El español que escapó del fuego con su tabla de surf: «Decidí que no me iba a morir ahí»
Le sorprendió fuera de casa, en el caos de un incendio que avanzaba a muchos kilómetros por hora, con el tráfico colapsado
Lahaina: el paraíso hawaiano convertido en crematorio
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Iniciar sesiónLas historias de supervivencia que ha dejado el incendio de Lahaina podrían llenar libros. El vecino que saltó al mar con una niña de dos años de una familia de turistas de California y aguantaron tres horas agarrados a un tablón. El hombre que, ... atrapado por las llamas, siguió la ruta de un gato para encontrar la salvación. Las dos amigas que aguantaron horas metidas en una piscina, con ropa mojada en la cabeza, mientras todo se quemaba a su alrededor. La vecina que sacó a doce supervivientes en la parte de atrás de su ranchera.
Carlos Amaya ha vivido para contarlo. Es el único español del que se tiene noticia de que haya sobrevivido al fuego de Lahaina. «Estaba de vacaciones, vine a surfear», explica a ABC. El fuego le sorprendió fuera de casa, en el caos de un incendio que avanzaba a muchos kilómetros por hora, con el tráfico colapsado de gente en coche tratando de huir. «Veía volar el fuego, cada vez más calor. Decidí que no me iba a morir ahí«. Dejó su vehículo en un parking al aire libre, bajo un techo. Agarró su tabla de surf y su neopreno, consciente de que quizá su única salvación estaría en lanzarse al mar. Pronto le envolvió el humo negro del incendio. »No veía un pimiento. Me dejé llevar por el pánico y la intuición«, recuerda.
No necesitó por fin su tabla de surf: mientras muchos quedaron atrapados en el atasco, quizá de forma fatal, él consiguió llegar hasta una zona de Lahaina todavía no tomada por el fuego y separada del foco principal por un caño de agua. Allí se encontró con Charles, un vecino de Lahaina, acompañado por varios familiares. Desde un edificio de cinco pisos de altura, vieron cómo evolucionaba el fuego.
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Cuando el incendio saltó el caño, decidieron que ya no podían estar más ahí. Amaya ayudó a Charles, de cincuenta años, a sacar de allí a sus familiares y a sus coches. Desde entonces, son inseparables. Están refugiados en el mismo apartamento que les han dejado las autoridades y Amaya ha impulsado una campaña de 'crowdfunding' en GoFundMe para ayudar a Charles. Su casa, como la de sus familiares, es un esqueleto de restos de hormigón.
«Nos hemos conocido muchos en estos días, es como un hermano para siempre», dice Amaya.
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