La sequía desafía a Europa
El clima extremo se instala en el continente, que ya acusa la falta de agua para el suministro y una sucesión de temporales con inundaciones que no lo solucionan
¿Qué efectos puede tener la sequía en la piel? Así afecta la falta de agua a la salud
Europa asiste este verano a dos escenarios dispares. Mientras algunas regiones, secas, limitan el acceso al agua potable, restringen su uso fuera del ámbito esencial y disminuyen su presión en determinados momentos del día, otras son testigo de primera mano de inundaciones y temporales ... que por su voracidad no atajan el problema de la escasez. Este es el verano de las temperaturas históricas, con olas de calor inéditas en los países del norte, que tienen que hacer frente a un problema al que no están acostumbrados: la drástica disminución de las reservas de agua, que no solo afecta al consumo sino que frena también la producción de energía.
La sequía se palpa hasta en las piedras de los ríos alemanes. 'Si me ves, llora', leen desde hace ya un mes los curiosos que se acercan al río Rin entre Linz y Remagen-Kripp. En el país germánico estas piedras inscritas que se encuentran en los cursos de los ríos se llaman 'Hungersteine' (piedras del hambre), y quedan al descubierto cuando la sequía es considerable, advirtiendo de los riesgos para la navegación fluvial así como para las malas cosechas y escasez de alimentos que puede provocar la falta de agua. La situación no es muy diferente en los países del entorno. Según publica el Observatorio Europeo de la Sequía con datos actualizados hasta el mes de agosto, el 47% del territorio de la UE está en estado de prealerta por la escasez de agua y el 17% se encuentran en estado de alerta.
España, con los embalses actualmente al 37,9% de su capacidad total y en cifras inéditas desde 1995 será, junto a Grecia, dos de los países que tendrán el mayor riesgo de sufrir estrés hídrico. Así lo afirma un análisis de WWF, que estima que en 2050 tres cuartas partes de la población y el PIB español podrían enfrentarse a un riesgo alto por la falta de agua si no se toman medidas.
Sin reservas subterráneas
En Alemania caen entre 650 y 700 litros de lluvia por metro cuadrado al año, superándose en buena parte de su geografía los 1.000 litros, pero este año las estaciones meteorológicas reportan una media de apenas 200. Más del 70% del agua cruda utilizada para el tratamiento del agua potable se obtiene de fuentes subterráneas y de manantial, mientras que el 22% de la que se consume se obtiene de proveedores externos u otras empresas.
Los datos del Instituto Federal de Geociencias y Recursos Naturales sobre el rendimiento de los depósitos de agua subterránea alemanes muestran ya que no hay suficientes reservas alrededor de Dresde o Erfurt, por ejemplo. El conjunto de agua subterránea lleva descendiendo desde hace 20 años y los últimos cálculos señalan que ha perdido alrededor de 2,5 gigatoneladas de agua, según los satélites Grace del Instituto Global para la Seguridad del Agua. En una comparativa global, Alemania es una de las regiones que más agua pierde. La disminución del caudal de los ríos en el país germánico hace imposible que los barcos que transportan carbón hacia las centrales para compensar la pérdida de gas ruso puedan llegar a las zonas más altas del Rin, donde se está produciendo un embotellamiento de pequeñas embarcaciones que tienen que ayudar a las más grandes a aligerar su carga para poder llegar a su destino final.
Después
Antes
Las complicaciones por la disminución del agua disponible llegan hasta los juzgados. Una investigación de 'Correctiv' muestra que los conflictos judiciales por este bien líquido han aumentado en 11 de los 16 estados federales en los últimos diez años. Actores muy diferentes se enfrentan en los tribunales: la industria manufacturera, la agricultura, organizaciones defensoras del medio ambiente y ciudadanos de a pie. El gran problema es que la ley alemana no establece con claridad quién tiene prioridad en caso de escasez de agua. En teoría, el suministro público de agua está legalmente asegurado, pero en la práctica el suministro de agua potable no tiene la máxima prioridad en todos los estados federados.
También está comprometido el abastecimiento de electricidad en Noruega, donde asisten a un episodio histórico de escasez de precipitaciones sin precedentes -alcanzando el abril más seco desde hace 122 años-, con un invierno sin apenas nieve. En el país nórdico, los embalses que generan energía hidroeléctrica abastecen el 90% de las necesidades del país, pero sus reservas se han hundido a los niveles más bajos desde hace 25 años, elevando el precio de la electricidad hasta niveles récord.
La sequía severa que afronta el Viejo Continente se debe, por una parte, a la ausencia de precipitaciones y, por otra, al inusual aumento de las temperaturas de los meses de mayo y junio, que provoca la evaporación del agua almacenada en embalses. Según advierte el Observatorio europeo, las reservas de hídricas se pueden ver comprometidas en los próximos meses, y las lluvias torrenciales no ayudan a paliarlo.
