Igualdad anima al hombre a ser 'blandengue': «La sociedad feminista implica que ellos perderán privilegios»

La campaña de Igualdad para fomentar esos nuevos roles o comportamientos en los hombres se llama #ElHombreseHace. Cada día, el hombre se hace, reza la iniciativa. Y en el spot de la campaña proyectado se habla de cómo la sociedad machista oprime al propio hombre, al que no permite «ser un blandengue». Utiliza unas declaraciones que el cantante El Fary realizó en televisión en las que se refería al 'hombre blandengue'. Provocadora, la campaña anima a los hombres a ser blandengues. Según han explicado las responsables de la campaña, la identidad masculina se ha dotado durante generaciones de un papel de fortaleza, valor, de no cuidar, de no poder exhibir sus emociones.

Así, en sus imágenes se plantean escenarios cotidianos del día a día, como el cuidado de los hijos o de las personas mayores, las tareas domésticas, la vida familiar o las relaciones y emociones que reflejan la masculinidad en la sociedad actual. Se trata, según indica el Ministerio, de contrastar la época actual con el pensamiento colectivo que regía en los años 80 y que quedó recogido en la entrevista realizada en 1984 en TVE a José Luis Cantero. Sus declaraciones sobre 'El hombre blandengue' sirven de 'voz en off' en el spot. Igualdad ha señalado que, para esta iniciativa, se ha contado con la colaboración de la familia del cantante, ya fallecido.

En la campaña se termina diciendo: «Cada día somos hombres más blandengues haciendo masculinidades más sanas».

Para Montero, «el papel de los hombres en esta sociedad feminista no va a ser un camino de rosas porque el objetivo es el reparto del poder, la riqueza, las tareas de cuidados y la propuesta que hacen los feminismos es una deconstrucción de entender la economía y el orden establecido». «Hay más formas de ser mujer y hombre, el problema no es que seamos diferentes, es que somos desiguales. La campaña dice que este ministerio habla también a los hombres cuando hacemos políticas feministas. Interpela a los hombres en lo que pueden ser dos caras de la misma moneda: la renuncia a privilegios que hasta ahora ocupaban en soledad ellos, también espacios de ocio mientras las mujeres hacen las tareas hacen las tareas de cuidados; lo que proponemos es una pérdida de privilegios; y segundo, les interpela porque podemos construir una sociedad en la que ellos también se liberan de los mandatos rígidos del patriarcado».

Ha continuado: «Hace 30-40 años si tú te ocupabas de las tareas de cuidados eras un blandengue. La sociedad feminista puede hacer que los hombres sean como son. ¿El hombre se hace? Pregúntate qué puedes aportar tú, cuáles son tus roles y tu vida así será más feliz. Hasta que los hombres no se impliquen y si los hombres no se implican, no vamos a acabar con las violencias machistas», ha zanjado.

Su secretaria de Estado ha puesto varios ejemplos metafóricos: el hombre que cuida de un dependiente o un anciano, el varón que se abre a plasmar sus emociones envuelto en llanto o el hombre que participa en un grupo de WhatsApp. Al último se le invita o a romper con el grupo o a afear conductas machistas de otros iguales.

Ese combate dialéctico también poseído por la ira, que ha reconocido Ángela Rodríguez, pone a la mujer en conflicto permanente con el hombre, pero también en la seducción y el convencimiento de que tienen que construir un orden social alternativo, en el que pierden privilegios. «Es normal que esto les genere incomodidad a los hombres, a nadie nos gusta que nos digan que estamos haciendo cosas mal. Hay una parte de ego que les duele». La ministra ha apuntillado con otra comparación: «La mujer que se desenvuelve o reacciona con ira es una histérica. Cuando el hombre se comporta con ira o enfado, no lo es».

Las dos han intentado persuadir a los hombres de que «su vida será mejor si el feminismo avanza», incluso mejorarían su sexualidad con empatía y perspectiva feminista, ha dicho Rodríguez.

También se ha debatido acerca de la etiqueta «nueva masculinidad» o masculinidad «hegemónica y tóxica». En este sentido, los dos sociólogos invitados han rubricado que el tema está poniéndose de moda y que el problema radica en que «el modelo tradicional de masculinidad hegemónica piensa que solo hay un modo de ser hombre y quien no está en este planteamiento, está fuera. No hay un modelo único de masculinidad. El hombre se hace, y por lo tanto, se puede hacer de una forma diferente. Hay una diversidad de masculinidades», ha dicho Sáez, que prefiere tildarlo de «masculinidades corresponsables». Salazar ha arengado incluso a «abolir la masculinidad».

Esta campaña, han señalado los presentes, estrena un nuevo diálogo social. Según la ministra Montero, es la segunda parte del plan Corresponsables, para el que la primavera pasada añadieron parte de los 20.000 millones de euros presupuestados en un nuevo paquete de medidas del ministerio. «Esa masculinidad tóxica muchas veces también aduce que nos gastamos 20.000 millones en decir que el rosa es también para los chicos. No se trata de eso. Se trata de dejar a cada quien ser como es», ha terminado.