La capacidad de concebir hijos disminuye con el paso de los años, ¿es posible prevenirlo?

La sociedad va evolucionando y cambiando, a la vez que lo hace la ciencia y la medicina para adaptarse a la misma. Como nos explica Víctor Blasco, responsable de los laboratorios deInstituto de Fertilidad Viamed, «gracias a los avances en reproducción asistida, las mujeres ahora tienen la opción de preservar su fertilidad hasta que llegue un momento más apropiado para la maternidad». Para preservar la fertilidad femenina es posible mediante un proceso rutinario que consiste en extraer los óvulos de una mujer y congelarlos hasta el momento de usarlos.

Las diferencias son claras, ya que mientras que los hombres producen espermatozoides diariamente y en grandes cantidades, las mujeres presentan una dotación finita de óvulos, la denominada reserva ovárica. Dicha reserva es de 1 a 2 millones en el momento de nacer, pero se va reduciendo con el tiempo, siendo de medio millón en la pubertad. A partir de este momento, múltiples óvulos serán reclutados para terminar su maduración cada mes, pero sólo uno ovulará, produciéndose unas 400-500 ovulaciones de media en la vida de una mujer.

Por tanto, a más edad, menor es la reserva de óvulos, pero no sólo disminuyen en número, también lo hacen en calidad. Sin embargo, para aprovechar bien estas herramientas, es esencial concienciar a la población sobre cómo cambia el potencial fértil de las mujeres con la edad. Aunque el potencial fértil de los hombres también se ve afectado por la edad, este fenómeno es especialmente significativo en las mujeres.

Mariate Hato, embrióloga clínica del Instituto de Fertilidad Viamed, nos explica qué es el ADN para entender porque empeora con la edad la calidad de los óvulos. «El ADN es la molécula de la vida, contiene toda la información necesaria para que nuestras células puedan desempeñar sus distintas funciones. Este ADN se encuentra organizado en unas estructuras denominadas cromosoma y a más edad es posible que la división celular no se haga bien dando lugar a una dotación anómala de cromosomas, fenómeno que se conoce como aneuploidía. La mayoría de los embriones aneuploides no son compatibles con la vida por lo que acaban en abortos, de ahí que la tasa de aborto aumente con la edad. Sin embargo, algunas aneuploidías, como la trisomía del cromosoma 21, conocido como Síndrome de Down, sí que son compatibles con la vida, por lo que existe un riesgo incrementado de tener hijos con anomalías cromosómicas al aumentar la edad materna».

Que las mujeres jóvenes experimenten un agotamiento prematuro no es lo habitual, pero puede suceder y a esto se le conoce como fallo ovárico prematuro. Por esta razón, siempre es interesante acudir pronto al ginecólogo para valorar tu reserva ovárica, si ser madre es una posibilidad dentro de tu proyecto de vida. En España existen múltiples centros especializados en fertilidad y reproducción asistida donde puedes asesorarte. Muchos de ellos, como Instituto de Fertilidad Viamed, ofrecen primeras consultas gratuitas en las que puedes conocer el estado de tu reserva ovárica. Es algo tan sencillo como realizar una ecografía abdominal para hacer un recuento de tus folículos ováricos y una prueba en sangre para medir la hormona antimülleriana o AMH. El nivel de esta hormona es un parámetro especialmente fiable para conocer el estado de tu reserva ovárica.

Cuando hablamos de mujeres jóvenes, en términos de fecundidad, nos referimos a chicas por debajo de 35 años, ya que es a partir de esa edad cuando se acelera la pérdida de reserva y disminuye a mayor velocidad la fertilidad. Es una técnica especialmente recomendada para mujeres de 25-30 años e incluso menos, en las que la reserva ovárica se supone mejor y, por tanto, los óvulos que quedarán vitrificados serán de mejor calidad. De cualquier manera, si ya se ha cumplido los 35 se puede congelar los ovocitos también, ya que siempre es preferible tomar esta precaución y hacerlo, aunque se supere esta edad, a no hacerlo y tener problemas para concebir unos años después.

El Dr. Francisco Carranza Infantes, director asistencial del Instituto, nos aclara que lo primero es ser correctamente evaluada en consulta por un ginecólogo especializado en fertilidad. El médico te dará unas pautas de medicación hormonal que estimularán tus ovarios para producir una mayor cantidad de óvulos maduros de los que producirías en un ciclo menstrual normal.

La paciente se someterá a controles periódicos para monitorizar el desarrollo de sus folículos ováricos mediante ecografía. Estos folículos son las estructuras en las que se desarrollan y maduran los óvulos, y que son visibles y su tamaño se puede medir mediante ecografía. Una vez alcanzan el tamaño adecuado, se desencadena la ovulación de manera artificial con un medicamento de naturaleza hormonal. Para recuperar estos óvulos, la paciente es sometida a una intervención quirúrgica sencilla y de muy bajo riesgo conocida como punción ovárica. Durante el proceso la paciente está sedada y no experimentará dolor alguno. Mediante una aguja se aspira el líquido que contienen los folículos ováricos y donde se encuentran los óvulos.

El siguiente paso es en el laboratorio de embriología, donde los embriólogos examinan este líquido folicular y limpian y recogen los óvulos. A continuación, los óvulos son valorados al microscopio para determinar su grado de madurez, y todos los que sean maduros se congelarán mediante una técnica denominada vitrificación. 

La vitrificación no es más que una congelación ultrarrápida empleando altas concentraciones de crioprotectores que penetran en los óvulos, reemplazando el agua y protegiendo a la célula durante la congelación, mientras que la alta velocidad de congelación evita que se formen cristales de hielo en el interior del óvulo que puedan dañarlo. Es un procedimiento altamente eficaz con tasas de supervivencia a la descongelación superiores al 90%.

Para someterse a este procedimiento es necesario recurrir a un centro privado, ya que la sanidad pública no ofrece este servicio a sus pacientes. De cualquier manera, puede sorprender que el precio de estos tratamientos no es tan elevado como podríamos imaginar; además, se ofrece financiación para ayudar a sufragarlo. Es una inversión que compensa por la tranquilidad de poder preservar tu fertilidad y planificar tu vida para ser madre cuando tú lo desees y no cuando lo dicte tu reloj biológico.