Ruta literaria
Un paseo por el Cádiz romántico que fue inspiración para Goya, Haydn y Galdós
Enclaves como la Santa Cueva y el Café del Correo recuerdan la época dorada en la que la ciudad fue un foco de modernidad y liberalismo en España
Oratorio de San Felipe Neri, donde se promulgó la Constitución de 1812
Hubo un tiempo, entre finales del siglo XVIII y el inicio del XIX, en el que una de las ciudades más antiguas de Europa se convirtió en una de las más avanzadas del continente. En aquel cambio de siglo, Cádiz se reveló ... en un «singular laboratorio de experiencias», en palabras del profesor Alberto González Troyano , en el que se agitaron las tendencias que darían cuerpo a la política y cultura españolas del resto del siglo XIX, marcado por esas tensiones entre liberalismo y absolutismo, modernidad y tradicionalismo , cosmopolitismo y casticismo...
La ciudad vivía su edad dorada gracias al monopolio del comercio con América , dominada por una burguesía comercial de diferentes nacionalidades, alejada de los usos tradicionales y vínculos al latifundio de la aristocracia del resto de Andalucía, y que quería mostrar su pujanza económica no mediante el linaje, sino del lujo.
Por ello, los comerciantes gaditanos crearon valiosas colecciones de arte , que atrajeron a la ciudad a pintores como Goya ; grandes bibliotecas , que hicieron que Cádiz compitiera con Madrid en número de librerías, pero también en teatros , especializados en géneros que van de la ópera italiana al popular sainete; y el auge de los cafés y los periódicos como lugares de encuentro y debate de ideas.
Esta irradiación ilustrada alcanzó, incluso, al ámbito religioso, con la construcción del oratorio de la Santa Cueva , uno de los espacios más singulares de la arquitectura devocional en la España del XVIII y que parece anticipar la búsqueda de obra de arte total del romanticismo.
Alberto González Troyano ofrece un fresco de esos años en una esencial monografía: 'El Cádiz romántico'
Su máximo impulsor, el acaudalado sacerdote ilustrado y heredero del título de marqués de Valdeíñigo, José Sáenz de Santa María , cuidó hasta el más mínimo detalle el conjunto, a cargo de prestigiosos arquitectos, escultores, pintores —Goya se encargó de tres de los lienzos— e, incluso, la música, con el encargo a Franz Joseph Haydn , entonces el compositor más famoso de Europa, de una de las piezas que han terminado siendo una de las más destacadas de su producción: ‘Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz’ .
Rico y cosmopolita
De aquel Cádiz rico y cosmopolita «queda muy poco», reconoce González Troyano, autor del esencial ‘El Cádiz romántico. Un paseo literario’ , que ha publicado la editorial sevillana Athenaica en una edición que cuenta con una cuidada selección de grabados y pinturas de la época. Las colecciones de cuadros están diseminadas en grandes museos internacionales, como la que poseía el comerciante Sebastián Martínez —de quien su amigo Goya pintó un magnífico retrato—, que atesoraba obras de Tiziano, Murillo, Velázquez y Rubens , entre otros.
'Última cena' que Francisco de Goya pintó para la Santa Cueva
«Comerciantes como Sebastián Martínez comienzan a invertir en bienes suntuarios. Cuando se trae a Goya quiere demostrar que como no son aristócratas van a tener grandes colecciones de arte ».
La misma suerte que estas han corrido las bibliotecas, la mayoría de los cafés, los teatros e, incluso, la plaza de toros , pese a que, como sostiene este profesor de las universidades de Cádiz y Sevilla, «fue en esta ciudad donde los comerciantes se dieron cuenta que podían sacarle dinero a los festejos y convertir el toreo a pie en un negocio frente a ciudades como Sevilla, donde las corridas una cosa de favor que daba la aristocracia».
