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Crítica de teatro

La llama y el cortafuegos

Esta propuesta, en definitiva frágil y pespuntada, esconde una desmedida ambición

Un momento de ‘Las que arden’ Miguel Jiménez

Alfonso Crespo

‘Las que arden’ , obra autoconsciente, feliz y sonámbula plantea, quizás, si es posible (o suficiente) hacer teatro para poner en escena un estado de ánimo particular. Así, este asumido ‘patch-work’ que mezcla lo alto y lo bajo, la fría ... estilización onírica con el naturalismo sentimental , el ‘sketch gracioso e incluso la broma privada con el alegato místico y pseudo-político; esta propuesta, en definitiva frágil y pespuntada, esconde una desmedida ambición, que pasa por creer que ante el desgarro y la desgracia la mayoría de las personas reacciona de manera parecida, y por eso el teatro —aquí, de nuevo, doble del mundo— puede hacer las veces de analgésico general, incluso de viático hacia una atalaya desde donde avistar un nuevo comienzo.

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