La dualidad como inspiración y método

En este espectáculo Isidora O'Ryan nos sorprende abandonando su cello, que siempre la acompaña, y sumergiéndose con su hermana en el baile, o mejor dicho en el movimiento, que en el prólogo de la obra tiene unas características y estéticas muy contemporáneas. Su voz, bien timbrada y melodiosa, si se puede escuchar en varios momentos, e incluso cuando su hermana Florencia hace la segunda voz.

Al inicio de la obra ambas aparecen ligadas por una gran trenza, que lían y deslían a su cuerpo, y sobre y entre la que bailan. En un primer momento dan giros y giros cogiéndose de esta gran trenza, como si fuera una mula en un campo de trilla haciendo circunferencias y pisando el grano. Por eso se puede escuchar el ruido de los arreos de las mulillas del campo y los sonidos del amanecer, mientras ellas giran y giran, hasta que sale a escena el cantaor Pepe de Pura para hacer un precioso cante de trilla que Florencia Oz con un singular zapateado que la gran falda que luce no nos permite ver, sólo escuchar.

El zapateado tanto del cante de trilla como luego el baile por soleá recae por supuesto en Florencia Oz cuya capacidad bailaora es mucho mayor a lo que se puede contemplar en esta obra, donde hay mucho más de movimientos y escenas que de baile. Aún así, se marca una emocionante soleá con la voz flamenquísima de Pepe de Pura y la siempre magnífica guitarra de Jesús Torres.

La segunda parte de la obra, con una estética que recordaba a los vestidos blancos y tocados de flores de algunas culturas latinoamericanas, es mucho más lírica y delicada, muy en el tono de sus antiguas creaciones, como 'Antípodas'. Llena de melancolía, el relato se desarrolla muy por encima del baile, al que se echa mucho de menos.

Una propuesta muy en la línea de estas hermanas chilenas, que en muchas ocasiones buscan y encuentran en su propia identidad de gemelas esa dualidad con la que quieren trabajan en sus creaciones. ''En este día, en este mundo' es sin duda básicamente un relato para dos, donde la emoción se escapa un poco y se echa mucho de menos el precioso cello de O'Ryan y sobre todo ver más baile de Oz. El tiempo dirá cómo evoluciona este estreno absoluto.