Recuerda la doctora Pareja que «cuando empezaron a llegar pacientes al hospital y no teníamos ni guantes ni mascarillas ni ningún tipo de EPI para ese volumen. Hubo miedo e incertidumbre pero los profesionales dieron un paso adelante y todo el hospital dio un paso. Fue brutal: profesionales de laboratorio, oncólogos, reumatólogos o endocrinos, que habitualmente no pasan a planta, se echaron para adelante y empezó a atender a pacientes Covid. Y los primeros que se remangaron fueron los jefes de servicio y algunos se infectaron. La jefa del servicio de Anestesiología y su marido, que era el jefe de la sección, se infectaron los dos al principio del Covid. Y Fernando Caba murió tras pasar tres meses en la UCI«.
Cuando se le pregunta por el compromiso de los profesionales, la exdirectora del Valme recuerda como «muy decepcionante, muy bloqueante y muy demandante» la actuación de los sindicatos. «Supongo que sería por el miedo que tendríamos todos, pero ni un solo liberado sindical se puso a atender a pacientes Covid, que es lo que nos hacía falta en esa primera ola. La verdad es que no me esperaba esa reacción de ellos, se lo pedimos, pero no lo hicieron».
Recuerda que, aparte de ellos, «todo el mundo hizo guardias, desde los residentes hasta los estudiantes. Todos se implicaron para reforzar el hospital los fines de semana. Fue una cosa increíble la implicación de todos los profesionales y no sólo de los sanitarios sino también los no sanitarios como administrativos, limpieza, mantenimiento, etcétera. Se hicieron obras en tiempo récord y sacamos respiradores de donde no había. Hicimos una unidad intermedia para habilitar más camas. El personal de servicios generales fue también clave para el hospital porque necesitábamos no sólo médicos con sus fonendos sino también obreros que hicieran nuevos box para acoger a los pacientes que nos llegaban. Hicieron todos ellos un trabajo magnífico, el personal de elecromedicina, los ingenieros, los servicios generales, todos«.
La magnitud de la pandemia y de cómo desbordó a los hospitales en esos primeros meses se refleja en un detalle quizá sórdido pero revelador: «Hubo un momento en que ya no teníamos sitios para guardar los cadáveres y tuvimos que almacenarlos en Anatomía Patológica a la espera de que llegaran las funerarias. Supongo que esto ocurrió en todos los hospitales, igual que los problemas en las urgencias. Tuvimos que diferenciar circuitos respiratorios, no respiratorios, circuitos pediátricos.
Con la perspectiva del tiempo transcurrido, la doctora Pareja también ve algunas oportunidades perdidas que generó la pandemia y que no se han aprovechado, como la restricción del acceso a los hospitales. «No puede haber tres personas en una habitación, como aún ocurre en algunos hospitales públicos, pero tamñoco se puede permitir el libre acceso del público porque las personas somos fuente de infección, traemos y llevamos microorganismos y somos vectores de transmisión de enfermedades. Esa restricción que se hizo a los hospitales durante el Covid ha sido, en mi opinión, una oportunidad perdida«, dice.
Destaca, sin embargo, como una de las cosas buenas la centralización de compras en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), «lo que permitió ir derivando unos recursos entonces escasos a los hospitales y centros que más los necesitaban«.
En Madrid la pandemia produjo muchas más muertes que en Sevilla durante esa primera ola por diversos motivos, según la doctora Parejo. «No se cerrraron los aeropuertos y además en marzo hace frío en Madrid y los hospitales estaban lleno de pacientes con gripe, EPOC, neumonía, etcétera, como los de Sevilla en invierno. Aquí en marzo los hospitales no tenían alta frecuentación y no estaban llenos de pacientes crónicos complejos con problemas respiratorios«, explica..
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