cinco años del confinamiento por la pandemia covid
Miguel Colmenero, director del Virgen Macarena de Sevilla: «Murió mi suegro y una familia entera, primero los padres y luego los hijos»
Recuerda que se tuvo que ir de su casa para proteger a su familia como hicieron otros profesionales sanitarios en la primavera de 2020 y recuerda momentos muy dramáticos: «Hemos aprendido y ahora estamos preparados para afrontar una pandemia de este tipo»
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Miguel Colmenero no era todavía el director del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, uno de los mayores de Andalucía, cuando hace cinco años se decretó el estado de alarma en España y se confinó a todos los españoles en sus domicilios. «En ese momento, ... era jefe de Servicio de Medicina Interna y junto a los compañeros de mi Unidad atendíamos a pacientes con Covid. Como la demanda era tanta, se incorporaron voluntarios de otros servicios. El peso asistencial en ese momento cayó en Medicina Interna, Urgencias, Neumología, Infecciosos, UCI y Microbiología fundamentalmente», cuenta.
Colmenero recuerda la incertidumbre de aquellos días y no puede evitar emocionarse cuando se le pide que la exprese con palabras. «No se conocía nada sobre el virus, no se sabía con certeza si había que usar o no mascarilla, aunque lo razonable era pensar que sí porque si venía por una patología respiratoria la transmisión podía ser por vía aérea, pero inicialmente había mucha incertidumbre sobre el modo de transmisión y miedo al contagio, no sólo personal sino familiar. De hecho, yo me fui de mi casa, tenía posibilidad de quedarme a vivir en otro piso separado de mi familia y así lo hice«.
El actual director del Virgen Macarena, que lleva ya casi cinco años en el cargo, tenía que ver a su mujer e hijos por videoconferencia y sufrió, como tantos otros profesionales sanitarios, la ausencia de protocolos precisos de actuación durante esos primeros días de la pandemia. «No hubo casos muy graves entre los compañeros de Medicina Interna, al menos en esta primera fase, pero fueron pasando los primeros días de la primera fase con mucha incertidumbre sobre todo, incluso sobre el uso de las mascarillas, y sin instrucciones claras sobre cómo actuar porque no había conocimiento de la enfermedad«
-¿Cómo llegaban los pacientes al hospital?
En distintos estados. Había pacientes que llegaban más o menos bien, ingresaban porque tenían criterios de ingreso y terminaban falleciendo; pacientes que llegaban muy graves y directamente a UCI o pacientes que ingresaban en planta y después se les daba el alta.
Lo más problemático, según cuenta a ABC, fue «reorganizar el hospital en la primera fase. No hubo problema de falta de camas porque ese año no hubo gripe porque se desplazó por covid, se redujo la actividad asistencial programada y la atención se centró en la asistencia a pacientes Covid». Se celebraban reuniones con dirección asistencial y gerencia a final de mañana donde Microbiología daba los datos de todos los pacientes contagiados, los PCRs que se hacían y los datos asistenciales. Después se hicieron reformas para tener alas específicas con criterios de aislamiento claro, pero eso ya fue posterior. Especialmente, en esos primeros momentos, la carga de la UCI fue tremenda. Muchos casos, muy graves«.
Al doctor Colmenero el coronavirus le tocó directamente, no sólo en su trabajo. «Falleció mi suegro, ingresaron todos los miembros de mi familia política salvo mi mujer, incluso ingresos en la UCI y fue muy dramático. También conocidos y amigos de muchos años»
En el Virgen Macarena murió por Covid una familia al completo en esas primeras semanas de pandemia, primero los padres y después los dos hijos que tenían. «Fue la situación más dura que recuerdo haber vivido en esos primeros momentos», recuerda el director del hospital, que cuenta el paisaje «apocalíptico» de Sevilla cuando iba de su vivienda al centro sanitario. «Me recordaba a la película de Will Smith. Cuando empezaron a cortar la circulación en las calles, tenías que justificar por qué estabas en la calle y lo que eras y dónde ibas. Llegó un momento en el que no había absolutamente nadie».
Recuerda también a «tantos compañeros valientes que se ofrecieron a ayudar y que, aunque hubo muchas bajas por contagios, nos permitieron organizarnos. Hubo mucha solidaridad entre los compañeros de todo el hospital con los servicios más afectados, a pesar del miedo al contagio. Los profesionales de otras áreas se ofrecían para atender a pacientes contagiados de Covid. Desde el primer momento, se crearon grupos de distintos especialistas que voluntariamente se ofrecían y que fueron fundamentales además para cubrir ausencias de compañeros contagiados o echando una mano cuando estábamos con más pacientes«, dice.
El doctor Colmenero admite cosas que habría que mejorar en la gestión que se realizó en la primavera de 2020, como una «mayor agilidad y planificación en las instrucciones sobre cómo actuar y en la normativa sobre obligaciones de equipos de protección, pero ahora, sin duda, hemos aprendido y estamos preparados para una pandemia de este tipo. La infraestructura del hospital está preparada, con las áreas de aislamiento necesarias, circuitos perfectamente establecidos y las obras de reforma que se han hecho para garantizar ese aislamiento en Urgencias, plantas de hospitalización y UCI que, además, ha mejorado su equipamiento para atender patologías respiratorias. Tampoco habría problema de equipos de protección«, añade.
La llegada de este médico a la gerencia del hospital coincidió con la bajada de contagios y hospitalizaciones la primera ola. «Creíamos en ese momento que la pandemia estaba acabando y luego se demostró que no, que era sólo la primera fase. En la segunda ola llegamos a tener seis-siete alas sólo de pacientes covid. La segunda pandemia fue más intensa en el número de ingresos pero menos dramática en el número de fallecimientos.
La llegada de la vacuna ARN mensajero supuso la luz al final del túnel. «Fue una alegría enorme. Vivimos la llegada de las primeras dosis con gran expectación. Recuerdo salir a recibir las primeras vacunas que venían en una ambulancia para mantener la cadena de frío. Fue un momento muy bonito«.
-¿Alguna otra cosa bonita que recuerde?
Mis vecinos me llevaban comida a mi piso, como sabían que estaba solo, que me había aislado de mi familia, que llegaba tarde y muy cansado, me dejaban comida en mi puerta. Los aplausos también eran muy gratificantes, era algo muy duro lo que estábamos viviendo y estos gestos se agradecían mucho.
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