El crimen de María del Castillo en Lebrija: otra crónica más de una muerte anunciada

Entre las mujeres que recurrieron al sistema de protección en busca de ayuda está María del Castillo Vargas , de 37 años, cuyo asesinato se está juzgando estos días en la Audiencia Provincial de Sevilla. En el banquillo de los acusados se sienta su exmarido, Manuel Rodríguez, de 41 años.

Antes de que acabara con la vida de esta vecina de Lebrija , hija de la cantaora Juana Vargas , Manuel había sido denunciado dos veces por la víctima. La primera se resolvió con una condena de nueve meses de prisión por un delito de lesiones . La sentencia se dictaba en octubre de 2015, pero como el procesado no tenía antecedentes, n o entró en la cárcel .

El 17 de noviembre, María del Castillo presentaba la demanda de divorcio tras dos décadas de convivencia marcada por la violencia . La pareja había tenido dos hijos que quedaron huérfanos de madre con 11 y 7 años. Días después de aquel importante paso, el 26 de noviembre, acudía a la Guardia Civil junto a su letrada para denunciar a Manuel. Había irrumpido a la fuerza en su casa y la había amenazado porque acababa de enterarse de que había iniciado una nueva relación. «A mi me da igual, tú sabes lo que te va a ocurrir, lo sabes. Si no eres para mi, no eres para nadie». María del Castillo le había grabado para probar lo que estaba pasando, pero los audios no se escuchaban bien. Del cuartel la mandaron al juzgado.

Al día siguiente, el juzgado nº 2 ya dictaba una orden de alejamiento que el acusado incumplió doce días después . A pesar de que María del Castillo había cambiado la cerradura de su casa, Manuel trepó la madrugada del 9 de diciembre por la fachada de la vivienda y se coló por una ventana. Los forenses declaraban este pasado viernes que la víctima trató de huir descolgándose por el balcón. Su agresor la siguió y ya en el suelo la apuñaló repetidamente. El primer guardia civil que llegó al escenario del crimen quedó impresionado al ver el cadáver. « Tenía el rostro destrozado ».

«¿ Para qué sirve denunciar ?», se preguntaba la hermana de María del Castillo tras declarar en la vista oral. Juana Vargas dibujó el perfil de muchas mujeres maltratadas que durante años consienten humillaciones, vejaciones, infidelidades, amenazas. «La trataba como una mierda, pero ella creía que lo podía cambiar». La familia admite que vio las señales de riesgo pero no denunció. Algo corriente cuando se destapa un caso de violencia machista.

En 2016 se presentaron 7.250 denuncias en los juzgados sevillanos, de las cuales sólo 19 fueron tramitadas a instancia de los familiares. Entre enero y junio de este año no se ha presentado ni una procedente del entorno familiar, según datos ofrecidos por el Consejo General del Poder Judicial .

Meses después del crimen de Lebrija, en octubre del año pasado, otra víctima de la violencia machista cuestionaba la eficacia del sistema de protección con su asesinato. Stefani María González , de 26 años, era asesinada en presencia de sus hijos de 3 y 5 años. Su expareja, José Manuel R. M., de 42 años, no admitía la ruptura de la pareja y la fue a buscar a la casa donde trabajaba de asistenta. Tras conseguir que saliera a la calle, la apuñaló en el corazón.

La fallecida, de origen dominicano pero vecina del pueblo de Olivares hacía varios años, había denunciado a José Manuel semanas antes de su muerte. Su caso fue archivado por el juzgado número 2 de Sanlúcar la Mayor. El agresor se había autolesionado , según el entorno de la víctima, y había presentado un parte. La Guardia Civil había determinado que no había riesgo para la vida de la joven y la juez concluyó que la agresión que había sufrido la joven había sido una «pelea de pareja» . Le denegó la orden de protección en una decisión que tras conocerse generó mucha polémica .

El delegado del Gobierno, Antonio Sanz , anunció la apertura de una investigación para saber qué había fallado. Interior acababa de implementar en comisarías y cuarteles los nuevos tes t que le hacen a las mujeres cuando denuncian. A partir de sus respuestas se determina el riesgo de que sufran un ataque y lo clasifican como cero, bajo, medio, alto y extremo. Ese informe se comunica al juzgado para que lo tenga en cuenta a la hora de acordar medidas cautelares .

El sistema no detectó el peligro real que corría Stefani. De la investigación anunciada por el delegado del Gobierno nunca se supieron sus conclusiones.

En este 2017 dos mujeres han sido asesinadas a manos de sus exparejas. En uno de los casos constaban denuncias previas. Encarnación Barrero , de 39 años, llevaba años separada de su exmarido, un delincuente de amplio historial delictivo. Cuando fue apuñalada en el barrio sevillano de Palmete el pasado mes de junio por Francisco Rodríguez, de 54 años, dos juzgados estaban tramitando sendas denuncias por violencia machista. En una de ellas, la víctima relataba que Francisco acudía a su portal y la amenazaba de muerte. La orden de protección que tenía desde mayo la incumplió de manera definitiva tan sólo unas semanas. El 24 de junio cosía a puñaladas a su exmujer. La esperó a que saliera a la calle y la persiguió hasta una cochera donde cumplió su amenaza.