Precipitaciones extremas
Mientras tanto, las condiciones meteorológicas extremas siguen dejando muertos por toda Europa. Esta misma semana, dos niñas y tres adultos murieron en Austria golpeados por árboles derribados en una tormenta eléctrica que causó, al menos, trece heridos más. En Francia, seis personas murieron en Córcega a causa de las tormentas con vientos que alcanzaron hasta 224 kilómetros por hora. Italia ha ejemplarizado estos días los dos extremos: mientras en el norte las tormentas y aluviones arrasaban lo que encontraban a su paso, causando dos muertos y decenas de heridos en Toscana y enormes daños en diversas regiones del norte, en el sur se asfixiaban de calor, desencadenándose numerosos incendios. En parte, la sequía en el norte de Italia se ha aliviado con estas tormentas. Los meteorólogos achacaron el temporal y los tornados que han azotado al país a un «paradigma del cambio climático».
En el mes de agosto se alcanzaron temperaturas con picos muy altos, llegando incluso a los 50°C en Sicilia, agravando el problema de sequías e incendios en muchas regiones. En el norte del país transalpino se registra la peor sequía de los últimos 70 años. La ola de calor, con temperaturas récord, obligó al Gobierno de Mario Draghi a declarar el estado de emergencia en cinco regiones, ofreciéndoles ayudas para garantizar la asistencia a las personas y animales afectados por los desastres de la sequía y limitar los daños. En muchos municipios, sobre todo en las regiones en estado de emergencia, los alcaldes plantearon algunas restricciones, como la suspensión de los suministros nocturnos de agua potable. Además, muchos regidores han cortado el agua a fuentes públicas o prohibido utilizar agua potable para regar jardines o el lavado de coches, aplicando multas a quienes no cumplen con la normativa.
Cosechas perdidas
Las lluvias caídas en esta semana en el norte han sido un maná para la agricultura, aunque la mitad de la producción ya se había perdido en muchas regiones por la sequía. Las plantaciones de arroz, por ejemplo, se daban por perdidas, pero con la lluvia que ha caído, se podrán «salvar el 50 por ciento de las cosechas», afirma el agricultor lombardo Fabio Camisani.
En Francia, 91 de los 96 departamentos se han visto forzados a restringir el uso del agua; y el 29% de los 3.250 ríos y cursos de agua están parcial o totalmente secos este mes de agosto. A lo largo del verano, solo París y su periferia, los departamentos de Hauts-de-Seine y Seine-Saint-Denis, se han librado de las restricciones y cortes, de alcance muy diverso, que se han impuesto en el resto de Francia: totales o parciales de varias horas; uso limitado a servicios básicos; recortes en el uso «indispensable». Más de doscientos de los 34.955 pueblos de Francia se han visto forzados a cortar completamente el consumo de agua, obligando al Estado a establecer servicios de abastecimiento especiales a través de camiones.
Jérémy Grandières, presidente de una federación de pescadores de Rennes cree que «sin duda, los agricultores están siempre en primera línea de crisis», pero del mismo modo existen «numerosas especies de peces amenazados de desaparición».
Después
Antes
La navegación fluvial en los grandes ríos como el Loira, el Garona y el Ródano, entre otros, también ha entrado en crisis a la espera de las lluvias por venir. El Estado y las autoridades regionales se han visto forzados a tomar medidas de urgencia para afrontar la pérdida del caudal de muchos ríos. El del Loira, el más largo y caudaloso de Francia, se ha reducido de 475 metros cúbicos por segundo hasta a 121. El caudal del Garona ha caído de 100 metros cúbicos por segundo a apenas 40. Este río irriga más de 70.000 hectáreas de terrenos agrícolas, donde la sequía causa estragos devastadores.
En el país vecino, las centrales nucleares, que generan el 70% de la electricidad que consume, se vieron obligadas a interrumpir su actividad debido al aumento de la temperatura del agua de los ríos. Allí la normativa es estricta con las centrales que descargan agua caliente en los ríos para proteger la vida silvestre. Solo cinco de ellas recibieron permiso para hacerlo debido a «una necesidad pública», según declaró el propio gobierno.
De récord en récord
En Reino Unido la situación no es mucho mejor que en los países de su entorno. Allí, el Ejecutivo ha declarado la sequía en ocho de las 14 zonas en las que la Agencia de Medio Ambiente divide el territorio. Se trata del año más seco desde 1976. El Grupo Nacional de Sequía ha dado capacidad a las compañías de agua para que implanten sus propias restricciones, incluyendo el poder de prohibir el uso que no sea esencial del agua. Algunas compañías de Gales y el sur de Inglaterra ya han anunciado restricciones sobre el su uso, como la prohibición de utilizar mangueras para regar los jardines o lavar automóviles. Los campos de críquet presentan estampas inusuales tras cambiar el verde del césped por el marrón de la hierba seca y la falta de riego.
En Inglaterra acaban de sufrir la que es su segunda ola de calor de este verano después de sufrir el julio más seco registrado nunca en muchas partes del país. El pasado día 20 de julio se batieron varias marcas de calor históricas, registrando récord de temperaturas en ciudades como Londres, una de las zonas más afectadas por la sequía junto al valle del Támesis, donde por primera vez en su historia se superaron los 40°C.
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