¿Llegará el aceite de oliva a los 12 euros el litro en los supermercados?

Quien ha encendido la mecha de la polémica ha sido Luis Cortés, coordinador estatal de la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos y responsable de La Unión en Extremadura, quien no se retracta de sus declaraciones y esgrime un informe elaborado por su organización para asegurar que «tal y como están las cosas el precio del aceite de oliva subirá en 2024 hasta los 12 euros el litro». Como hace dos años estaba a 3,5 euros el litro, supondría multiplicar por cuatro el precio.

«La última cosecha fue mala, tanto que hoy no hay estocaje. A ello se ha unido que el coste de producción ha sido elevadísimo, con los fertilizantes y fitosanitarios por las nubes. Este año, además, no tenemos la bonificación de los 20 céntimos por litro de carburante. Y por último, la próxima cosecha se espera malísima, tanto en Andalucía como en Extremadura, Castilla la Mancha, Cataluña o Valencia, porque en mayo muchos olivos tiraron al suelo la aceituna por estrès hídrico, es decir, por falta de agua y exceso de calor», declara Cortes.

«Dicen que el precio del aceite lo determinará si llueve o no en otoño, pero -argumenta- los molinos ya están firmando los contratos con los productores a 8 euros el kilogramo. Por otra parte, el olivar que tiró la aceituna en mayo no va a dar más aceitunas hasta el año que viene. Si a eso se le suma el coste del transporte de la aceituna, su elaboración, el envase y el margen comercial, será imposible vender en los supermercados a menos de 12 euros el litro». El responsable de La Unión aclara que «en el caso de las cooperativas es diferente, ya que ellos elaboran las aceitunas de sus socios y venderán en función de cómo esté el mercado».

Niega, como han afirmado otras organizaciones agrarias, que sus previsiones de alza de precios sean una osadía «porque -esgrime- con los contratos a 8 euros el kilo para el productor, el margen comercial de almazaras y grandes empresas no va a ser sólo de 50 céntimos por litro». Sobre la posibilidad de que parte de la aceituna de mesa de Sevilla, norte de Cáceres y tierra de Barros en Badajoz se derive a almazara para hacer aceite, recuerda que en algunos sitios sólo tienen un tercio del tamaño normal. Adelanta en este sentido que «en la zona de Almendralejo no se va a vender aceituna de mesa porque se va a derivar a las almazaras».

Lamenta Cortés que los olivareros no hayan recibido las ayudas del Gobierno central por la sequía y el incremento de costes por la Guerra de Ucrania. «La falta de ayuda hará que el producto sea más caro y eso lo pagarán los consumidores. Los de menor poder adquisitivo comprarán aceite de palma en lugar de oliva porque es más barato aunque sea menos saludable. No parece -dice- una política muy progresista la del Gobierno central, ya que al no dar ayudas al olivar evitará que las familias con menos rentas consuman productos más saludables y que sólo sean las rentas altas las que se puedan permitir el aceite de oliva virgen extra».

Cristóbal Cano, secretario general de UPA Andalucía, ha declarado que «no es sensato ni razonable especular con los precios futuros que tendrá el aceite de oliva. Porque si nos ponemos a especular, ¿por qué no decimos que el precio llegará a 15 o 20 euros el litro? No tenemos una bola de cristal ni debemos jugar a ser brujos porque el precio dependerá de cómo acabe la próxima campaña y cómo evolucione la cosecha mundial. Hacer previsiones de subida de precios no conduce a nada positivo», en referencia a un posible acopio de aceite por parque de los consumidores.

«Lo que es seguro -dice Cano- es que nos encaminamos a una segunda mala cosecha. La media está en 1,3 millones de toneladas de aceite pero la de 2022-2023 ha sido la peor cosecha del siglo, con 660.000 toneladas, y no tenemos el mejor escenario para la próxima, que podría estar en torno a las 700.000 toneladas». En cuanto a la posibilidad de que parte de la aceituna de mesa acabe en las almazaras, asegura que «si es así, tampoco significará una aportación demasiado grande».

Cano rechaza que la subida de precios del aceite pueda beneficiar a alguien. «No es bueno ni para los agricultores ni para los consumidores. La escalada de precios tiene que ver con la mala cosecha nacional, un 60% inferior a la media, y el incremento de costes fijos, como los tratamientos fitosanitarios y la mano de obra».

A Juan Luis Ávila, biólogo, agricultor y secretario provincial de Coag en Jaén, le parece también una «irresponsabilidad decir que el precio del aceite de oliva llegará a los 12 euros en 2024. Es buscar un título fácil cuando no sabemos cómo va a evolucionar la cosecha, algo que dependerá mucho de si hay lluvias en otoño». A su juicio, «no se puede asustar a la gente porque estamos ante una situación puntual por la sequía»

Ávila recuerda que cada familia consume anualmente unos 30 litros de aceite de oliva, por lo que el incremento de precios que ha experimentado este alimento en el último años (algo más de tres euros el litro) supone anualmente algo más de 100 euros anuales a cada familia, lo que supone 30 céntimos cada día».

Subraya este responsable de Coag que «en la subida del aceite de oliva hay cero especulación. Se ha vendido a un ritmo normal todo el año pero más caro porque no había cosecha y los costes habían subido. El sector no ha acumulado producto para especular, sino que simple y llanamente hay más demanda que oferta de aceite. De hecho, no queda aceite en manos de los productores. Ojalá saquemos una buena cosecha en octubre y noviembre porque los agricultores estamos arruinados. Muchas familias llevan dos años sin ingresos».

Álvaro Olavarría, gerente de Oleoestepa, socio de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, admite que «no sé si el precio llegará a 12 euros el litro de aceite. En la segunda semana de agosto subieron los precios del aceite de oliva en los lineales de las grandes cadenas de distribución. La subida de precios tiene mucho que ver con la demanda. Ahora veremos si es inelástica y si a pesar de la subida de precios se mantiene la demanda o si, por el contrario, comienza a bajar».

Este directivo declara que «las expectativas de la cosecha para ese año son malas y sólo podrían mejorar si llueve». Afirma que los precios en origen se trasladan al consumidor. Si eso sigue así veremos un aumento de precios, pero si la demanda de aceite de oliva cae por los precios, podríamos ver cierta estabilidad».