue replicada con contundencia por el actual ministro del ramo. «Es demagogia pura y falta de conocimiento de cómo funciona el sistema», dijo Miñones. Sindicatos y actores del sector sanitario están convencidos de que cualquier solución que no pase por seducir a los mir está condenada al fracaso.
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