El efecto bumerán de las políticas de Igualdad entre los adolescentes
Un trabajo sociológico en un instituto de Madrid saca a relucir que el feminismo extremo está provocando justo el efecto contrario al que defiende. Los varones se sienten criminalizados, víctimas sin presunción de inocencia'
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Iniciar sesiónCulpables hasta que se demuestre lo contrario. El título del exhaustivo trabajo sociológico que ha elaborado el Centro Reina Sofía de FAD Juventud con más de cien alumnos sentados en cuatro aulas de Secundaria de un instituto público de Madrid ya habla del resultado ... final. Algunos adolescentes varones dicen sentirse «criminalizados» por los mensajes oficiales que se están dirigiendo sobre los hombres, se ven víctimas de las leyes y campañas del Ministerio de Igualdad y dicen haber perdido castigados sin el derecho a la presunción de inocencia. En estos casos, hallan un culpable claro: el feminismo radicalizado.
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Érika MontañésLa llamada manosfera es el entorno digital donde los varones alimentan el odio hacia las mujeres. Proliferan los foros, blogs y 'youtubers' con mensajes de aversión hacia el sexo femenino
Extremo y reciente, porque según las estadísticas de FAD Juventud, el antifeminismo y el negacionismo de la violencia de género se están asentando cada vez más entre algunos adolescentes. El número de jóvenes que se adscriben a estas narrativas se duplicó entre 2019 y 2021. Uno de cada cinco jóvenes minimizan o niegan esa violencia sexista. Se ha dado un giro a las políticas de igualdad y esto ha derivado en justo lo contrario a lo que se busca: la emergencia de discursos antifeministas. Los jóvenes han reaccionado en contra de lo que consideran la corriente de pensamiento 'mainstream' o principal.
Discurso reactivo
A juzgar por las opiniones de esos alumnos de 14 a 17 años recogidas por los investigadores Elisa García Mingo, Nerea Boneta Sádaba y Sergio Tomás Forte, dentro de la «rebeldía» propia de la adolescencia, estos estudiantes creen que lo políticamente correcto se sitúa ahora dentro de la complacencia a la mujer. Se ven menos protegidos que ellas, tanto «si los denuncian» como si «los meten en el calabozo por una denuncia falsa». «Estas ideas han calado hondo en el imaginario de algunos adolescentes. Recurren mucho a esos mitos de que es fácil denunciar y la desprotección jurídica de ellos, de la retórica de que no les pasa nada a las mujeres que denuncian falsamente, ignorando el bajo índice de denuncias falsas que se interponen en España (según la Memoria de 2022 de la Fiscalía del Estado,)», explican a ABC Boneta Sádaba y Tomás Forte.
Con nombre y apellidos aparece la ministra Irene Montero en la página 43 del informe: «Cuando les preguntamos de quién es culpa el feminismo extremo del que hablan, hay división de opiniones: algunos participantes consideran que el problema es el Ministerio de Igualdad, concretamente de la ministra Irene Montero. Aquellos que sostienen esta postura creen que, al contrario de lo que ocurre ahora, antes «sí se protegía de verdad a las mujeres»».
Al Ministerio se refieren para señalar que «acusa a los hombres». «Muchos de los adolescentes tienen una consideración muy negativa hacia el Ministerio de Igualdad como representación del feminismo extremo que tanto les preocupa» (pág. 45 del estudio publicado este mayo). Al preguntarles, algunos de ellos sostienen «la creencia de que las campañas publicitarias que promueven masculinidades igualitarias, sensibles y cuidadoras», así como la necesidad de repartir tareas del hogar, solo persiguen un objetivo: debilitar al hombre.
«La desesperación con la que los adolescentes vislumbran su futuro acaba derivando en percepciones contrarias al feminismo»
Nerea Boneta Sádaba y Sergio Tomás Forte, investigadores
«El sentimiento de ser las verdaderas víctimas, así como la angustia y desesperación con la que los adolescentes vislumbran el futuro puede acabar politizándose desde posiciones contrarias al feminismo», concluyen los investigadores. Boneta Sádaba introduce este otro factor de que viendo negro su futuro y perspectivas laborales, algunos alumnos afirman que «si fueran mujeres lo tendrían más fácil». Hay una declaración en el informe de un chico que expresa que si algún día tiene un hijo, espera que no sea varón.
