La lluvia salva el final de la campaña de recolección de la aceituna gordal de Utrera

Utrera es tierra de aceituna gordal, una variedad caprichosa que sólo se desarrolla en enclaves contados, como se ha dicho de manera tradicional: «una aceituna que sólo crece a la sombra de la Giralda, en un ramillete de pueblos de la provincia sevillana». De los 40 millones de kilos que se producen anualmente de aceituna gordal en España –un fruto muy valorado en mercados extranjeros por su especial sabor y gran tamaño- aproximadamente 12 millones de kilos nacen en los campos de Utrera , donde los agricultores aplican las técnicas recolectoras que han ido aprendiendo de sus antepasados, generación tras generación.

Este año «el verdeo» comenzaba con diferentes nubarrones en el horizonte, marcados por las diferentes huelgas para luchar por unos «precios justos» que se han celebrado en diferentes localidades sevillanas, la falta de tamaño de la aceituna y por supuesto los aranceles impuestos a diferentes variedades de aceitunas por parte del gobierno de los Estados Unidos , sin lugar a dudas el mercado más potente al que han ido a parar las aceitunas de Utrera en los últimos años.

Pero el campo es imprevisible, y las lluvias caídas en la provincia sevillana a partir de la primera mitad del mes de octubre han sido oro líquido caído del cielo para las aceitunas gordales de Utrera, que gracias a estas precipitaciones han alcanzado el calibre apropiado , han engordado e incluso la campaña se va a extender hasta mediados del mes de noviembre en muchas explotaciones agrícolas.

La cooperativa utrerana Utreace, que está integrada en la potente Agro Sevilla, cuenta en la actualidad con 110 socios y maneja unos 4 millones de kilos de aceituna gordal. Su gerente es Antonio Villalba, quien ha recibido con los brazos abiertos el agua que ha llegado para darle un giro radical a la campaña y hacer que cambien las tornas, ya que muchos agricultores han pasado en pocos días del pesimismo a unas perspectivas más esperanzadoras: « Había fincas que ya se daban por muertas , pero la llegada de la lluvia las ha salvado, la aceituna tenía cara de molino y gracias a las lluvias ya tiene cara de aceituna de mesa». Desde finales de septiembre, el término municipal de Utrera se ha llenado de trabajadores que acuden a las diferentes fincas a recoger manualmente las aceitunas una a una, en una campaña que este año de manera extraordinaria se va a solapar prácticamente con la campaña de recolección de la aceituna destinada al aceite.

El verdeo comenzaba este año de manera accidentada, debido a la convocatoria de huelga que ponían en marcha algunas asociaciones de agricultores, aunque como explica Villalba, finalmente los precios que perciben los agricultores no han sufrido grandes modificaciones, ya que «se van a mover en unos parámetros similares a los de los últimos años, entre 60 y 80 céntimos por cada kilo de aceitunas ». Una huelga que en el caso particular de la cooperativa Utreace apenas se ha hecho notar, donde han seguido adelante con el trabajo habitual de estas fechas.

De esta manera el campo utrerano, a pesar de todas las dificultades a las que se tiene que enfrentar cada año, respira un poco más tranquilo, gracias a estas lluvias que han mimado el que es uno de sus productos estrella: la aceituna gordal, denominada también en muchos mercados como la «reina de las aceitunas» , un producto fundamental para la economía social utrerana, azotada por el desempleo y la falta de perspectivas.