Primitivo flamenco
Lo mismo sucedió con el flamenco, como relatan en sus textos Cadalso y Jovellanos , recuerda González Troyano, donde personajes como El Tío Gregorio , al que hace referencia el primero, fueron los primeros en adecuar sus fiestas a los gustos de majos y señoritos.
A pesar de buena parte de él ha desaparecido, la huella del Cádiz romántico puede rastrearse en diversas zonas de la ciudad. Este profesor recomienda pasarse por el Museo de las Cortes para ver el gran plano en relieve que permite apreciar cómo era la ciudad desde finales del siglo XVIII hasta 1812, realizado en maderas nobles y conocido como la ‘Maqueta de Cádiz ’.
«Ofrece una visión estupenda de la ciudad en aquellos años, completamente amurallada, que se fortificó para hacer frente a los asaltos de los ingleses, como el de Drake , en el siglo XVII que vació la ciudad de aristócratas y la llenó de comerciantes, tras convertirse en 1717 en puerto de América . Este hecho salvó a la ciudad y le dio una vida extraordinaria, donde se ganaba dinero muy rápidamente y donde hay que estar muy informado del precio de las materias primas».
Las torres de Cádiz , algunas tan emblemáticas como la Torre Tavira —que cuenta con una cámara oscura— se levantaron precisamente para contribuir a satisfacer esa necesidad de información. «Se construyen para estar pendientes del puerto, porque la mercancía que traía un barco podía cambiar el mercado por la ley de oferta y demanda. La fortuna de muchos comerciantes estaba en que llegara o no llegara un barco».
Maqueta de Cádiz a finales del siglo XVIII realizada en madera, en el Museo de las Cortes
Junto al Museo de las Cortes está el oratorio de San Felipe Neri , lugar donde se gestó en 1812 la primera constitución española. Para este especialista no es ninguna casualidad que viera la luz en Cádiz.
«Es cierto que la invasión francesa hace que todos los elementos liberales terminen en Cádiz. Pero la Constitución no hubiera sido posible si aquellos no encuentran una ciudad ilustrada y liberal. Eso se ve en los episodios — ‘Trafalgar ’ y ‘Cádiz’ — de Benito Pérez Galdós y en los escritos de Bartolomé José Gallardo , que reunió rápidamente miles de libros en las librerías de la ciudad con destino a la biblioteca de las Cortes».
Cortes y manzanilla
Cerca del oratorio de San Felipe Neri se encontraba la taberna La Privadilla, a la que solía acudir el liberal Antonio Alcalá Galiano a tomar copas de manzanilla de Sanlúcar , «entronizada a finales del siglo XVIII». Ya no quedan tabernas de aquellos años, ni cafés cosmopolitas en los que se discutía de política, aunque, como señala González Troyano, pervive la lápida que señala la ubicación del ‘Café del Correo’ , en la calle Cardenal Zapata, 6.
Las torres, como la de Tavira, eran usadas en Cádiz para vigilar los barcos que llegaban a puerto
Pronto se vendría abajo en Cádiz todo ese mundo de tertulias de café, tabernas bulliciosas, primitivo flamenco, toros, ópera italiana y sainetes populares, donde la tirante convivencia entre lo castizo y lo cosmopolita , el majo y el petimetre, adelantarían las tensiones que se vivirían durante el resto del siglo XIX español.
«En el momento en que el monopolio de Indias cae y tras la invasión francesa, esos comerciantes buscarán otras formas de enriquecerse y comienzan a marcharse. Muchos de ellos se harán bodegueros en El Puerto de Santa María o en Jerez . Juan Nicolás Böhl de Faber , padre de la escritora Fernán Caballero , es un buen ejemplo de ello», relata este investigador.
Pero el legado de ese Cádiz castizo y cosmopolita aún puede revivirse en las obras de Galdós y Cadalso, los cuadros de Goya y la música de Haydn, porque, como señala González Troyano las calles de esa ciudad aquellos años «fueron el mejor medio para transitar de la ilustración al romanticismo, estimulados por una mentalidad liberal ».
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