Una de las figuras más criticadas por los jóvenes del estudio es la llamada 'ley del sólo sí es sí' de Igualdad, y no por la cantidad de excarcelaciones y rebajas de penas que ha supuesto (el trabajo de campo grupal se hizo entre octubre y diciembre de 2022, con la norma recién aprobada), sino porque algunos creen que tienen la «necesidad» de «defenderse si se les acusa de algo que no han hecho» y probar que sus compañeras «querían» tener esa relación. La bautizan como la 'ley del contrato', identifican el consentimiento sexual con una figura contractual, e inciden una y otra vez en que tienen que poseer un contrato firmado para tener sexo con sus pares chicas.
Así calan los mensajes entre los chavales
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Las siguientes declaraciones se extraen de entre el centenar de estudiantes de un centro público de un barrio al suroeste de Madrid que participaron a finales de 2022 en entrevistas y talleres grupales para el estudio del Centro Reina Sofía.
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«Muy pocas veces se le ve tener una buena opinión sobre los hombres. Siempre se refieren a ellos como violadores»
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«Con la nueva ley todos los hombres son violadores hasta que demuestren lo contrario»
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«Una chica pone tu nombre en una denuncia y estás jodido con pruebas falseadas hasta que seas capaz de probar que no eres culpable»
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«Prefiero dejar constancia de que ella no se va a arrepentir. Le escribo en Insta 'oye trae los condones' y si me dice que sí, por lo menos dejo en acta que ella quería, que ha sido cosa de dos»
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«Si nos liamos y la cosa va a más, si se pone caliente, le pregunto. Si no, no, porque da vergüenza. A ver, es que luego te puede decir 'realmente yo no quería' y da miedo por la denuncia»
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«No puede ser que tú vayas de fiesta, una chavala te gusta, una noche de folleteo y luego se ve que a la chica no le gustas y porque no le gustas, denuncia al canto»
Los autores del informe hablan de lo que sucede también tras algunas charlas de igualdad en los colegios. «Viene una figura ajena y sienten que no pueden argumentar ni debatir sus opiniones», por lo que reaccionan oponiéndose a ello.
Los investigadores aclaran que las primeras sesiones fueron no mixtas y en ellas los varones se envalentonaban en sus afirmaciones más políticamente incorrectas, pero chicas y chicos se unieron en los talleres finales y ahí muchos matizaron su postura. «Nos fuimos con la impresión positiva de que no están lejanos a querer la igualdad. Creen en ella, y al conocer casos reales de violencia, no niegan su existencia. Además, tienen mucha voluntad de hablar y su banalización de la violencia de género no es férrea, son discursos que no están articulados», destacan.
Desconocimiento de base
Muchos jóvenes sí adolecen de una gran confusión acerca del feminismo. «En realidad la mayoría de los chicos que tenían posturas contrarias a las políticas públicas en materia de igualdad, decían que ni siquiera se habían leído o informado sobre el feminismo. Lo mismo ocurría con las leyes, hablan según lo oído o leído en internet», dice Tomás Forte. De hecho, esta es la raíz del problema, según el coordinador del Máster de Igualdad de Género y Educación de la Universidad de Santiago de Compostela, Jorge García Marín: «El desconocimiento en torno al feminismo real. Y si se leyese más o explicase mejor, los jóvenes entenderían que el feminismo no es algo que vaya contra ellos».
Por su parte, Bárbara Zorrilla, psicóloga especializada en violencia de género, victimología y Psicología forense, quien constata cómo los jóvenes se despegan de la causa feminista, agrega: «Algunos viven en un espejismo de igualdad y piensan que el machismo es algo superado y que no son necesarias más medidas. Lo que está fallando es que no se les da a conocer que el feminismo no busca perjudicarlos».
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